Capítulo 27: Los Hijos de Hades llegan al Campamento

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Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.

Corrige tus errores y sonríe al futuro.

Quirón se acercó a nosotras, sentado en su silla y con la manta en sus piernas. —Penélope, Thalía, Lady Artemisa y ¿Quiénes son ustedes?

Bianca dio un paso al frente. —Soy Bianca di Angelo, ella es nuestra media hermana Hazel (por parte de nuestro padre, al parecer) y él es nuestro hermano menor: Nico.

―Cuando conocimos a Hazel en el hotel donde nuestro padre nos mandó, ella se presentó ante nosotros y nos dijo que éramos hermanos ―explicó Nico. Las otras dos chicas, asintieron.

Hazel tomó la palabra. ―Una abogada vino por nosotros tres, hace unos... un año o algo así y estuvimos desde entonces, en una escuela militar, llamada West Over, allí conocimos a Penélope, Thalía, una chica llamada Annabeth y las Cazadoras de Lady Artemisa. Nos salvaron de un monstruo y por lo que hemos estado aprendiendo, no puedes decir los nombres de los monstruos.

―Eso es correcto. ―dijo Quirón sonriente ―Quiero que conozcan, algo que todos los campistas, deben de saber.

―Hum, disculpe ―dijo Bianca con respeto y algo de temor. ― ¿Realmente hay un palacio allí arriba, en el Monte Olimpo?

―Bueno, está el Monte Olimpo en Grecia. Y luego está el hogar de los dioses, el punto de convergencia de sus poderes, que de hecho solía estar en el Monte Olimpo. Todavía se llama Monte Olimpo, por respeto a las viejas costumbres. Pero el palacio se mueve, Bianca, tal como lo hacen los dioses.

― ¿Quieres decir que los dioses griegos están aquí? ―Hazel era maravillosa a la hora de fingir, mientras se rascaba la cabeza, como si estuviera confundida ― ¿Como... en América?

―Ciertamente. Los dioses se mueven con el corazón de Occidente.

― ¿El qué? ―Preguntó Nico confundido, rascándose la cabeza. Aunque mantenía la emoción, por todo el mundo que se estaba abriendo, delante suyo.

―Lo que ustedes llaman "Civilización Occidental". ―continuó Quirón sonriendo suavemente ―No cometan el error de creer que es sólo un concepto abstracto No, es una fuerza viva. Una conciencia colectiva que ha brillado durante miles de años. Los dioses son parte de ella. Incluso se podría decir que son su fuente, o al menos, están tan fuertemente atados a él que no podrían desvanecerse, a menos que toda la civilización occidental fuera arrasada. La llama comenzó en Grecia. Entonces, el corazón del fuego se trasladó a Roma, y ​​también lo hicieron los dioses. Oh, nombres diferentes, tal vez: Júpiter para Zeus, Venus para Afrodita, etc., pero las mismas fuerzas, los mismos dioses. Los dioses simplemente se mudaron, a Alemania, a Francia, a España, por un tiempo. Dondequiera que la llama fuera más brillante, los dioses estaban allí. Pasaron varios siglos en Inglaterra. Todo lo que necesitan para verlo es fijarse en la arquitectura. La gente no se olvida de los dioses. Cada lugar que han gobernado, durante los últimos tres mil años, puedes verlos en pinturas, estatuas, en los edificios más importantes. Y sí, de Por supuesto, ahora están en sus Estados Unidos. Miren el símbolo de poder de Zeus: El águila. Miren la estatua de Prometeo en el Rockefeller Center, las fachadas griegas de sus edificios gubernamentales en Washington. Los voy a desafiar a los tres, que encuentren cualquier ciudad estadounidense donde los olímpicos No se exhiben de manera destacada en múltiples lugares. Nos guste o no (y créanme, a muchas personas tampoco les gustaba mucho Roma), ―Hazel se resistió a gruñir o bufar, ante las palabras sobre Roma, ella era una hija de Plutón después de todo ―Estados Unidos es ahora el corazón de la llama. Es la gran potencia de Occidente. Y por eso El Olimpo está aquí. Y nosotros estamos aquí. ―los tres hijos del señor del inframundo asintieron. Quirón sonrió. Cambió su peso para levantarse de su silla de ruedas, su cintura se alargó, elevándose por encima de su cinturón resultaba ser la parte delantera de un animal, un caballo de un áspero pelaje blanco. ―Soy Quirón, un centauro, como pueden verlo y el entrenador de héroes. Hace ya muchos años... Lord Apolo vino a mi y me pidió entrenar a los primeros Semidioses (también llamados Mestizos): Hércules y Aquiles, como hijos de Zeus, Belerofonte o Teseo o incluso Helena de Troya, siendo hijos de Poseidón. Entonces, con el pasar de las eras, fui el maestro de muchísimos más semidioses a medida que la llama se movía de un lugar a otro... ―y fue lo último que escuché de ellos, pues fueron con Quirón, quien comenzó a enseñarles el Campamento.

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