Capítulo 15: Quien dice ser tu amigo.

193 13 0
                                    

Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.


Corrige tus errores y sonríe al futuro.

Yo estaba empuñando a Terraemōtus y Seismós, estaba vistiendo una armadura adecuada para mi talla (especialmente delantera, siendo yo tan grande como Clarisse, cosa que a ambas nos incomoda); delante de mí, estaba Luke.

Era un Luke con una posición relajada, un Luke con una mirada de bondad, cariño y calma, como la que me daba, antes de la gran revelación y verlo empuñando a Backbiter, mientras empuñaba sus espadas gemelas: O angeliofóros (El Mensajero) y en la otra mano, una espada llamada The Walker (El Caminante) — ¡YA! —Ordenó él, siendo le veterano a pesar de decirme una y otra vez, que yo era actualmente, la de mayor experiencia, pero eso no me importaba. Él fue mi primer amigo y él ordenaba el momento de comenzar este entrenamiento. Y nos arrojamos el uno contra el otro, comenzando un combate de esgrima, rápido e intenso.

Bloqueábamos mutuamente los ataques del otro, dejando que nuestros instintos nos invadieran, mientras intentábamos encontrar agujeros en la defensa del contrincante, pero con nuestros entrenamientos, eso era prácticamente imposible de encontrar.

Lentamente, nos íbamos bañando en nuestro propio sudor, que cubría nuestras patillas, luego se extendía por nuestro cabello, nos provocaba calor. El sudor acumulado en el abdomen y las axilas, se me hacía asqueroso, pero intentaba mantenerme concentrada en el combate contra Luke. Nos volvíamos más lentos, nuestros corazones bombeaban sangre al por mayor, respirábamos profusamente, sin nunca dejar de lanzar golpes y estocadas, sin poder encontrar la abertura en nuestro rival.

Chocamos una vez más y con algo de fuerza física en bruto, empuñándolo con mi cuerpo (y una pisca del poder de Poseidón sobre la tierra firme), concentré la fuerza de la tierra, enviándola desde mis pies, pasando por mis piernas, (mi ingle), mi torso, hasta mis brazos y mandé a Luke a que cayera sobre su trasero. —Buen combate: Líder de los Mestizos Griegos.

— ¿Lo dice la heroína de las guerras contra el rey Titán y la madre Tierra? —Preguntó Luke, mientras respiraba agitadamente desde el suelo, al igual que yo.

—Nadie era capaz de darme un buen combate, en los años posteriores a que te marcharas. En ningún momento. Ni tan siquiera... los del Campamento Júpiter o los de Boston. —dije yo, sonriente. Me alegraba mucho, haber recuperado la amistad de Luke —Entonces: ¿Qué fue con esa misión tuya? Noto que falta una cicatriz.

—Fletcher... de la Cabaña 7. Él estuvo en mi grupo, tocaba un instrumento parecido a una guitarra, pero muchísimo más pequeño. Fue muy buena idea, que me acompañara, le pedí consejo a un chico... (un adulto actualmente) de la Cabaña 6, un hermano de Annabeth y aconsejó llevar a uno de los hijos del tío Apolo, pues podría dormir a las bestias. —ese último dato, me sorprendió —Así que... estábamos allí mismo, en el Árbol, delante de las manzanas, Ladón estaba a punto de atacarnos, pero Fletcher hizo dormir a Ladón y les robamos una manzana. Volvimos todos, volvimos sanos y salvos (y con las Hespérides arrojándonos rocas, chillando, furiosas con nosotros), quizás, de haber estado allí Zoë podría habernos echado una mano —y lanzó una carcajada divertida, ante el recuerdo.

— ¿Y Damian White? —Pregunté.

—No llamaste, hace seis días me recordó él y yo recordé la llamada al Campamento, por la Mensajería Iris. Solo asentí lo descubrimos, no fue tan... tan planificador como lo soy yo. Casi y parecía un hijo de Ares: Sin plan, solo lanzándose a lo que viniera. Lo desterramos a él y a sus compinches. No perdimos a nadie, gracias a los de la Cabaña 7 y a que eran muchísimos de la Cabaña 5, apoyando abiertamente al Campamento —se pasó una mano por el cabello, sonriéndome —hubieras visto a la novia de... Beckendorf... ¿Cómo se llamaba? Fue mi espía en la línea de tiempo pasada...

—Silena Beauregard —contesté yo y él asintió.

—La amistad con Clarisse y con tu otra novia... —pensó el nombre y chasqueó los dedos, sin poder recordarlo. Esto último, era algo que yo notaba fácilmente en él. Siempre pude leer a Luke. — ¡Nyssa, sí, eso! Entre ambas, la entrenaron a más no poder. Esa chica parece hija de Ares, te lo juro. Mató a dos de los traidores y malhirió al tercero. Los traidores han sido desterrados, pero varios semidioses han muerto. Los dioses estaban furiosos por la traición; tomaron un barco que habían preparado previamente, sin que ni Quirón, ni tu tía, ni nadie lo supiera. El barco se llamaba: El Amanecer de la Plaga. Tengo listo el Princesa Andrómeda, con la bendición de tu padre, cuando me digas que vayamos a cazarlos... —Y fuimos atacados por cinco Dracaenas de las cuales nos encargamos rápidamente, cercenando brazos, dedos, apuñalando en el cuello, decapitando directamente, apuñalando en la columna e impidiéndoles mover sus colas de serpientes y solo podían lanzarnos zarpazos, antes de volverse polvo dorado. —Siempre has sido un excelente esgrimista. —Tienen Hijos de Hefesto entre ellos, al menos dos y podrán crear varias Backbiters —dijo Luke mirándome, mientras bebíamos las últimas Coca-Cola de la caja y volvíamos sobre nuestros pasos, preparados para cualquier otro ataque enemigo y alertarle a Quirón del encuentro con las Dracaenas, que no eran autóctonas de estos bosques.

Yo le sonreía. Verdaderamente, me alegraba volver a tenerlo como un hermano de armas y mentor, lo agarré por el hombro, mientras sonreía. —Partiremos apenas tengamos el permiso para hacerlo...

—O nos escabulliremos. —fui interrumpida, mientras ambos saltábamos del susto, cuando dos mujeres se aclararon la garganta y nos girábamos, para ver a Thalía, bajo un pino, junto a Annabeth, ambas sonriéndonos.

Pero no eran sonrisas de amistad, sino de que ambos estábamos en problemas con nuestras novias. Annabeth habló. —No deberían de venir al bosque solos.

—Somos adultos en cuerpos de adolescentes y excelentes esgrimistas, mi princesa de los cielos —le dije a Thalía.

—Es solo un amigo, T —me burlé de sus celos, claramente inexistentes.

—No habla de celos, Sesos de Algas, —me dijo Annabeth, mirándome fijamente, hasta que recordó su traición y desvió la mirada, sin poderla sostener —hablamos de que tenemos que tener cuidado con el bosque, hay muchas cosas extrañas, desde que volvimos en el tiempo. Más peligros en el Bosque, muchos vuelven muy malheridos, de misiones que antes habían sido fáciles, argumentando enemigos muy poderosos, que antes no habían estado. Es obra de alguna deidad oscura y, claramente, no es obra de Hades.

—Hades es solo una de las muchas deidades oscuras y no quiero ni pensar en quien puede estar detrás de estos ataques —dijo Thalía muy asustada.

—Tengo una idea desagradable. —dije yo, consciente de que estaba pálida y temblaba un poco, tragué pesado y empuñé mis espadas —Las veo después, voy a estar entrenando.

El año entrante, sería claramente catastrófico.

Ahora más que nunca, teníamos que ir por el Vellocino de Oro, para fortalecer aun más las salvaguardas, si es que los monstruos se invocaban tan fácilmente dentro de territorio seguro, como lo era el Campamento.

El nombre del barco: El Amanecer de la Plaga, me resultaba desagradable nada más oírlo.

Era un mal augurio y yo había aprendido a odiar los augurios y profecías.

Corrige tus errores y sonríe al futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora