El Tatuaje

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Me desperté como al mediodía, algo dolorida aún de la ajetreada noche, mi esposo ya se había levantado hacia rato al parecer. Junté fuerzas y aparecí toda despeinada y con ojeras en el living. 'Hola gordo' - dije toda dormida. 'Hola mi amor' - dijo y se acercó para saludarme con un pico. Nos saludabamos con un pico al despertar porque como sabrán no todo es como en la tele que se despiertan y se besan como si nada, acá tanto ustedes como yo tenemos mal aliento, más si la noche previa bebimos cosas variadas je.

'Qué carucha, como estuvo?' - preguntó él mientras me preparaba un jugo para mí. Le conté de la fiesta, de TODO lo que bailé y algunas perlitas sobre gente que no conocía.

Me sonó una alarma en el celular, fuí muy dudosa a revisar que era porque realmente con algo de resaca no recordaba si había puesto o programado algo. TATTOO A LAS TRES. Y ahí me vino a la mente, había pedido un turno con mi casa de tatuajes favorita hacia un mes para hacerme el tatuaje del beso en la cola.

'Gordo!! Hoy me acompañas a tatuarme?? Es hoy, me había re olvidado' - le pregunté con mirada sorprendida. 'Uuuhh justo a la tarde tengo que ir a lo de mi mamá y después me voy a jugar al fútbol con los chicos, vuelvo tipo seis.' - me respondió. Bueno, no me molestaba eso, pero a veces me gusta que me acompañe a hacer algo distinto.

Siendo las dos de la tarde, él se fue, cómo si supieran que estaba sola, recibí dos mensajes, uno de Esteban y otro de Felipe. El primero era preguntando como estaba y si había llegado bien. El segundo un poco más tierno diciendo que le había encantado tenerme nuevamente.

'Estoy bien! Me duele todo el cuerpo, me destrozaron anoche jaja pero la pasé increíble.' - primer mensaje a Esteban, que mejor que halagar a un hombre después de haber cogido para alimentar su ego. 'A mi me encantó más que a vos' - segundo mensaje, otro halago y buena sensación para que piense en mí todo el fin de semana. Lectores, si tienen sexo con alguien, díganle siempre que son el mejor sexo y podrán repetir el menú cuando quieran.

Me dolían las caderas realmente, fuí a bañarme y palpeé mi concha y mi ano. La concha estaba normal, casi. El ano seguía abierto, no tanto pero estaba aún recuperándose de coger demasiado. Me di un buen baño reparador en la bañera, el agua caliente con espuma ayudó a relajar mi piel y mis huecos. Oh si, relax total. Se hicieron las dos y treinta, me sequé, me puse una colaless de encaje con hilo en la zona anal, una pollera corta de jean, musculosa con flores y unas zapatillas de lona de una marca muy conocida. Recogí mi cabello en un rodete, me puse los anteojos de sol, algo de perfume floral, dulce. Agarré la cartera y me fuí dispuesta a estar por lo menos una hora resistiendo los pinchazos de la aguja en mi nalga izquierda, total, ya sabemos que mi cola es resistente, o no?

Mi tatuador se llama Lucas, aunque le digo cariñosamente Luki. Es un chico muy simpático, respetuoso, de mente abierta y con el cual tengo total confianza. Obviamente siento cierta atracción hacia él por su onda y claramente por su cuerpo todo tatuado, si bien no tiene una contextura fisica que me intrigue, es más bien delgado pero maneja una labia y una sensualidad que llama la atención.

Llegué a las tres en punto a Rockin' Tattoo & Piercing. Un lugar que me encanta visitar. Todos mis tatuajes los hice ahí.

'Hola chicos!' - entré saludando sonriente. 'Paooo!' - me recibieron con un abrazo y agregaron: 'Qué linda que estás nena' y me envolvió una chica más bonita que yo, cubierta de tatuajes vestida con un minishort negro y una remera con una calavera en el pecho. Era Lucía, divina y super agradable. 'Sentate sentate, en unos minutos te llama Lucas y pasás' - dijo amablemente. Me senté y esperé esos minutos que pasaron en cámara lenta.

'Paolitaa, vení amor, ya estamos listos' - se oyó la voz de Luki desde el piso de arriba. Subí las escaleras y llegué a él, me esperaba listo para el trabajo, con su tableta en la mano para mostrarme como había diseñado mi nuevo tatuaje. Cuando vi el diseño no estaba muy convencida, pero como es habitual, te toman una foto de la zona a tatuar y después superponen el diseño para mostrar cómo finalmente quedaría. Me levanté la pollera y tomó la foto de mi cola e hizo la magia. Me encantó. 'Esta para sacarle fotos todo el día nena jajaja' - dijo bromeando. Y si, me encantaba estar de modelo y que me saquen fotos jaja.

Me mostró el diseño final, era una boca carnosa roja de mujer en mi nalga derecha justo en la mitad. 'Lo hacemos?' - preguntó. 'Sii, dale' - respondí. 'Bueno peti, acostate, subite o sácate la pollera y arrancamos.' - ordenó. Podría habermela subido pero decidí sacármela despacio y me acosté boca abajo con la cola bien parada lista para él y su aguja punzante.

Mientras iba avanzando entre pinchazos y pinchazos me preguntaba como me sentía, yo le respondía que muy bien. Sentía su mano izquierda separarme las nalgas y su derecha manejar la tinta con delicadeza y mucha precisión. Debo admitir que esto cada día me gusta más: Alguna parte de mi cuerpo desnudo en las manos de alguien ajeno a mi matrimonio. 'Che, te suena una reina de picas? Me dijo un flaco de la oficina que me quedaría mejor que el beso jaja' - pregunté haciendome la ingenua. Luki dijo: 'Sisi, tiene un significado especial igual'. 'Ah si? Ni idea, cuál?' - insistí tontamente.

'Las mujeres con un tatuaje así tiene dos interpretaciones: Que sos una hotwife,  es decir, una mina que tiene permiso del marido para tener sexo con otros hombres o que además de eso, tenés preferencia por los hombres negros.' - me explicó con total sinceridad y agregó:  'Te vas a querer tatuar igual? Cuál sos de las dos?' - riéndose mientras terminaba sus retoques en rojo. Yo lo miré de reojo,  me reí y le dije: 'Si, pero me lo voy a hacer donde se vea siempre, en la muñeca' - me reí de nuevo y agregué: 'No creo que me represente la parte de los hombres negros así que...'. Abrió los ojos y se quedó en silencio, ahí se dio cuenta que yo sabía muy bien el significado.

Me puso un protector en la cola y me pude poner la pollera. Me puse boca arriba, extendí mi muñeca y dudé: 'Se puede mejor acá?' - señalando mi pelvis en la altura del elástico de la colaless. 'Si querés...' - dijo con entusiasmo.  Me saqué otra vez la pollera y esta vez abrí las piernas, me recosté sobre mis codos y observé todo el proceso.

Con una elegancia total, bajó mi colaless y dejó cubierta sólo la zona genital. Tengo que reconocer que me gustó y que mis vellos púbicos empezaron a emanar su aroma característico a mujer caliente.  Hizo su trabajo con total soltura, más de una vez quedé sin nada y si bien me la miró,  notó la babita asomando, no dijo nada, me miraba y sonreía picaramente.

Una hora después,  ya estaba vestida y yendo a comprarme corpiños. Tenía a falta de uno, dos tatuajes sexys y muy provocativos.

Llegué a casa, me saqué los protectores,  me quedé sólo con la colaless y dejé que mi piel se ventilara.

Mientras fumaba en el balcón,  sumergida en mi mente,  un 'Qué cola morocha!' - desde otro balcón,  me hizo darme cuenta que estaba así vestida.

Entré rápido y me puse a pensar, agarré el teléfono, apunté la cámara al espejo, incliné la cola para que se vea y tomé varias fotos.  Luego me acosté,  me saqué la colaless y me tomé varias fotos del otro tatuaje. Todas muy sugerentes y sexys.

Busqué en mis contactos, elegí la foto que mejor salia mi cola con ese beso rojo y se la envié a Marcelo, Victor y Esteban con la leyenda: 'Qué opinan amores?'.

Sólo recibí halagos como esperaba. 'Y de este?' - adjunté la foto de mi pelvis y parte de mi cresta de vellos púbicos donde se veía perfectamente la reina de picas con la Q blanca dentro.

'Tremendo peti, riquísima, me encanta, te cogería tanto ahora mismo' - Ese fue Marcelo. Me reí y le mandé por privado: 'Asi que me volverías a coger? Me gusta esto'. 'El lunes te busco y hablamos.' - mandó tajante.  Frené el chat y esperé hasta el lunes. Yo ya tenía mi insignia guerrera marcada en la piel para toda la vida.

A mi esposo le encantó el beso en la cola, la reina de picas si bien me dijo que le pareció sexy, al no saber su significado no lo convenció del todo. Muchos capítulos adelante lo sabría,  ya vamos a llegar. Noté que no me dió importancia,  como distante,  seco y sin amor, me trató así todo el fin de semana. Intenté darle una mamada para no dejar la llama apagada pero no se le paró. Algo le preocupaba y no me lo decía. Me fuí a dormir el domingo enojada, sola y aburrida,  quería un hombre que me haga de todo y en casa, en esos momentos,  no lo iba a tener.

Días de OficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora