Agustín

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En Abril tuvimos con mi esposo los encuentros sexuales más íntimos. Dejamos de lado el rapidito y pasamos a la intensidad de la pasión en el lecho matrimonial. Horas y horas de sexo crudo y de devorarnos mutuamente. Mi esposo me amaba de una forma distinta y mi amor por él había mutado a un entendimiento más profundo,  que iba más allá de lo común.

Había perdido la noción del tiempo viviendo en un romance eterno. Todo era perfecto, o eso creía, tiempo después me daría cuenta que mi forma de amar había llegado tarde, impuntual y el amor no espera a los impuntuales.

Una fresca mañana de finales de mes, empecé a notarlo distante, ocupado, inmerso en sus asuntos. Practicamente fuimos de a poco tornandonos esos compañeros de cuarto, desconocidos y no entendía el por qué. Me mataba pensar en los motivos. Estabamos perfecto, por qué esa perfección no es duradera, por qué lo lindo tiene un final anunciado?

Dejé pasar unos días hasta que no aguanté más. Entró al cuarto como de costumbre una tarde de sábado, yo me había quedado en casa sola y me puse a mirar la tele. Él llegó del gimnasio, cansado por el ejercicio. Entró y me saludó cordial. 'Hola' - raro en él después de reconciliar nuestro amor y fortalecerlo en todas sus aristas durante tantos meses. 'Hola' - le devolví inconscientemente la misma frialdad. 'Te pasa algo?' - me dijo en tono atacante. 'No... estoy bien' - le respondí y mi voz empezó a ponerse un tinte nerviosa. Revoleó los ojos, como molesto y se acercó a mí. Se sentó en la cama y me preguntó: 'Qué te pasa? Contame'. Traté de aguantar mis emociones y le respondí, dolida: 'A vos te pasa algo y no me estás diciendo, no estás igual que siempre desde hace unos días.' y ahí abrí una puerta que estaba cargada de cosas, situaciones, problemas. 'No me estoy sintiendo igual desde hace meses. Me encanta estar juntos, organizar nuestra vida, intentar amarnos, pero noto que no es lo mismo desde ese entonces' - refiriendose al video y agregó: 'Me quedo intranquilo, confundido, pienso todo el tiempo'. 'Qué pensás? Decime' - le insistí tomandolo de las manos con mis ojos a punto de estallar. 'Que esa vez no fue la única. Cómo que me di cuenta de muchas cosas en el último tiempo, muchas actitudes que tuviste que me hicieron despertar de lo que parece haber sido un largo sueño que se me transformó en una pesadilla de la noche a la mañana.' - me lanzó a quemarropa y para finalizar el golpe de gracia dijo: 'Vos me dijiste la verdad o hiciste más cosas en ese tiempo?'. Lo miré, mis ojos cubiertos de lagrimas contenidas tan solo por no parpadear. Me tomé unos segundos, miré hacia abajo, pestañeé y mis gotas caían por mis mejillas. Asentí con la cabeza. Entré en una crisis de nervios y le conté todo desde el primer día. Facilmente, estuve con casi cuarenta hombres y tuve sexo el triple de veces desde que empecé a trabajar. Pocas veces me cuidé sin darme cuenta lo mucho que lo dañaba todo esto. Me sentí en un pedestal como una diosa del sexo y el erotismo y descuidé a mi terrenal amor mortal. Estúpida me hizo el regalar mi cuerpo al mejor postor todos esos tiempos. Lloré, no por dar lástima sino porque al fin podía liberar todos mis demonios, esa carga que hacía que me doliera el cuello todos los días y tuviera que mirar por encima de mi hombro tantas veces. 'Yo te amo Agustín y voy a entender cualquier decisión que tomes y la voy a respetar porque lo que quieras va a ser lo que me merezca. No te merezco y aprendí que la cruda verdad es esta, te fallé como amor, como compañera y como esposa.'. Ahora solo me quedaba esperar su reacción.

No fue inmediata, la convivencia se basó en el silencio absoluto y en mis tontos intentos de acercarme a él. Ya no compartiamos la cama, yo dormía en el sillón y él a veces dormía en el departamento. Cada vez menos tiempo juntos, cada vez menos amor.

Finalmente, un quince de Mayo, decidimos separarnos. Entendí que su felicidad estaba por encima en este momento y había que priorizarla. Cuando estás dañado, te das cuenta que el daño al otro se cura con amor y yo no tuve ese amor para darle, me lo guardé para mí y me escondí superficialmente en los placeres carnales a los que fuí indirectamente inducida. Mi hormonal pasión me llevó donde quise pero nunca lo incluí, tal vez si era sincera desde el día uno, todo habría sido distinto. La costumbre, la monotonía terminó matando al placer del amor que todos perseguimos alguna vez en la vida.

Completamos el divorcio un mes después. Mi depresión no me hizo dar cuenta que la vida te da segundas oportunidades respecto al amor. Siempre busqué amor donde no debía y siempre lo encontré donde no lo buscaba. 

Comencé a sentirme con fiebre, caída, mi cuerpo adolorido una mañana de Junio, fría. Me dirigí a la clínica más cercana para atenderme en lo que entendí sería algún tipo de gripe producto del invierno y mi descuidado estado anímico. La verdad es que toda la situación me hizo perder unos kilos y practicamente solo salir de la cama para ir a trabajar. Ya no era la mujer resplandeciente, la femme fatale. Era una mujer cansada de haber caminado en el sentido contrario tanto tiempo dejando atrás todo un futuro de amor.

'Te vamos a tomar una muestra de sangre para hacer unos analisis de rutina' - escuché la voz de la médica mientras la fiebre me hacía dar vueltas todo. Vomité en plena sala de guardia. Realmente, estaba devastada fisica y animicamente.

Esperé paciente las dos horas que llevaba que estuvierna los resultados. Me llamó la médica y me dio las noticias. 'Te tengo que explicar los resultados' - me dijo. Abrí los ojos en señal de preocupación. 'No, no te alarmes, son buenos' - me calmó. 'No hay ninguna infección a nivel sangre asi que lo más probable es que se trate de un virus estacional que haya impactado fuerte producto de la leve anemia que estás padeciendo.' - entendí que esto era un gripe común y corriente pegandole a una mujer fragil y vulnerable. 'Además... tenés que descansar, alimentarte bien porque estás esperando un bebé' - me dijo y quedé en shock. Me mostró los resultados, estaba embarazada. Lloré y entendí que todas las vueltas de la vida me habían llevado a ese momento. A gestar a una criatura a la cual le daría todo mi amor y sería incondicional como no pude serlo con nadie más.

Eventualmente, se lo comuniqué a él. Le dije que estaba esperando un hijo suyo y era verdad, no había tenido sexo desde Marzo con alguien que no sea él. Extrañamente se alegró, sacó su lado más amable y garantizó ser un padre presente. La vida hizo que mi ex esposo se convirtiera en un actor principal por el resto de mi vida.

A veces la vida nos pone siempre las mismas almas en nuestro alrededor, hay que saber mantenerlas cerca a las que nos hacen bien. Yo no exigí que él se hiciera cargo, sólo le di la noticia y que lo cuidaría y amaría a ese bebé con el alma. Él me aclaró lo mismo, sería el mejor papá que esa criatura pudiera tener. Ya no hay amor entre nosotros, pero lo que nos queda, será para ese bebé que empezará a patear en mi vientre en un tiempo.


Días de OficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora