Super Héroes - Parte 2

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Mateo y Jazmín eran amantes, eso se notaba a lo lejos, ella en sus dulces veintidós y él casi con tres décadas más,  disfrutaba de una mujer que despierta interés en todos.

Allí me encontraba, compartiendo con ellos unos tragos mientras la música sonaba fuerte, las miradas pasajeras nos relojeaban desde los pies hasta la cabeza  y ellos estaban un poco más pegados y conversaban acaloradamente.

Disimuladamente observé como él jugaba dentro de ella con sus dedos por debajo de la mini de enfermera y la envolvía con su capa tratando de mantener secreta esa interacción tan corporal que estaban teniendo. Yo bebía mi pinta mientras miraba hasta que noté sus miradas hacía mí.

Mateo sacó sus dedos y desenvolvió su capa. Jazmín se acomodó la minifalda y se acercó a mí: 'Estas bien?' - me dijo, y yo solamente miraba su boca gruesa y su pelo rubio caer sobre sus enormes tetas. Asentí con la cabeza. Me miró fijo unos segundos como examinandome,  seguí su mirada recorrer todo mi cuerpo, se acercó a Mateo,  conversó con él y volvió hacia mí: 'Querés venir con nosotros? Nos gustaría saber si tenes ganas de relajarte un rato.'. 'Si... ' - dije totalmente embobada por su espíritu indomable, me agarró de la mano y cruzamos los tres todo el salón hasta salir por una puertita trasera a un enorme lugar al aire libre. La brisa de la noche me espabiló levemente y vi como Jazmín sacaba un cigarrillo de esos y comenzaron a fumarlo. Me ofrecieron pero me resistí,  nunca había ido por esos caminos y no quería sucumbir para ni perderme detalles. Ella me abrazaba la cintura y me acariciaba la cola, yo me dejaba sumisa envolver y sentir sus uñas rozar mis glúteos,  Mateo nos acariciaba a las dos, se acercó y dijo: 'Besense para mí hermosas'. Nos reímos y ella accedió sin esperar mí respuesta,  me pasó la lengua por la boca hasta bajar al centro de mis pechos, me dió vuelta, levantó mi minifalda y me dió un jugoso y certero beso negro. Por Dios, enloquecí de placer. Me volteé enseguida y comencé desaforada a besarla y manosear sus enormes pechos.  Ella se relajó y se dispuso solo a gemir.  Mateo sacó su verga en la oscuridad y nos hizo agachar.

Jamás había compartido una mamada con nadie y se sentía excelente. Se me mezclaron las sensaciones y me hacía volar de lujuria. Ver a Jazmín llenar su boca enorme de esa verga grande,  jugosa y llena de venas mientras yo succionaba apasionada sus huevos calientes para que luego ella se la sacara de la boca,  lo masturbara mientras nos besabamos y después dejaba de besarme solo para meterme la pija en mi boca, era un ida y vuelta digno de una película triple x. Lo más bizarro era que una enfermera rubia y tetona y una piloto de avión morocha y culona le estaban devorando la pija al zorro en un lugar oscuro a la luz de la luna. Dios, estaba empapadisima y se que accedería a lo que fuera a partir de ese momento.

Jazmín hizo un movimiento y me levantó,  Mateo me tomó de los muslos y me levantó sobre él y comenzó a besarme y manosearme. Ella se puso por detrás,  se puso en cuclillas y comenzó a lamer y besar mi ano con fuerza y mucha saliva y tomaba con su mano la pija de Mateo e intercalaba chuparme el culo, chuparle la pija y frotarme la pija por el ano. Yo giraba del placer y no podía parar de gemir,  no gritaba pero jadeaba constante con los ojos cerrados. Creo que estaban por invitarme a salir de esa fiesta y seguir lo nuestro en otro lugar cuando se escuchó la puerta y nos interrumpieron. 'Petii, te estábamos buscando' - era Marcelo, el policía y Thor. No me dieron tiempo de acomodarme demasiado. Jazmín me dijo: 'Después te buscamos,  no?', los miré y les dije: 'Por favor eh'.

Marcelo y Gabriel me tomaron de las manos y me llevaron con ellos hasta el centro del salón. Bailamos sensualmente durante unos veinte minutos, nos divertiamos hasta que Marcelo habló con Gabriel,  no logré entender lo que dijo y se fue. Gabriel se acercó y me dijo mientras me abrazaba por detrás y pegaba su dureza en mi parte baja de la espalda: 'No sabes las ganas de mostrarte el martillo y ver si podes levantarlo, si sos digna jaja'. Lo miré de reojo y con voz sexy respondí: 'Me parece que se está levantando, no?'. Me tomó de la mano y me llevó rápido hacia un cuarteto atrás de la barra: 'Ahora sii bebé'. Me sentó arriba de un mueble y desabrochó su pantalón, sacó una verga rosada, enorme, parecía un salchichón cargado de músculos, se acercó a mí,  tomó mi mano mientras le miraba toda su virilidad y la llevó a que se la agarrara. Mis dos manos no alcanzaban,  me sobraba casi media verga,  por favor, ese calor que largaba aún estando media flácida,  lo miré y me dijo: 'Veamos si podes hermosa, tengo ganas de tu boca desde que te vi la primera vez'. Desafiante mi mirada, lo quedé mirando y pensando si mis actividades habían ido - ya sea en un circulo menor - de boca en boca, si tal vez era considerada la zorra de la oficina... Tenía todavía algunas dudas pero me sobraban ganas de probar esa pija gorda y si era lo que yo pensaba, y si me agachaba y se la mamaba, lo confirmaría por siempre.

Dudé, si, me gusta ser así de libre, de puta digamos, pero de ahí a tener el cartel,  no sabía si estaba preparada. No les voy a mentir, que te tilden de la come vergas, la come hombres,  es un arma de doble filo porque me mirarían todos con esos ojos pero también sabrían lo fácil y peligroso que sería caer en mis encantos.  Una puta bonita con aire angelical es un plus a mi historia,  es como dicen, hazte la fama y échate a dormir.

Comencé a presionar su tronco y masturbarlo,  sentía como se iba endureciendo todo su diámetro, me bajé del mueble y lo subí a él con un gesto de mi mano. Llevé mi boca justo hasta quedar arriba de su gigantesca cabeza rosada y de toda la saliva que había juntado, la dejé caer, empapando todo hasta la mitad de su tronco. Ya lubricada, comencé a pajearlo más rápido,  estaba casi toda dura y ahí abrí grande mi mandíbula y me introduje suspirando, casi como tomando aire sus babeados centimetros dentro mío. Hice mucho esfuerzo y sólo mi garganta profunda cubrió la mitad, esta verga era muy, tal vez, demasiado grande pero el sabor que tenía,  hizo que mis líquidos bailaran en mi concha y comenzarán a salir por mi tanga. Me agarró de la cabeza entera solo con una mano, para que se den una idea de lo grandote que es, me sostuvo y me empezó a coger la boca moviendo la pelvis arriba y abajo hasta que le pegué suave en la panza haciendo el gesto de que frenara. El ruido que hizo mi garganta cuando me la sacó de la boca fue vergonzoso pero supe recomponerme haciendo un ruido de satisfacción como cuando tomás una bebida fría una tarde calurosa de verano.  Eso le encantó.

Pudo ver entre la intermitencia de luces que se filtraban por la ventanilla esmerilada y opaca, un enorme hilo de su jugo colgando de mi boca hasta su tronco. Lo miré fijo mientras acariciaba mi cabeza,  dándome su aprobación y decía: 'Marcelo tenía razón,  la chupás como los dioses'. Mi cara se torno confundida por un instante,  porque él me busco por el famoso cuento de boca en boca que en este caso, la secretaria de Aero Cargo, era muy buena chupandola y yo ahí,  ebria, excitada, en cuclillas, sumisa, mantuve mis ojos fijos en él y mientras me decía todo eso,  absorbí como un tallarín delicioso todo su hilo y me lo tragué.  Me levantó y me sentó sobre él, quedé sentada sobre la calidez lubricada de su grueso tronco. Abrí mi cartera, saqué un condón y se lo puse con amor. Eso lo enloqueció. Yo no sabía que un forro se estiraba tanto,  ahora lo sé. Me corrí la tanga para un costado,  la acomodé con mis manos y dejé que me penetrara suavemente hasta tenerla toda adentro y largué un grito de placer que estoy segura que del otro lado,  si estaban preparando un trago, lo habrían escuchado.

Mi suelo pelvico resistía sus fuertes empujes y sentía su calor pulsando dentro mío con tanta pasión salvaje que me resultaba difícil mantenerme callada. Si, esa noche, me recibí de gritona sexual. Giraba de placer en esa montaña rusa de sexo vaginal brutal y fugaz, sentí su fuerza golpearme el perineo duramente y mi clitoris ensancharse con la fricción, me mojé tanto que estaba desaforada de lujuria.

Metí mis manos en mis pechos y los descubrí para que saboree mis pezones erectos y húmedos de la salada transpiración a la que me sometía su calor corporal. Aaaah, su lengua, arenosa, áspera,  su aroma subiendo por mi abdomen e impregnarse en mis fosas nasales. Por Dios,  que bien que me coge Thor.

Me tomó de las nalgas,  me las separó en el ajetreo y comenzó a cogerme con una velocidad impensada. Cinco minutos donde no paré de gemir a los gritos hasta que me dijo: 'Ya acabo, ya acabo!'. 'Llename toda papi' - le dije con voz de puta. Mmmmmmm. Me presionó contra él y sentí el calor de sus testículos en mis glúteos y como se vaciaban después de un episodio tenaz y despiadado de sexo rápido,  casual y salvaje.

Nos besamos,  me bajé,  me acomodé la tanga. Por favor,  ardida estaba, de tanta verga y de las ganas de acabar que estaba empezando a tener. Abrí la puerta, roja de lujuria y salí a la fiesta a seguir buscando placer. Esta noche,  recién empieza.

Días de OficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora