Yo - Conclusión

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Cumplí mi octavo mes de embarazo. Me gustaría enfocarme en esta pequeña criatura que crece en mi vientre. No tengo con exactitud palabras para describir mis emociones. Me da incertidumbre,  miedo ser mamá soltera. 

El primer trimestre fue un caos, náuseas y una irritabilidad constante impropia en mí. Sobrevivi a ello. Aunque sea pronto para pensar en nombres, yo ya los tengo: Jazmín si es nena y Felipe si es nene. No me odien, son personas que me marcaron fuerte en mi vida este último tiempo y de las cuales aprendí que hay distintas formas de amar.

El segundo trimestre mis hormonas enloquecieron y me practiqué las más salvajes masturbaciones, sin ayuda de nadie. Estaba sola en el departamento que alguna vez fuimos una pareja feliz. Junté todos mis ahorros y con ayuda de mis padres, logré comprar mi propio departamento en la zona céntrica donde estaba viviendo. Piso diez, departamento F, que coincidencia,  no?

Es un tres ambientes,  amplio. Dos habitaciones,  un living comedor luminoso, una cocina modesta con un lugar para lavar ropas y secarropas. La enorme puerta ventana que da al balcón me brinda unos atardeceres de película. Al ser un piso tan alto,  corre una brisa fresca todo el tiempo. Estoy contenta.

Pasados los quince días tenía que hacerme un control con ecografia. No duré mucho la verdad, mi panza estaba enorme y si bien no quise saber el sexo de mi bebé, estaba rondando los tres kilos de peso y estaba super saludable. Después de una explicación donde me dieron a entender que mi bebé no crecería más en mi vientre,  mi medica sugirió adelantar el parto por cesárea. Acepté y ese mismo día acompañada de mi mamá nos internamos en la clínica céntrica.

A las cuatro y once de la tarde nació Jazmín. Una hermosa y saludable beba de piel blanca y extremidades rechonchas. Entendí al tenerla en mis brazos que había encontrado el amor que siempre había buscado.

'Mamá... Yo soy tu mamá y siempre te voy a acompañar y cuidar. Te amo mi dulce Jazmín.'  - le dije mientras tomaba su pequeña mano y la envolvía con la mía. Rebozaba de felicidad. Gracias Dios, me equivoqué tanto pero aprendí mucho y todo lo haré para ella y por ella.

Increíble ser madre, me siento estupenda. No parece fácil pero lo voy logrando. El primer año pasó y ella crece y crece. Sacó los ojos del papá y mis facciones. Es hermosa,  estoy profundamente enamorada de mi hija.

En el segundo año, dediqué mi tiempo entre trabajo, niñera y finalmente a buscar escuela de nivel inicial. Conseguí por recomendación y por ser ex alumna,  lugar en mi antigua escuela. La calidez de todos ayudó a que termine de decidirme.

El tiempo pasa rápido y aquí estoy,  a una semana de que Jaz empiece el jardín.

Reflexioné sobre todo el último tiempo. Aún sigo trabajando en el aeropuerto,  me va bien, soy asistente de gerencia,  tengo un buen salario y mis horarios ayudan a la crianza de mi hija. De Felipe no supe mucho más que, se casó y tiene un hijo casi de la misma edad que mi hija. Me alegró saberlo,  de verdad. Jazmín es la madrina de mi hija,  nos vemos al menos tres veces por semana. Algunas veces hacemos el amor y dormimos en mi cama aunque se haya blanqueado que somos amigas amantes pero no pareja. Agustín, mi ex esposo es un padre muy presente. Siempre me acompaña y está cada vez que tiene tiempo, para ser parte de la vida de nuestra pequeña Jazmín.

Mi vida sexual desenfrenada está muy escondida en algún rincón de mi mente, encerrada con llave y no sé dónde está esa llave.

Aquí estoy, primer día del jardín de infantes. Estamos en la puerta esperando a que ingresen para comenzar la adaptación. Jazmín entró caminando sin mirar atrás y yo quedé con los ojos llenos de lágrimas observándola. Pasarían dos horas hasta que volviera a mis brazos.

Me mantuve en la puerta, caminé un poco pero la sana angustia no me abandonaba. No conocía a los demás papás primerizos ni a nadie ahí afuera. De pronto, un papá se acercó: 'Estas bien?' - me dijo con total simpatía. 'Si.. es que me pone melancólica verla crecer tan rápido' - le dije entre lágrimas. Unas palabras más y nos quedamos esperando mientras nos conocíamos.

Martín es un papá soltero y rápidamente congeniamos. Comenzamos a juntarnos en tardes de juego en lugares neutros junto a otros papás para que los niños interactuen, sociabilicen y crezcan. Los papás hacíamos lo mismo. Formamos un grupo de ocho adultos,  Ana y Carlos,  padres primerizos a los cuarenta y cuatro, Esteban y Micaela de veintidos años, Emanuel y Francisca de treinta y ocho,  Martín de veintinueve y yo de veintiséis.

Con Martin era con quién más charlaba,  intercambiamos números y hablábamos todos los días, cosas normales como amigos. Noté que empezó a tirarme onda, la esquivé una y otra vez.

Hablé una noche con mi amiga Jaz y me dijo: 'Lo que pasa ahora es que vas a convertirte en una milf.'. La miré extrañada y le pregunté: 'Una qué???'. 'Una milf. Sos mamá, estás sexy y soltera. Más de uno te va a querer meter en su cama.' - me respondió y entendí que había pasado de ser una potente hotwife para empezar a transitar una nueva aventura: Ahora empezaré a explorar el camino de ser una MILF.

Historias sobran, no les conté todo y creo que habrá mucho que contar.

Un viernes invité a Martín y a su hijo a cenar. Luego de que los chicos se duerman, tomamos vino, le di dos vueltas a la llave y abrí esa puerta que hacía mucho había cerrado. CLACK, CLACK. La puerta a mi nueva vida sexual estaba abierta de par en par.... y todo empezó con un beso. Inhalar. Exhalar. Si Martín,  hoy vas a saber lo que esconde esta mujer devenida en madre. Me saqué la tanga por debajo del vestido y me subí sobre él.

Días de OficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora