twenty-five

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De alguna extraña manera, terminamos en la puerta de la casa. No había señales de vida de ningún ser viviente en casa a excepción de Nieves que corrió hacía nosotros cuando llegamos.

Las manos de Michael seguían enredadas a mi cintura como si estuvieran pegadas con pegamento y mis brazos enredados a su cuello como si el mundo se fuese a acabar mañana mismo.

- Espérame en tu habitación mientras le doy de comer a Nieves...- susurro dejando un casto beso en mi frente - Anda, relájate y ve...

Asentí tímidamente y luego, cuando me dispongo a subir la escalera, siento una cachetada en mi retaguardia que hace que un escalofrío recorra mi espina dorsal. 

- Eso a dolido como el infierno, Clifford - comente con enojo.

- ¡Eso no a sido nada en comparación con lo que te haré en cuanto termine con Nieves! - alardeo desde la cocina.

¿Quieres jugar, Clifford? Entonces juguemos.

- Te espero arriba, daddy.

Dicho esto, corrí escalera arriba y antes de que pudiera entrar a la habitación, Michael ya me tenia acorralada entre la puerta de esta y su cuerpo.

Su aroma era exquisito, una combinación de shampoo y perfume. Algo indescriptible, delicioso o tal vez perfecto, nunca podré describirlo de manera clara y precisa.

- Esa no es una palabra con la que puedes jugar, pequeña...- sentenció a pocos centímetros de mi rostro.

- ¿No? - cuestione con picardía.

- No...- afirmo mientras su voz se volvía ronca y áspera.

- Lo siento...daddy - sonreí bajando mis manos en suaves caricias por su abdomen.

- Basta Cassandra...- sentenció sumido en el vértigo del placer.

- ¿Es que, acaso no te gusta? - pregunté inocentemente.

Y no aguantó más, sus labios se unieron a los míos de una manera ruda pero delicada, como si su vida dependiera de aquel beso.

Mis manos bajaron hasta quedar en la hebilla de sus jeans y fue cuando las suyas, levantaron con rudeza, mi crop lanzandolo en algún lugar del pasillo.

Abrió la puerta del dormitorio con precaución mientras que con su brazo disponible afirmaba de mi cuerpo para no caer.

Sin despegar nuestros labios, nos adentramos al dormitorio en tanto rodeaba su torso con mis piernas y sus manos intentaban descaerse de mi sujetador.

- Menudo día en que decides usar el sujetador de doble seguridad...- masculla entre dientes. - Santa mierda Cassandra, quítate esto antes de que te lo arranque y lo rompa de una sola vez...

- Cuida tus palabras conmigo Clifford, no soy tu groupie, soy tu novia...- comente en reproche mientras soltaba el broche del sujetador.

Cuando la prenda cayo a sus pies, mi mirada rápidamente se dirigió a lo imperfecto que era mi cuerpo, lo pequeño que era, lo poco trabajado que estaba mi abdomen o lo grande que parecían mis brazos a veces. ¿Qué mejor momento para sentirse insegura cuando estas a punto de desvirginarte? 

- Buenos senos Cassandra, lastima que no hayan sido ellos los que me enamoraron...

Solo esas palabras. Solo 13 palabras bastaron para completar mi gran enamoramiento por el teñido de enfrente mio. 

summer rain ⛅ mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora