prologue

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2 de Noviembre.

6:20 a.m

Llamada Entrante: Número desconocido.

- Diga...- pregunte media adormilada

- ¿Cassy?, ¿Estabas dormida?, siento haberte despertado, es que el cambio de horario me tiene mal, no recordaba la hora que es en Sídney lo siento muc... - dijo aquella voz perfectamente reconocible.

- ¿Calum? - pregunte incorporándome exaltada en mi cama.

- El único e inigualable - bromeó él.

- Dios Santo pensé que nunca llamarías, estuve esperando una llamada desde que te fuiste, pensé que no querrías volver a verme después de lo mala que fui en el aeropuerto. La casa es tan tranquila sin ti, te extraño un montón Calum - dije casi llorando recibiendo como respuestas aquella dulce risa que tenia.

- ¿Como crees que no llamaría, pequeña? Eres como mi hermana, de no ser porque otra sangre fluye por tus venas, podrías llevar el apellido Hood - lo oí reír a través del teléfono.

- Dime que vuelves pronto, esto es un desastre, no se ni hervir agua sola, he salido a desayunar, almorzar y cenar desde que te fuiste. Dios Cal dime que vuelves pronto - suplique.

- Wow, creí que podías ser independiente. Me he equivocado - aunque no podía verle, sabia que sonreía - Estamos en un vuelo camino a Sídney, ve a esperarnos al aeropuerto, no vamos a tardar mucho - agrego con el tono afable.

- Esta bien, ¡Que emocionante! muero por verte, conocer a tu banda y todo, estaré ahí cuando llegues - comente sonriente.

- Más te vale enana, te quiero, nos vemos dentro de poco - elevó un poco esa peculiar risa suya.

-También te quiero Cal Pal, nos vemos - me contagio ligeramente su risa.

Llamada finalizada: Número desconocido.

Aquella llamada me había alegrado las vacaciones. Llevaba 10 meses sola en la casa y no podía independizarme si quiera un poco. Calum Hood, aquel chico moreno de 5 seconds of summer, era como mi hermano, era mi pilar fundamental, sin él yo era la nada misma. Eramos amigos, los mejores, casi hermanos, desde muy pequeños. Nuestras madres eran las mejores amigas del mundo, muchísimo antes de conocer a nuestros padres. Quedaron embarazadas cerca de la misma fecha y luego de nueve meses, nació quien es hoy Calum Thomas Hood y yo, Cassandra Marilyn Bower.

Desde muy, muy pequeños que compartimos absolutamente todo. Eramos inseparables, siempre juntos a donde fuésemos pero su trabajo y vocación lo fue distanciando poco a poco.

Cuando cumplimos los 18 hace un par de meses, la peor noticia golpeo la puerta de mi casa o la que en ese tiempo lo era.

Lois y Steve Bower sufrieron un grave accidente automovilístico en el que perdieron la vida, ambos, instantáneamente. Mis padres murieron el día de mi cumpleaños número 18 y fui la ultima en enterarme. En ese momento mi vida cayo a pedazos, y la única persona que estuvo ahí para sostenerme y recoger los pedazos uno por uno, fue el mismísimo Calum. Cuando me quitaron la casa por no ser la heredera, él estuvo ahí. Cuando me quede sin las becas del instituto, él estuvo ahí, cuando no tenia hogar, él estuvo ahí. Cuando me quitaron absolutamente todo, él estuvo ahí. Siempre estuvo ahí.

Ya que teníamos la mayoría de edad, con el dinero que ganaba Calum por la banda y yo por los trabajos que hacia, decidimos comprarnos una casa en los alrededores de Sídney, cerca de su familia. Joy, la madre de Cal, paso a ser mi tutora legal desde entonces. Cada vez que Calum se iba de gira, la casa quedaba completamente sola, como un tipo de cuidad fantasma. No sabia ni freír un huevo, porque estuve tan acostumbrada a que Calum lo hiciese por mi durante varios meses, que tuve que salir a comer fuera de casa hasta que el instituto acabara. La última vez que lo vi, fue hace diez meses atrás, en el aeropuerto, a punto de emprender su gira mundial. Debo admitir que no fue la mejor despedida, fui un tanto estúpida e irónica, pero insistió en quererme como a su propia vida hasta el último segundo en tierras Australianas.

summer rain ⛅ mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora