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Días después

Bajo el manto oscuro que cubría Asgard, Hela se enteró de una intrincada trama que se tejía entre los asgardianos. La diosa de la muerte convocó a todos los ciudadanos, exigiendo respuestas sobre el complot que se había gestado en las sombras del reino celestial.

En el centro del tumulto, Hela observaba con ojos penetrantes a cada asgardiano, buscando la señal de culpabilidad. El murmullo del miedo llenaba el aire cuando Hela, con un gesto imperioso, señaló a Elysia.

Hela: (señalandola) Tú...

Elysia fue arrastrada al centro de la atención, un blanco de la furia de Hela. La valquiria, amenazada con la muerte inminente, se arrodilló frente a la diosa de la muerte. Eldar, desde la distancia, temía lo que pudiera sucederle a Elysia.

Hela, con una sonrisa malévola, exigió respuestas una vez más.

Hela: (gritando) ¿Y? ¿Ahora me dirán quien creo todo esto?

Sin embargo, el silencio persistía entre los asgardianos. La amenaza de la muerte se cernía sobre Elysia cuando Eldar, movido por un impulso de valentía, se acercó rápidamente.

Eldar: ¡Detente! ¡El plan fue concebido por todos nosotros, no solo por ella!

Hela, intrigada por la intervención de Eldar, escuchó la explicación del joven asgardiano. Comprendió que el complot no era obra de un individuo específico, sino una sombría sinfonía de pensamientos compartidos.

Hela, con un gesto despectivo, dejó ir a Elysia, pero no sin antes lanzar una advertencia helada.

Hela: (malevola) Que esta sea la última muestra de insubordinación. La muerte acecha en las sombras, y aquellos que desafíen mi voluntad pagarán un precio mucho más alto.

A medida que los días avanzaban en Asgard, Hela se encontraba atrapada en una intrincada red de pensamientos, incapaz de olvidar la imagen de Elysia arrodillada frente a ella. La valquiria, aunque desconocida para Hela en su verdadera identidad, se había convertido en una presencia persistente en la mente de la diosa de la muerte.

Las noches traían consigo sueños inquietantes en los que la figura de Elysia se entrelazaba con sombras y destellos de un pasado que Hela no podía discernir. Cada vez que cerraba los ojos, la valquiria se manifestaba como un enigma que desafiaba la comprensión de Hela.

A pesar de su fachada indomable, la diosa de la muerte se veía perturbada por una sensación desconocida, una conexión que iba más allá de la simple confrontación en el corazón de Asgard. El destino de Elysia se entretejía con el suyo de una manera que desafiaba la lógica de la conquista y la sumisión.

Mientras Hela gobernaba Asgard con puño de hierro, el eco de la valquiria misteriosa resonaba en su mente, susurrándole que algo más estaba en juego, algo que trascendía las sombras del presente y se sumergía en los misterios del pasado.

Mientras Hela avanzaba con poder en el palacio de Odin, una sensación de supremacía la acompañaba. Al detenerse y mirar el techo adornado con un mural ficticio de paz, amor y armonía entre Odin, Thor y Loki, no pudo contener su desdén.

Hela: ¿Nadie me recuerda? ¿A nadie se le enseñó nuestra historia?

Hela: Mira estas mentiras ¿Paz y amor? ¿Acaso creen que Asgard fue forjado en esos valores? No hay verdad aquí.

Ejecutor se unió a Hela, ofreciéndole informes sobre Asgard, pero ella desvió la atención hacia la realidad distorsionada que Odin había creado.

Hela: Todo esto es un engaño. Odin... orgulloso de lo que tiene ¡avergonzado se su origen!

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora