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El tiempo, como una corriente inmutable, fluyó para Hela en la tierra. Los meses se deslizaron entre sus dedos, llevándose consigo los ecos de Asgard y los fragmentos de su pasado divino. Hela, ahora entre mortales, compartía su tiempo con Lily, tejida en una amistad que resonaba con la melancolía de lo que solía ser.

Hela: (Sonriendo) Lily, eres sorprendente. Nunca imaginé que disfrutaría tanto esto.

Lily: (Riendo) ¿Quién lo diría, verdad? Pero es genial tenerte por aquí.

Las risas y confidencias se multiplicaron, creando un lazo especial entre ellas. Sin embargo, entre los momentos compartidos, había una sombra de lo que Hela intentaba ocultar: la ausencia de Elysia.

Hela: (Pensativa) No puedo mostrarle a Lily mi verdadera naturaleza... no ahora.

Aunque Hela apreciaba la camaradería con Lily, no podía evitar encontrar similitudes que la transportaban a otra presencia, a otra alma que aún ocupaba un lugar profundo en su corazón.

Hela: (Para sí misma) Elysia...

A pesar de sus esfuerzos por ser una persona común y corriente, Hela se encontró atraída por el aura de Lily, que resonaba con una familiaridad que era tanto consuelo como tormento.

Lily: (Sonriendo) ¿Te gusta la música? Podríamos ir a un concierto.

Hela: (Asintiendo) Sí, suena bien. Aunque... nunca he ido a uno.

Lily: (Entusiasmada) ¡Perfecto! Ya verás lo divertido que es.

En ese momento, entre risas y planes terrenales, Hela se sumergió en la experiencia humana, mientras una chispa en su mirada revelaba que, incluso en la cotidianidad, la sombra de lo divino nunca la abandonaba.

***
Días después de abandonar los escombros de Asgard, Elysia y los asgardianos encontraron un refugio en un rincón apartado del universo, lejos de la sombra de Surtur y la destrucción. El lugar elegido era un planeta exuberante y lleno de vida, con vastos bosques, ríos cristalinos y montañas majestuosas.

La nave asgardiana aterrizó en un claro rodeado de árboles antiguos y criaturas extrañas. Elysia observaba con asombro el nuevo hogar que intentarían construir.

Padre de Elysia: (Tratando de animar) Este lugar será nuestro nuevo comienzo. Debemos adaptarnos y construir una nueva vida aquí.

Aunque las palabras de su padre buscaban infundir esperanza, Elysia no podía dejar de pensar en Hela. Cada rincón del paisaje vibrante le recordaba a su amada, y el dolor de la pérdida aún persistía en su corazón.

Elysia se sumergió en las tareas de establecerse en el nuevo planeta, junto con los demás asgardianos. Construyeron refugios temporales, exploraron los recursos disponibles y empezaron a cultivar la tierra fértil que les ofrecía este mundo virgen.

A pesar de la actividad constante, Elysia seguía sumida en la tristeza. Su padre intentaba animarla, recordándole la importancia de mirar hacia adelante.

Padre de Elysia: (Comprensivo) Elysia, este es un nuevo capítulo. Debemos enfocarnos en lo que está por venir y construir un futuro para todos nosotros.

Elysia asentía, pero en sus ojos se reflejaba la melancolía. A medida que los días transcurrían, exploraron más allá del claro inicial y descubrieron paisajes impresionantes, pero el anhelo por Asgard y por Hela no se desvanecía.

Elysia: (Para sí misma) Aunque construyamos un nuevo hogar, mi corazón siempre llevará la marca de lo que perdimos.

Mientras tanto, en algún lugar de la vastedad del cosmos, Hela continuaba su peculiar existencia en la Tierra, ajena al destino de Asgard y de Elysia.

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora