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Elysia, sola en la habitación, se sentía abrumada por la responsabilidad que ahora recaía sobre sus hombros. La presión de liderar Asgard y mantener el control sobre sus propios poderes la atormentaba. La súplica de su padre y la mirada de decepción de Eldar resonaban en su mente, generando un conflicto interno. Aunque deseaba la paz, temía que su conexión con Hela la hubiera llevado por un camino irreversible hacia la oscuridad.

Por otro lado, Hela, en su soledad, experimentaba un torbellino de emociones. Aunque se deleitaba en la sumisión de aquellos que desafiaban su autoridad, una parte de ella se preguntaba si la conexión con Elysia podría traer algo más que simple conquista. Un atisbo de inquietud se filtraba en su mente mientras reflexionaba sobre cómo el afecto de Elysia podría alterar sus planes. Sin embargo, Hela era maestra en ocultar cualquier indicio de vulnerabilidad, y su expresión imperturbable revelaba poco de sus verdaderos pensamientos y sentimientos.

Elysia avanzó con determinación hacia Hela, su corazón latiendo con fuerza. La oscura reina permanecía de pie, como una sombra imponente en la penumbra de la sala.

Elysia: Hela, necesito que me escuches. No quiero que todo esto se desmorone. Pero más importante aún, no quiero perder... no quiero perderte.

Hela (sin mirarla y con frialdad): ¿Qué es lo que pretendes, Elysia? ¿Acaso crees que puedes cambiar mi naturaleza?"

Elysia (sin inmutarse): No estoy tratando de cambiarte, solo quiero que entiendas que no estoy aquí por obligación. Estoy aquí porque quiero estar a tu lado, enfrentar lo que sea contigo.

Hela, finalmente volviendo su mirada intensa hacia Elysia, dijo con sarcasmo:

Hela: Nunca he obedecido una orden para no matar a alguien. ¿Crees que podrías manejar las decisiones que tomo?

Elysia, sorprendida, titubeó antes de preguntar: ¿Y eso te hace sentir poderosa?

Hela (la miró fijamente): Me hace ser quien soy. Si decides quedarte, acepta las consecuencias.

Elysia, a pesar de la incertidumbre, afirmó con determinación: "No importa lo que hayas hecho antes. Estoy aquí ahora, y no permitiré que enfrentes todo sola. Estaré a tu lado, Hela, no importa qué"

Hela, enigmática, aceptó sus palabras con un gesto apenas perceptible. Ambas continuaron su camino juntas, forjando una conexión en la oscuridad de Asgard, donde el destino incierto las aguardaba.

Con el paso del tiempo, Elysia se encontraba cada vez más cómoda en la presencia de Hela. Las lecciones se volvieron más fluidas, y ambas compartían momentos de complicidad durante sus entrenamientos.

En una tarde tranquila, mientras paseaban por los jardines del palacio, Elysia decidió romper la tensión que solía rodear a Hela con sus preguntas directas.

Elysia: Hela, ¿alguna vez has tenido un amigo?

Hela, sorprendida por la pregunta, desvió la mirada antes de responder.

Hela: Los lazos no son mi especialidad, Elysia. La soledad ha sido mi compañera durante mucho tiempo.

Elysia, con empatía, intentó abrir un espacio de comprensión.

Elysia: No tienes por qué estar sola. Estoy aquí, ¿no?

Hela no respondió de inmediato, pero una sombra de reconocimiento cruzó sus ojos. Aunque la distancia entre ellas no desapareció por completo, un pequeño puente se formaba lentamente.

A medida que Asgard se adaptaba a su nueva era, Hela y Elysia compartían más que entrenamientos. Sus charlas abarcaban temas más allá de las artes oscuras, y el lazo entre ellas se fortalecía.

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora