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La noche envolvía la ciudad, y Hela, aunque inmortal, comenzó a sentir una sensación desconocida: el hambre. La Diosa de la Muerte decidió explorar más sobre las costumbres humanas y optó por ir a un bar para saciar su apetito.

Al entrar, observó a la gente disfrutando de comida y bebida. Hela se sentó en una mesa, examinando el menú con cierta curiosidad. Nunca antes había necesitado alimentarse, pero ahora, quería experimentar esta parte de la existencia humana.

Camarero: (Amigable) ¿Qué te gustaría pedir?

Hela: (Pensativa) Trae algo que consideren delicioso aquí.

El camarero, un tanto intrigado por la aura misteriosa de Hela, le sugirió un plato característico del lugar. Cuando la comida llegó, Hela, con cierta cautela, tomó su cubierto y probó el bocado. La sorpresa y satisfacción cruzaron su rostro.

Hela: (Asintiendo) Interesante... muy interesante.

Disfrutando de la experiencia culinaria, Hela continuó explorando el mundo humano, descubriendo nuevas sensaciones que nunca había experimentado antes.

Hela se acercó a la barra y preguntó qué tomaban allí.

Hela: ¿Qué sirven en este lugar?

El barman le recomendó un whisky, que ella se bebió de un trago.

Barman: Parece que te gusta fuerte.

Fascinada, pidió otro, esta vez saboreándolo lentamente.

Hela: Este lo disfrutaré más.

Mientras disfrutaba de la bebida, miraba el licor y recordaba su corona, Asgard, su poder y, sobre todo, a Elysia.

Hela: (para sí misma) Te extraño tanto, Ely... Tantas cosas pasan por mi cabeza.

La música resonaba en el bar mientras Hela disfrutaba de su trago. De repente, se escuchó una melodía diferente, una voz cautivadora que provenía de un pequeño escenario. Hela dejó su vaso en la barra y, sin moverse, se volvió hacia el lugar de donde provenía la música.

En el escenario, una banda tocaba, destacándose una guitarrista y una talentosa cantante. La mirada de Hela se centró en la joven vocalista, y algo en su interior hizo que prestará especial atención.

La chica tenía ciertos rasgos que recordaban a Elysia, y Hela no podía apartar la vista de ella. Mientras la observaba fijamente, la cantante, que también notó la mirada intensa de Hela, chocó su mirada con la de la Diosa de la Muerte.

Hela no apartó la mirada, como si estuviera hipnotizada por la conexión momentánea con la cantante. La joven continuó cantando con pasión, y Hela seguía absorta en su actuación.

Cuando la canción llegó a su fin, la cantante se acercó al borde del escenario y, mirando directamente a Hela, agradeció al público por estar allí esa noche. Hela, dejando de lado su usual actitud indiferente, se sintió intrigada por esa joven que, por un instante, le recordó a alguien especial.

La joven cantante sonrió a Hela y le ofreció uno de los vasos de whisky que acababa de pedir.

Chica X: ¿Te animas a brindar conmigo? (preguntó con un tono amigable)

Hela, aún sorprendida por la repentina presencia de la chica, no respondió de inmediato. Observó el vaso que le ofrecían y luego alzó la mirada para encontrarse con los ojos de la joven, esos ojos que le recordaban a Elysia. La Diosa de la Muerte, entre la sorpresa y la nostalgia, asintió levemente y aceptó el brindis.

Ambas levantaron sus vasos y chocaron, sellando un encuentro inesperado en aquel bar lleno de música y misterio.

Lily: (sonriendole) Soy Lily...

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora