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Elysia, decidida a cambiar el rumbo de Asgard, se acercaba a Hela con argumentos que buscaban suavizar la brutalidad del reinado. Hela, en su trono, la miraba con una expresión de desinterés, pero Elysia no se detenía.

Elysia: Hela, ¿no crees que podríamos encontrar un equilibrio? No todo tiene que resolverse con muerte y destrucción.

Hela: (sonríe sarcásticamente) Oh, jovencita, siempre tan idealista. La muerte es mi arte, y no necesito equilibrio.

Elysia intentaba no mostrar su frustración, continuando con su propuesta.

Elysia: Pero, piensa en cómo podríamos ganarnos el respeto de los asgardianos, en lugar de temor. Podríamos ser adoradas como reinas justas.

Hela: (ríe) ¿Respeto? Querida Elysia, el respeto se gana a través del miedo. No hay otra forma.

A pesar de las respuestas sarcásticas de Hela, Elysia persistía.

Elysia: Pero, ¿y si gobernamos con compasión? Podríamos ser recordadas como las reinas que cambiaron Asgard para mejor.

Hela: (levanta una ceja) La compasión es para los débiles. No soy débil, y tú tampoco deberías serlo.

Aunque las palabras de Hela eran sarcásticas y desafiantes, Elysia no perdía la esperanza de tocar alguna fibra en el oscuro corazón de la Diosa de la Muerte. La danza dialéctica entre ambas continuaba, cada una tratando de moldear la perspectiva de la otra, aunque una muralla de indiferencia parecía separarlas.

Elysia, a pesar de sus esfuerzos, se sentía abrumada por la resistencia aparentemente inquebrantable de Hela. La frustración se reflejaba en sus ojos mientras intentaba encontrar alguna grieta en la fachada de la Diosa de la Muerte.

Hela, notando el desaliento en Elysia, decidió suavizar su actitud por un momento. Se acercó lentamente a ella, como si pudiera percibir la incomodidad en el aire.

Hela: ¿Cansada ya de intentar cambiar mi forma de ser, Elysia?

Elysia asintió, admitiendo su impotencia momentánea. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Hela le tomó el rostro suavemente y la besó, como si quisiera aliviar la carga que Elysia llevaba.

Hela: (con una sonrisa) A veces, las cosas no cambian tan fácilmente. Pero no te preocupes, querida, el juego aún no ha terminado.

Elysia se sintió dividida entre la tristeza y la sensación efímera de complicidad. Sabía que Hela no cedería tan fácilmente, pero por un momento, parecía que la oscura reina estaba dispuesta a darle un respiro. La danza entre ellas continuaba, llena de tensiones y misterios que solo el tiempo revelaría.

Hela: (compasiva) ¿Sabes algo? Si tu hubieras sido otra persona que... no me hubiera importado tanto, ya no estarías aquí haciendo esto.

Elysia: (confundida) ¿Qué? No... no entiendo.

Hela: (seria) Sí tu hubieras sido cualquier otra persona, y me trates de cambiar, yo ya te hubiera matado rápidamente.

Elysia: Eso... eso lo entendí. Lo que me confundió un poco fue que... dijiste que si fuera otra persona que no te "importara tanto". Eso quiere decir que... ¿Te importo?

Hela, con su característica sonrisa sardónica, soltó una risa breve antes de responder.

Hela: ¿Imporme? Querida, las personas importantes en mi vida son tan escasas como las estrellas en el firmamento. Pero sí, puedo admitir que tu valentía y terquedad me divierten de alguna manera. No muchos se atreverían a desafiar mi naturaleza.

Elysia, sorprendida por la respuesta, no pudo evitar sentir una mezcla de emociones. La revelación de Hela la dejó intrigada, aunque también consciente de que estaba en un juego peligroso.

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora