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Nunca me había preocupado por morir antes. Mi vida era demasiado básica y cotidiana como para pensar que en cualquier momento moriría de una manera grotesca.
En este mundo, pienso en mi muerte en cada momento. Ya casi se siente como un recuerdo. Sé que moriré en cualquier momento, pero llegar a este mundo me hizo preguntarme todos los días si mañana será el día en que moriré.
La vida sin la muerte no es nada. La muerte sin la vida tampoco lo es.
Recuerdo que, cuando estaba en secundaria, mi profesora de literatura era muy peculiar. Hablaba de la muerte como algo benevolente, como algo mágico y divino. Nos hizo una pregunta que me dejó pensando una vez.
¿Qué pasa si la muerte deja su trabajo?
Si todos los seres vivos que estamos destinados a morir no lo hiciéramos. Que nos apuñalaran quinientas veces hasta desfigurarnos, pero aún así, siguiesemos con vida. Porque la muerte ya no está con nosotros.
Entonces, después hizo otra pregunta.
¿Por qué la muerte regresaría a su trabajo?
La respuesta es más simple de lo que creen.
Por amor.
La muerte regresaría a su trabajo por amor.
Es increíble la manera en la que el amor puede hacer muchas cosas. Para mí, el amor, la vida y la muerte son conceptos complejos, pero al mismo tiempo son conceptos básicos que incluso llegan a ser bonitos.
Las personas viven amando y mueren siendo amados. Me hace preguntarme quién me recordará con amor si llego a morir aquí.
Pero no puedo morir todavía. Publicaré este libro, hablaré de esta frontera, y viviré para escribirlo.
—'¿Qué es la muerte sin la vida? Mención honorífica al amor' Primeras páginas, por Kyōmi Tsumugi (aún no publicado).
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