𝚅𝙸𝙸↬𝓡𝓮𝓶𝓮𝓷𝓭𝓪𝓻 𝓵𝓪 𝓬𝓸𝓷𝓯𝓲𝓪𝓷𝔃𝓪

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¿Saben lo que se siente caer a un precipicio? Ese sentimiento de estar cayendo en un hoyo sin final. Esa adrenalina que fluye por tu sangre junto al aire chocando contra tu rostro. Hablo ese vuelco en tu pecho justamente en el lugar de tu corazón. Sí, estoy hablando de esa emoción que te impide abrir las manos con libertad como un pájaro arrojado al vuelo. Porque sí, es tan fuerte que no te logras acostumbrar nunca. Sientes temblar tus piernas, sientes tu cuerpo descender y no puedes hacer nada. No puedes hacer nada para evitar caer hasta el fondo.

Yo logré tocar suelo en ese abismo que parecía infinito. Ese que una y otra, y otra, y otra vez me estuvo cayendo.

Me encontré en lo oscuro, en ese pozo profundísimo del que jamás logras salir. Ese del que se consume tu alma como una pequeña llama vivaz ante los azotes del clima invernal del viento afanoso. Me vi en lo oscuro, me encontré en la nada donde el golpe no dolía. Sin embargo, estaba todo tan sombrío, tan marchito, tan frio, tan desolado, que la dura golpiza era lo mínimo.

He tenido ese sueño repetidas veces. Me encuentro ahí. En el fondo, sin formas de escape, solo. No hay sonido, ahí no existe la música. No hay felicidad, ahí solo coexisto yo y mi alma en angustia. No existen los colores, es como si todas las tonalidades fueran hechas del mismo negro tenebroso. No existe la calidez ni el frío, ahí es frio porque el tiempo se ha congelado. No existe nada, solo yo y ese horripilante agujero.

Nunca pasaba nada. Nunca. Y así continuó hasta que ella apareció.

–– No puedo dispararte –– Anuncio bajando aquella arma, sintiendo las miradas de todos clavadas en mí –– No puedo dañarte, pequeña.

En realidad, no quería. No quiero causarle más dolor a esa chica. No cuando fue la lucecita que prendió la chispa en ese mundo. En mi mundo lleno de maldad que maldita sea, no pude evitar contagiarle un poco. La razón no es más que cuando eres el malo de la historia, cuando estás tan cagado, tan podrido, tan manchado, tan turbio… nunca cambiaras.

El único beneficio de tocar el fondo, de estar ese lugar, de encontrarme sin salida, es que no queda más nada que resurgir de ahí.

Nací con “la suerte” de que todo me valla mal en la vida. Me vi perdido desde muy pequeño, lo comencé a perder todo, y no de poco que poco, todo lo bueno que había en mi vida se iba en cada parpadeo, haciéndome hundir en aquel abismo que parecía sin final. Luego, talle todo a mi manera. Todo lo que conocía era malo, injusto, despreciable e infeliz, por eso pinte cada parte de aquel hoyo con mi maldad, esperando, siempre esperando, que cada cosa que conocía fuera lo suficiente para hacerme salir de ahí. Sin darme cuenta, me hundí en la parte más animal del ser humano. Hablo de esa primitiva y carente de sentimientos que nos quita la humanidad. Si me hicieron tanto mal yo tenía que devolverles el favor, creándoles la misma agonía que vivía. Y como todo para mí está destruido, me decidí a destruirles todo a los demás. 

No voy a mentir, jamás me tembló la mano al apuntar a Malía. Aún sigue sin temblarme nada, es más, me gusta que sea mía por la mancha oscura que le transmití. Por una parte siento remordimientos porque destruí la única flor que perfumaba mis días. Pero por el otro lado, volvería a destruirla porque esa es la única forma que conozco para amar.

El único deseo que me queda es que ella recuerde todo, esa es solamente la forma que me queda para que Malía vuelva a estar a mi lado. Es la única que conociendo todo el desastre humano que soy, se quedó a mi lado sin querer nada a cambio.

–– ¿Qué crees que haces? –– Soltó un inquieto Yoongi a como podía gracias a la cinta que se estaba despegando de sus labios –– Dispárale Malía, dispararle.

GOOD GIRL GONE BAD ➳ Choi Yeonjun/Choi Beomgyu /BOOK#2 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora