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Llego a la casa de apuestas pensando en lo que me dijo ayer Arthur 'podemos casarnos', eso resolvería mis problemas con mi familia pero, la pregunta que me hago a mí misma es, ¿realmente quiero casarme con Arthur Shelby?

Me gusta Arthur, mucho, más que cualquier hombre que haya conocido antes, pero la realidad es que no lo llego a querer, porque básicamente nos estamos empezando a  conocer ahora. Sé que, en un futuro, si lo voy a querer, me voy a enamorar de él, y esto lo sé porque me conozco.

Entonces, ¿por qué no casarme con un hombre al que sí voy a querer, a estar atrasando algo que va a suceder, quiera yo o no?

Veo a todos en la mesa, otra vez en reunión, pero está vez todos están con caras largas, menos Arthur, que se encuentra algo raro, a su lado, sentado, se encuentra un hombre mayor, muy parecido a mi hombre de rostro.

—¿Qué no puede un hombre venir a visitar a su familia de vez en cuando? —habla ese hombre.

Saludo a Polly con la mano, ella me levanta las cejas en señal de saludo, no me detengo ahí, entro en mi despacho y dejo a la familia Shelby hablar lo que tenga que hablar.

No sé quién será ese hombre, o que les toca al decir que es su familia, pero es muy parecido a Arthur.

—Vamos, Tommy. —escucho la voz de Arthur desde aquí— Es sólo papá.

Ahora entiendo el parecido.

—Ese hombre se fue antes de que Finn pudiera siquiera gatear. Él no es padre de ninguno de nosotros. —la voz fría de Thomas casi me pone los pelos de punta. La tensión en ese ambiente se puede cortar con un cuchillo y es jodidamente incómodo estar escuchando todo eso— Ahora, haz que se vaya antes de que robe algo.

Entonces, ¿el padre de los Shelby los abandonó cuando eran pequeños y, encima, les robó algo?

Si es así, entiendo el comportamiento de Thomas, aún que me cuesta un poco más entender a Arthur, ¿por qué acogería a su padre, el cual, ha estado ausente desde que él era un adolescente?

Él es el grande de los hermanos, puedo comprender que es Arthur quien más amor siente por su padre, y él que más sufrió cuando se fue, por lo que, es normal que le quiera dar una oportunidad.

+

Estaba poniendo la tetera cuando escucho unos golpes en la puerta, me dirijo a abrir y mi sonrisa sale de mis labios al ver a Arthur en frente.

Él pasa, se sienta en una silla y me dice que me siente frente a él, hago lo que me dice y sin saber que le pasa, pregunto:— ¿Pasa algo, Arthur?

—Te voy a decir una cosa y, quiero que sepas, que eres la única persona que lo sabe por mí. —dice, agarrando mis manos entre las suyas, frunzo el ceño, sin entender nada.

Mi corazón empieza a bombear con más fuerza, poniéndome nerviosa.

—Si hablas de esa manera, me asustas. —respondo, una risa escapando de mis labios por el misterio.

—Me voy a ir de aquí, con mi padre. —suelta.

—¿Qué? —mi ceño se frunce de nuevo, alejo mis manos de las suyas de golpe— ¿Por qué? —pregunto, sin entender nada.

—Para alejarme de esto, él y yo abriremos un casino juntos, lejos de esta mierda, Rubí. —me cuenta— Mi padre me lo ha pedido, dijo que mañana por la mañana tendríamos el tren, así que le dejé el dinero para los boletos, y también para la idea del casino, así que... —lo interrumpo.

De repente las palabras de esta mañana de Thomas resonando en mi cabeza: 'antes de que robe algo', y el como ninguno de ellos había dicho nada para defender la postura del hombre, porque él era un ladrón. ¿Por qué un hombre que se fue cuando sus hijos eran niños vendría cuando ellos ya se pueden cuidar solos? Además, su padre ni siquiera había intentado volver de nuevo a ver a Thomas, John o siquiera a Finn, se quedo con Arthur porque sabía que él tendría esas ganas de pasar tiempo con su padre...

—¿Le has dado dinero? —cuestiono, Arthur asiente.

—Sí, porque hoy no pienso pasar más por la casa de apuestas ni nada, pero eso no es el por que te estoy contando esto, Rubí, yo quiero... —lo vuelvo a cortar, pasmada con todo lo que estoy escuchando.

—Arthur, Arthur amor, escúchame... —vuelvo a cojer sus manos, entrelazandolas con las mías mientras hablo— Entiendo que quieras a tu padre, pero, ¿de verdad confías tanto en él oara darlo esa gran cantidad de dinero? —le pregunto con suavidad, no queriendo que lo que digo suene muy brusco— Quiero decir, por lo que he oído, no lo ves desde que eres un adolescente, y os robó antes de irse, ¿no crees que todo esto es muy precipitado?

—Ha cambiado, Rubí. —dice, confianzudo— Quiero darle esta oportunidad, es... Él es mi maldito padre, ¿sabes? —asiento con la cabeza, dejando un beso en su frente con cariño.

—Está bien, está bien. —acepto todo esto, no me fío en nada del cambio de su padre, no por nada, si no porque huele raro el cambio repentino de un hombre que seguro lleve sesenta años o más. Si a la gente le cuesta cambiar con veinte años, ¿qué será con esa edad?

—¿Vienes conmigo? —pregunta, dejándome completamente en blanco— Puedes venir con nosotros, así ya no tendrás a tu jodida familia —empieza a hablar con algo de rapidez, pero decido callarlo de nuevo.

Junto sus labios con los míos, al principio solamente los aprieto juntos pero Arthur me agarra de la nuca y profundiza el beso, moviendo sus labios a un ritmo lento pero con ganas, hago lo mismo.

—No puedo ir contigo. —murmuro, entre besos, Arthur gruñe.

—No quiero dejarte aquí, Rubí. —responde él, separándose lo mínimo, sus labios rozando los míos.

—Y yo no quiero dejar esta ciudad sin arreglar las cosas con mi familia.

—Sé que te dije que nos podíamos casar, y la verdad, es que si me dices que sí, me olvido de ir con mi padre y me quedo contigo para siempre.

Lo hice con calma cuando tenía miedo de dejarte ir, sé que te necesitaba pero no lo iba a mostrar.

—Vete con él, Arthur, es tu momento de pasar tiempo... —ahora es él quien me interrumpe.

—Te juro que volveré a por tí, te lo prometo.

Say you won't let go  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora