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Michael ya estaba siendo parte de los Shelby's, hace no menos de una semana que él esta aqui, Tommy le ha dado un puesto de trabajo y ahora es mi compañero de secretaria, mientras él se encarga de la parte legal, yo me mantengo en la ilegal. Compartimos despacho, por lo que pasamos mucho tiempo juntos, hay que decir que desde que ha llegado hemos hecho muy buenas migas, y aunque eso me gusta debo decir que me esta trayendo problemas en mi relación con Arthur.

Esta mañana, por ejemplo, hemos discutido por que he mencionado que con Michael el trabajo se me hace más divertido, él se ha enfadado y se ha ido después de montarme una escena, ahora, soy yo la que esta enfadada con él pero no sólo por está vez, si no porque ya es la tercera o cuarta vez que nos pasa.

—Rubí, ¿estas escuchando? —el escuchar mi nombre hace que vuelva a mi realidad.

Paso mi vista por todos los presentes, Polly y Michael me miran desde su sitio, Arthur y John están de pie, también mirándome, Tommy se encuentra con las palmas de la mano apoyadas en la mesa, observándome, esperando a que diga algo.

—La verdad es que no. —confieso, él bufa con frustración, veo la sonrisa de lado de John apareciendo.

—Esto es importante, Rubí, —habla Tom, yo asiento con la cabeza— y si no vas a dar tu jodida atención a esto es mejor que cojas y te vayas.

Agarro aire, intentando no contestar mal, cada vez que me hablan con ese maldito tono de voz me lleno de rabia.

—Ajá, sigue.

Thomas empieza a explicar de nuevo el plan para estas apuestas, cuando escucho cuala, se supone, que va a ser mi parte me quedo flipando, empezando a negar con la cabeza.

—Claro que sí, Tommy, —hablo con sarcasmo— y después, si quieres, me puedo poner a la puñetera esquina a ser una jodida puta oficial.

—No te tocará, Rubí, yo iré a tiempo.

—Bueno, no lo pienso hacer, y punto. —me niego de nuevo, él asiente con la cabeza.

—Entonces, entreten a los agentes de alguna manera. Tendrás que llevar al que te enseñe a algún sitio a solas, para que pueda pillarlo.

—¿Puedo hacer lo que quiera?

—Mientrás te lo lleves. —él asiente con la cabeza.

Mis ojos buscando los de Arthur, dándome cuenta de que él no se ha apuesto, ni ha rechistado, en la idea de ponerme como una jodida puta.

Cuando él también me mira, hablo:— Entonces, sí que me follaré a ese hombre antes de que tu llegues.

Arthur aparta su mirada y yo siento mi samgre hervir, todo el coraje y la rabia llegando a mi cuerpo, pero no digo nada, me mantengo en silencio en lo que resta de reunión.

Es cuando todos se van que Arthur y yo nos quedamos solos, le doy una mirada que solo le hace saber lo enfada que estoy ahora y con eso, me levanto para ir al despacho.

+

La puerta de mi despacho se abre, Michael y yo alzamos la cabeza para ver a Arthur en ella, sus ojos observándome.

—Nos vamos a casa, venga. —ordena, su voz demandante.

—Vete tú, yo iré luego. —le respondo y él parece que va a explotar, agarrando aire.

—He dicho que nos vamos.

Rodando los ojos, me levanto de la silla, no porque él me lo esté ordenando, sino porque quiero discutir con él lo que ha pasado esta mañana en la reunión.

Ninguno de los dos decimos ni mu por el camino, yo ni siquiera lo miro pero él si, noto su mirada cada dos por tres encima mio.

+

Me siento en el sofá, observo como Arthur se quita la chaqueta, dejándola en una silla.

—¿Crees que el agente folle bien? —pregunto, claramente esperando a que Arthur explote conmigo para que yo también pueda hacerlo— Nunca lo he hecho con un hombre de la ley pero, tengo que decirlo, —escucho como suspira, sin mirarme todavía— siempre me ha puesto cachonda la idea.

Él no contesta, no me mira, no hace nada, por lo que me levanto del sofá, y sigo hablando:— O, tal vez, me pueda follar a Michael. —le digo, sabiendo que eso no le va a gustar para nada— Creo que puedo estar encima de él, arañando su espalda, mientrás me lo mete con fuerza...

—Rubí, déjalo estar. —me corta las palabras, poniéndose frente a mi.

—¿Que lo dejé estar, Arthur? —cuestiono, con el ceño fruncido— ¿No eras tú el que iba a dejar que me pusieran de jodida puta? ¿Mhm? ¿Es eso lo que me quieres, verdad?

Me acerco un poco mas a él, dejando un espacio mínimo entre los dos.

—Llevas días jodiendome con tus malditos celos, y ahora que me van a poner para que un mierda me folle, ¿no eres capaz de oponerte? —y es ahí cuando mi tranquilidad se va por la ventana, mis manos lo empujan, dándole en el pecho, él retrocede tan solo unos centímetros— Vete a la mierda, Arthur. ¡Llevas días dejándome sola, te vas a emborracharte y después vienes de nuevo! —lo vuelvo a empujar, mis ojos llenándose de lágrimas que no sé si son de rabia o de lo mal que me siento ahora mismo.

Las manos de Arthur agarran mis muñecas de golpe, haciendo que mis golpes cedan, me empuja hasta que yo quedo de espaldas contra la pared, intento soltarme pero él me agarra con fuerza.

—¿Eso quieres, mhm? —pregunta, sus labios ahora rozando los míos— ¿Que me vaya a la mierda? ¿Quieres que me vaya, Rubí?

—Suéltame. —murmuro, mi pecho subiendo y bajando por mi respiración agitada.

Say you won't let go  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora