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Ruedo por la cama, sintiendo todo el sol en mi rostro, me paro de mover cuando mi cuerpo choca con el de Arthur, dejo mi cabeza en su hombro, mi brazo y piernas rodeando su cuerpo, escucho su suspiro de queja.

Ya han pasado unos cuantos días desde que maté al agente aquel, y debo de decir, que gracias a Arthur y Poll estoy mucho mejor. Él no se ha querido despegar de mi en ningún momento, y cuando Polly me vio tan afectada me contó que ella también había matado a su violador, nos dimos fuerzas la una a la otra, cosa que nunca había imaginado hacer con ella.

—Amor, yo te amo pero, me estrujas. —murmura, su brazo pasando por debajo de mi cuello para también abrazarme.

—Te encanta que lo haga, no mientas. —contesto, abriendo los ojos sólo para ver la sonrisa que se le forma.

—Me encantas tú, que es diferente. —dice, sus ojos ahora también mirándome.

Hay unos segundos de silencio, admiro el rostro de Arthur y en ello, mi mente vuela: me doy cuenta en que realmente lo quiero mucho, y que si él me dejará estaría destruida. Nunca habia sentido esta sensación de amor por nadie, esta forma de querer, la forma en la que él me ha hecho amarlo sin ocultar sus defectos, porque sí, aún que ames a alguien con todo tu corazón hay que admitir que las personas tienen defectos y no son menos hermosas por ello.

Dime que no me dejarás. —le pido en un murmuro, él alza una ceja por mi petición.

—Estás loca si piensas que te voy a dejar. —responde.

—Dímelo. —le vuelvo a pedir suavemente.

—No te voy a dejar, Rubí. —acata mi petición, dejándome tranquila, sus labios acercándose a los míos para besarme con cariño.

+

Tommy entra en mi despacho, le da una mirada a Michael para que se vaya y nos deje a solas y el chico lo hace, cerrando la puerta al salir, él se sienta en frente de mí.

—¿Estas mejor? —pregunta con cautela— No me dió tiempo estar ahí, pero...

—No pasa nada, Thomas. —lo dejo estar, sin darle mucha importancia— ¿Cómo estás tu? —pregunto— Supe que desapareciste después de todo, ¿viste a Grace?

Hay un silencio de unos segundos, él niega con la cabeza:— Me secuestraron para tirarme un tiro. —me explica, mis cejas se hunden.

—¿Me estás jodiendo, Thomas? —cuestiono, levantándome de la silla para acercarme a él.

Me apoyo en mi mesa, quedando frente a Tommy, muy cerca de él, su rostro se alza un poco para poder verme bien. Agarro su rostro con mis manos, su piel suave bajo la piel de mis dedos, observo si tiene alguna herida o algún indicio de algo.

—Rubí, ¿qué haces? —interroga, sus ojos mirándome, su tono de voz divertido.

Al no ver nada sospechoso, suelto su rostro, me cruzo de brazos bajo la atenta mirada de Thomas, la cual ahora me mira con un atisbo de sonrisa.

—¿Qué crees? Asegurándome que estabas bien. —digo lo obvio, él niega con la cabeza con burla.

—Estoy bien, tranquila.

Tranquila estaba, lo que no me deja muy conforme es ver a Thomas Shelby sonreír tanto.

—Si, como sea, ¿qué ocurre contigo? —mi ceja se alza y él se encoge de hombros, sacando una cajeta de cigarrillos, me la extiende para que agarre uno pero niego con la cabeza.

—Grace está embarazada.

—Eso es jodidamente bueno. —le digo— ¿Quieres festejar? —pregunto, cuando él asiente con la cabeza yo me giro sin moverme, solo para agarrar dos vasos que están en la mesa y la botella de whisky que usa Michael a veces.

Le doy uno después de llenar ambos vasos, él siguiendo todos mis movimientos con su mirada azulada, brindamos por su hijo antes de beber todo lo que esta dentro.

Nos quedamos horas hablando mientras bebemos, cuando me quiero dar cuenta son las ocho menos quince y la botella de whisky se encuentra vacía en la mesa.

Le voy a dar el último trago a mi bebida, Tommy se levanta de la silla y me quita el alcohol de las manos, deja el vaso en la mesa, su pecho ahora rozando el mío por el acercamiento.

—Creo que ya has bebido bastante por hoy. —dice, poniéndose frente a mí, su rostro a centímetros del mio— No tienes mucho aguante, ¿mhm? —ruedo los ojos.

—Lo mío no es beber. —digo con torpeza.

—Sí, —habla divertido— lo he notado.

—¿Me vas a llevar a casa? —pregunto, sus ojos me miran por unos segundos de más.

Su mano se alza, observo su movimiento, sus dedos llegan a un mechón de mi cabello, y lo peina detrás de mi oreja, sus nudillos rozan mi mejilla con suavidad.

—Puedo entender el por qué Arthur esta completamente loco por tí, Rubí. —habla, dejándome más mareada de lo que estaba.

No porque me gusta lo que me está diciendo, si no porque es el hermano menor de mi Arthur.

Cuando vuelvo a la realidad, siento los labios rosados de Tommy tocar los míos, con lentitud y inseguridad. No pierdo un segundo, me echo a un lado, alejándome de sus labios, su toque en mi mejilla y su cuerpo.

—Amo a tu hermano, Tommy, ¿qué se supone que haces? —hablo, de repente todo el alcohol de mi sangre absorbiendose.

Say you won't let go  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora