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Entro en el despacho de Thomas, cierro la puerta detrás mio y él me mira por unos segundos antes de volver a lo que se encuentra.

—¿Problemas? —pregunta.

—Ninguno. —respondo, sentándome en la silla frente a él.

Tommy deja el papel al escucharme, dándome atención por mi respuesta, algo normal ya que no he hablado con él de nada más que no sea de trabajo.

—Estoy embarazada, —él asiente con la cabeza, ya sabiéndolo— y mañana Arthur y yo nos marchamos de aquí. —su 'mhm' me hace seguir hablando— Mi pregunta es, ¿vas a dejarlo fuera de todo esto de verdad? O, ¿vas a esperar un tiempo y volverlo a llamar con una excusa y hacerlo venir?

Anoche los hombres estuvieron celebrando por el embarazo, Arthur les contó a sus hermanos que nos iremos a ir a otro sitio a vivir, de John me creo que se alegré de nosotros tanto, del que no me fío ni un sólo pelo es de Thomas, el cual le dijo que se alegraba por nosotros y que le parecía bien la idea de irnos fuera de aqui.

—Sabes mi respuesta.

—Y sigo sin creerme que lo vas a dejar estar.

—¿Quieres que te lo prometa, Rubí? —se burla, una sonrisa sale de mis labios, esto me hace rodar los ojos.

—No quiero putas promesas, quiero que no nos llames a no ser que haya algo que celebrar, que quieras pasar un jodido tiempo con tu hermano o con tu sobrino. —Tommy asiente con la cabeza, sacando un cigarrillo de su cajeta.

—Lo haré. —dice, después de unos segundos en silencio.

Le doy una sonrisa, levantándome de la silla y bebiendo un poco del vaso de whisky que tiene en su mesa:— Arthur no me deja ni siquiera probarlo. —digo con gracia, Thomas me sonríe.

+

—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —pregunta Arthur, asiento con la cabeza, soltando mi mano de su brazo para tocar la puerta de mi antigua casa.

La puerta se abre segundos después, dejándome ver a mi hermano pequeño de cinco años, el cual se tira a abrazarme sin pensarlo dos veces, hacía un año que no lo veía, cuando lo cargo en mis brazos puedo ver que esta llorando y yo no puedo evitar sentirme culpable por haberlo dejado.

—Oye, no llores, —le digo con gracia, mis ojos llenándose también de lágrimas porque es el único que no merecía que yo me fuera de su lado— me harás llorar a mí también, granujilla.

Le hago cosquillas en la barriga, consiguiendo que suelte una pequeña sonrisa y se limpie las lágrimas de las mejillas.

—Charlie, ¿cuantas veces he dicho que... —la voz de mi madre se silencia en el momento en que me ve.

Dejo a Charlie en el suelo, diciéndole que ahora jugaré un rato con él, me asiente con la cabeza para después mirar a Arthur con curiosidad.

—¿Rubí? —ella se apresura a acercarse, su voz rota y sus ojos llorosos.

Mi madre me abraza como si la vida se le fuera en ello y a mi me duele el pecho, un nudo se empieza a crear en mi garganta, y casi rompo a llorar cuando escucho su sollozo en mi hombro.

—Lo siento, lo siento tanto. —ella se aleja un poco para poder verme, mis lágrimas ya caen por mis mejillas al escuchar sus disculpas— Por favor, perdóname. —su voz en ruego me arde como si fuera fuego— No debí, no debía...

—Esta bien, esta bien, mamá. —acepto llorando.

Ella se gira hacia Arthur, el que esta ahora con hablando con mi hermano en sus brazos, él la mira al sentir su mirada, para sorpresa de ambos ella también le pide perdón.

—Mey...

La voz de mi padre se escucha acercarse, no sé lo que iba a decir porque cuando me ve se detiene en su sitio, congelado, sin reaccionar.

Mi madre se limpia las lágrimas, quitándose de la puerta para que mi padre me pueda ver, él mira a Arthur y vuelve a mí.

—No os quedéis ahí, vamos, pasar. —nos invita, Arthur me da una mirada significativa y yo le sonrío antes de entrar.

Entonces, nos quedamos con ellos durante horas: mi padre disculpándose con los ojos llorosos, ellos dos aceptando a Arthur, mi padre y Arthur llevándose bien.

Antes de irnos, cojo a mi hermano de nuevo, mis padres están entretenidos al saber con qué, Arthur a mi lado mira a mi hermano con dulzura.

—¿Sabés guardar un secreto, granuja? —le murmuro, él asiente con la cabeza, tengo que quitarle el dedo de la boca porque siempre ha tenido esa manía— Voy a tener un bebé. —le digo y sus ojitos se agrandan.

—¿Un bebé? —asiento con la cabeza— ¿Pala jugal conmigo? —suelto una pequeña carcajada.

—Y tanto que sí, cariño. —digo, dejando un beso en su mejilla.

Vosotr@s fuerais perdonado a vuestros padres?

El siguiente capítulo es el finaaaal

Love, M 🧡

Say you won't let go  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora