Capítulo 2.

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Como siempre, mi hermano, despertándome, algún día lo voy a tirar algo por la cabeza.

—Martinaaa —dijo golpeando la puerta de mi habitación y alargando la "a".

—Ya vooooooy —dije alargando la "o".

Me levanté y me di una ducha rápida, y en menos de 40 minutos ya estaba lista, abajo, desayunando, tiempo récord para Martina Tagliafico.

Llegamos al Joan Gamper y comencé a observar uno por uno a los jugadores, quería saber si estaba el chico que le tire el café.

Y efectivamente, sí, ahí estaba.

Salía con otros dos chicos, uno de ellos era el novio de la chica que se sentó con nosotras ayer y detrás salían Nico con Frenkie.

Sira llegó y nos preguntó si se podía sentar con nosotras.

—Claro, no lo preguntes, Sira —dijo Caro.

—Gracias —dijo con una sonrisa.

El entrenamiento terminó y otra vez, el novio de Sira, Ferran, creo y dos chicos más venían, detrás venían Nico y Frenkie.

¿Quién me mandó a venir?

Sí, junto a Ferran, venía el chico del café y otro más.

—Hola, chicas —dijo dándonos dos besos —. Hola amore —dijo dándole un pico a Sira.

—Hola —dijo el chico del café dándonos dos besos.

Miré a Caro y nos reímos al darnos cuenta que si era él.

—Holaa —dijo el otro chico, también dándonos dos besos.

—Hola, chicos —dijimos Caro y yo.

—Hola, amor —dijo Nico.

—Holaa —dijo Caro.

—Hola, Frenkie —dije dándole dos besos.

—Hola, Marti —dijo este.

—Hoy tenemos cena, ¿vienen? —preguntó Nico.

—No se, supongo que si —dije no muy convencida —. ¿Ustede van? —dije a Sira y a Caro.

Ellas asintieron entonces dije que yo también iba.

—Voy al baño —dije para ir, pero pasé al lado de el chico del café y toqué su brazo —. Perdón por manchar tu buzo con café —sonreí pero este simplemente me miró serio.

Seguí mi camino y fui al baño.

Hice mis necesidades y volví con todos, pero el chico del café se sentó en mi lugar.

Lo mire fijamente y sonreí.

—¿Puedes salir de ahí?

—No —dijo con una sonrisa irónica.

Yo lo mire y toqué su cabeza.

—Te podría sacar por las malas pero tampoco quiero llevarme un reto, así que, por favor, salí de mi lugar.

—¿Y qué me harás tú? —dijo parándose y así sacándome dos cabezas.

Saqué mis genes argentinos y se me escapó un rodillazo en su entrepierna.

—Ups, perdóname —dije tocando su hombro y sentándome en mi lugar.

—Martina —dijo Nicolás, regañandome.

—Yo se lo pedí bien —dije justificándome.

—Después vamos a hablar —dijo.

El chico me miraba con ganas de matarme, y no era para menos.

Our Secret ~ Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora