Capítulo 41.

1.4K 51 3
                                    

⚠️+18

Entré a su habitación y estaba él con su bolso de entrenar.

—Perdón —dije al ver como se asustaba.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

—Vine a buscar mi cargador —dije agarrando lo que vine a buscar.

—Podrías haberme avisado, ¿No?

—Pensé que ibas a estar entrenando, solo venia a buscar el cargador y me iba.

—Ya —dijo terminando de guardar sus cosas en el bolso.

Estaba por irme pero me agarro del brazo y me acercó a él.

—¿Qué queres? ¿Seguir peleando?

—No quiero pelear, pero no me gusta que salgas en ropa interior y que te vea todo el mundo.

—Pablo, no pensé que te iba a molestar.

—No quiero que lo vuelvas a hacer.

—No me vas a decir lo que tengo que hacer y lo que no.

—Martina, que lo hago por ti.

—¿Por mi, Pablo?

—¿Te piensas que me gustan esos comentarios sobre ti? ¿Qué digan que te quieren follar y tal?

—Pero esos comentarios no tienen que importarte.

—¡Pero me importan!

—¡No tienen que importarte!

—¡Pero, joder!

—¡Siempre terminamos en lo mismo, Pabl-

Vino hacia a mi me beso, callandome.

No me separé de sus labios, él tampoco de los míos.

Me empujó hacia la cama y se colocó sobre mi.

En pocos minutos, estábamos desnudos.

—Date la vuelta.

Me miró y yo lo desafío con mi mirada.

—Lo haces tú, o lo hago yo.

Me di vuelta en lo que él se colocó el condón.

Sin piedad alguna, azotó mi culo y entró de una estocada fuerte en mi.

Tengo que admitir que un poco me dolió, pero me puso más que haga eso.

Con mi pelo hizo una coleta con su mano, y tiro mi cabeza hacia atrás.

—¿Volverás a desobedecerme? —susurró mientras entraba y salía de mi.

No podía contestar, culpa de los putos gemidos.

—¿Lo harás? —me azotó.

Pellizco mi clítoris y traté de poner mi mano en mi culo, pero él fue más rápido y la agarro para pegarla a mi espalda.

—Dime, joder, ¿lo harás? —dijo besando mi cuello.

Negué.

Salió de mi y me dio vuelta de un momento.

Se acostó sobre mi, sin aplastarme por completo.

Su boca en mi ceno, mientras me penetraba.

Pablo sabía dónde morder, lamber, pellizcar, era perfecto.

Mi abdomen bajo se contrajo, haciéndome llegar al punto máximo de exitación.

Estocadas después, Pablo llegó al orgasmo.

Salió de mi y se quitó el condon, haciendo un nudo y tirarlo a la basura.

Entró al baño, sin hablarme.

Me cambie y me quede sentada en su cama.

Él salió de ducharse y vino hacia a mi, me besó.

—Perdóname —dijo poniendo su mano en mi culo.

—Perdóname vos a mi —dije.

—No hay nada que perdonarte, nena —dijo antes de quitarse la toalla, quedándose desnudo.

Se dio vuelta, para ir en dirección al closet y no pude evitar ver su culo.

Tenía mejor culo que yo el hijo de puta.

—¿Te quedas aquí? —gritó mientras se cambiaba y yo me levantaba.

—Mhm...No se, tengo que hacer unas fotos y no quiero molestarte.

—¿Molestarme? No digas estupideces, nena y además ¿Qué fotos?

—Unas fotos, con Nike.

—Vale, no tienen ropa interior.

Me reí y justo vino a la habitación.

—¿Qué quieres hacer? —dijo.

—Me voy a bañarme a mi casa y después no sé.

—¿Por qué no te duchas aquí?

—No se si tengo ropa.

—Sí tienes —dijo yendo a buscar mi ropa.

Yo lo segui y me dio un top negro y un short celeste, con unas bragas.

—¿Qué haces con mis bragas? —pregunté mirándolas.

—Te has ido sin bragas una vez.

—Y nunca me las diste.

—¿Para qué si ya te habías ido? Ahora me las quedo yo

Me reí y lo abracé.

Cuando nos separamos del abrazo besé su mentón.

Me duche en su baño y bajé en toalla a la cocina, donde estaba él.

—¿Mi ropa?

—He pensado, me gusta la idea que estés desnuda por casa —dijo tratando de sacar mi toalla.

—No, Pablo —dije riendo.

—Me apetece estar acostado contigo, pero tenemos que comernos a besos —dijo apoyándose en la encimera y llevándome hacia él.

Yo solo pase mis brazos por su cuello y él por mi cintura.

—No entiendo como puedes estar tan jodidamente buena —dijo besándome.

—Mhm...

—¿Dudas de algo?

—Puede ser.

—Eres perfecta, mi amor —dijo besando mis mejillas.

Mi amor, es mi amor y yo soy el suyo.

Lo abracé y en cuanto nos separamos lo miré.

—La ropa —dije mirándolo.

—¿No te gusta mi idea?

—Amor, no puedo estar desnuda por toda tu casa.

—¿Por qué no? Yo soy el dueño y yo decido las reglas.

—Bueno, pero no —dije antes de subir a su habitación, después de darle un beso.

Encontré mi ropa y me cambie.

Me puse mis cremas y me peiné.

—Ese short te queda de puta madre —escuché.





















-----------

NO LO PUEDO CREER!

Our Secret ~ Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora