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—El bebé está en perfecto estado, está creciendo genial —dijo la doctora.
—¿Se puede saber de cuanto estoy? —pregunté.
—Claro, estas de —se fijo en una esquina de la ecografia —. Tres meses.
Sonreí y miré a Pablo, quien estaba creo que más feliz que yo, aunque me parecía imposible.
Fue la mejor decisión que pude tomar.
Entramos al coche, en el estacionamiento privado de la clínica, rezando para que no nos vea ningún fan.
Pensábamos anunciar el embarazo a nuestras familias en un mes y cuando ya tenga seis o siete meses, anunciarlo públicamente.
No sé como iba a hacer para salir de casa para que no se den cuenta.
Tenía fotos ya hechas, de hace unos meses, pedí que suban esas a lo largo de estos cuatro meses restantes, o hasta que anunciemos.
—¿Cuándo son los premios, amor?
—Emm...Este finde semana.
—Gavi, ¿en serio?
—Perdóname, mi amor, es que se me había olvidado y me acordé porque Pedri me preguntó si sabía que me iba a poner, si moño o corbata o que.
—Estamos a jueves, Pablo.
—Escucha, nos vamos el sábado en la mañana a París, en la noche son los premios y nos volvemos el domingo en la mañana.
—Pero, pff —dije tapando mi cara.
—Amor, escucha, no estés estresada.
—Tengo que conseguir vestido, maquilladora, todo, Gavi.
—Gavi no, va a ir todo bien, preciosa.
No hablé más y agarre mi celular, tratando de conseguir un maldito vestido en dos días.
—¿Me puedes dejar en el shopping?
Pablo giro para verme, yo lo miré de reojo porque estaba con el celular.
Suspiro y habló.
—Amor, no quiero que estés sola.
—Esta llegando Mikky.
—¿A cuál vais?
—Al Maremágnum.
En poco tiempo llegamos y antes de bajarme, Pablo me miró.
—Toma —dejo su buzo en mis piernas, estaba frío y para que no se note el embarazo —. Me llamas cualquier cosa, por favor.
—Sí, Pablo.
Mikky vino hasta a mi y saludo a Pablo.
—Nos vemos, chicas —dijo Pablo dejando un beso en mis labios.
—Adiós —dijimos las dos al mismo tiempo.
Me puse la sudadera de Gavi y fuimos a las tiendas.
Pasamos de shopping en shopping, de tienda en tienda, todo y por fin encontré uno.
Me había quedado sin carga y Mikky igual, asique, debíamos tener 1000 mensajes de Gavi y Frenkie.
—Venga, vamos ya, que sino nos matan.
—Vamos.
Mikky me dejo en casa y con mi llave entré.
—Mi amor, por dios, me puedes contestar, joder.
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Our Secret ~ Pablo Gavi
Любовные романыComo miles de personas más, Martina, debía dejar su casa, nuevamente. De Argentina a España, de nuevo a Argentina, luego Paises Bajos y Francia, de allí a España, ese fue su recorrido de vida. ¿Por qué? Su hermano, Nicolás, jugador de fútbol profesi...