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No es que no pudiera responder, es que no me atrevía. Era complicado y me avergonzaba un poco. Tenía que pensarlo y él, no me presionó.

Se acercó a mi, y dejó entre mis manos una taza de de té. La ventana estaba abierta y me dejaba ver cómo la nieve pintaba todo de color blanco.

—¿Por qué me preguntó eso, Doctor Ethan?

—¿Sobre asesinar a alguien?—volvió a decir.

Asentí con mi cabeza mientras bebía un sorbo de té. Su pregunta fue directa, al igual que su tono de voz, era como siempre. Fuerte y seguro.

—Lo dices tan normal.—hice una mueca incómoda.

—Soy psicologo, y me ha tocado encontrarme con cosas que me han hecho alejarme de lo "normal".—hizo comillas con sus dedos mientras se sentaba frente a mi.

Por alguna extraña razón, está noche, Ethan me sonreía diferente, divertido. Su expresión no era como siempre, era completamente fuera de lo común, como él.

—Aquél día...—comencé a decir cambiando el rumbo de la conversación—, cuando fuí por primera vez, ¿Por qué me tomaste del cuello?

—¿Te asustó?

—No.—respondí—Me sorprendí un poco, no lo esperé, pero no me asusté.

—¿Por qué no?—esperó una respuesta pero no se la dí—Quería ver que tan dispuesta a morir estabas.—terminó por decir.

—¿Por qué?—pregunté ahora yo—¿Es algo que haces con todos tus pacientes?

Se inclinó un poco hacia adelante, en mi dirección y apoyó su mano en su barbilla. Su cabello, a diferencia de siempre, estaba desordenado, completamente despeinado, dándole un aspecto más joven, más cercano a mi. Parecía pensar mientras sus ojos negros me miraban con atención.

—No.—habló—Realmente no me importa lo que sientan, solo tengo que hacer que cambien de opinión. Es mi trabajo.

—¿Entonces?—insistí—¿Por qué lo hiciste?

—Porque sonreías, Auretta.—confesó—Y nunca antes nadie me había pedido ayuda para morir, eso me hizo pensar: ¿Si la sujetará del cuello ahora, seguiría pensando lo mismo?—pareció recordar en voz alta—Entonces lo hice, pero hay algo que no entiendo.

—¿Qué cosa?

—Lo que sientes.—Ethan cambió su postura—Me hace pensar y pensar. No te comprendo Auretta, ¿Por qué quieres morir?

Estaba acostumbrada a ver el vacío que parecía abrazarlo siempre, pero está noche, Ethan parecía más sincero y abierto, y eso, sin que él supiera, era una respuesta a todas mis preguntas internas. Él verdaderamente podía cambiar de expresión y abandonar aquel vacío que parecía no querer dejarlo ir. Las dudas estaban atacando su existencia y me las estaba diciendo.

—Te lo he dicho.

—Pero mientes.—me atacó—Si quieres mi ayuda, te ayudaré, pero tienes que decirme lo que realmente sucede para que pueda entenderte aunque no lo sienta.

—¿A qué te refieres?—fruncí mi ceño.

—¿Cómo quieres que te ayude a morir?—preguntó de repente.

—Sinceramente, no lo sé.—dije con simpleza.

—¿Por qué yo?

¿Por qué él?

Sonreí.

—Porque no me atrevo a matarme.—

Y tampoco puedo darle el lujo de dejar que esa persona me mate, aunque eso no era algo podía decirle a Ethan.

Ayúdame a morir, Ethan Collins ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora