Actualidad.
Ethan.
—¿Alexander te ha dicho algo?—me preguntó.
—Una especie de mafia.—le dije—Si es que se le puede llamar así.
—¿Así es como se salva el culo?—masculló en medio de una risa de lado.
Me ofreció su último cigarrillo, y aunque lo dudara, lo acepté. Había algo dentro de mi que era incómodo, algo que no me dejaba respirar. Quise quitarme el cuello de mi ropa, pero no podía hacerlo.
Intenté exhalar tranquilo, quería recuperar una calma que no sabía que había perdido.
—Esto es todo.—me dió unos documentos.
Al abrirlos, el nombre de aquel tipo fue lo único que quedó frente a mi. No era que no conociera lo que hacía, y tampoco era ajeno a lo que allí pasaba, pero era mi trabajo.
¿Entonces qué era esto que había dentro de mi?
Claude Fox.
Hospital psiquiátrico.
Para evitar que lo mandarán a prisión lo habían hecho pasar por un enfermo mental. Pero la realidad era todo lo contrario, estaba bastante cuerdo, aunque eso era lo raro. Si estaba bien, entonces era un ser asqueroso.
¿Qué era?
Lleve una mano a mi pecho.
Era incómodo.
—¿Has encontrado algo?—le pregunté.
—No.—resopló—Todos están encima de mi, no puedo hacerlo tranquilo, ¿Y tú?
Miré la iglesia.
—¿Grabas las sesiones?—asentí con mi cabeza—¿Hay algo que sirva?
Hice una mueca. Me estaba empezando a doler la cabeza y él no se estaba dando cuenta de eso. Masajee mi cien y miré hacía el frente, no había mucho que ver, todo estaba vacío y la nieve lo cubría casi todo.
Sus preguntas me taladraban la cabeza y aunque no tuviera la culpa, mi rostro estaba comenzado a contraerse en un mueca de puro disgusto. Era un mal momento para esta charla.
Más ahora.
Más en este día.
¿Por qué?
Y es que no podía borrar la expresión de Auretta de mi mente. Su rostro afligido, sus nervios y sus ojos azules llenos de lágrimas.
Su cuerpo desvanecido sobre el mío.
La sangre.
Sus cicatrices.
—¿Ethan?—me llamó.
Pero la noche había caído y ella aún no aparecía, no asomaba su existencia afuera. Era tarde y no tenía forma de comunicarme con Auretta Laetrud. Pero, era necesario para acabar con todo esto, entonces, era la única salvación que podía darle.
Escapar.
Podía ayudarla a hacer eso, pero todo el trabajo que habíamos estado haciendo durante meses se echaría a perder.
¿Entonces que era?
Algo que no podía explicar me estaba atormentando, el deseo de tomar a Auretta y resguardarla en el lugar más seguro que conociera me estaba sujetando con fuerza. Y es que era tan vulnerable para mis ojos que no lo entendía.
Había visto a muchas personas así, e incluso en peores momentos, circunstancias y nada me había hecho padecer algo algo como esto. La confusión era algo que conocía perfectamente, aunque no sabía diferenciarla de un sentimiento o emoción. Ahí estaba, presente.
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Ayúdame a morir, Ethan Collins ©
Mystery / ThrillerFue una sola oración. »Ayúdeme a morir, Doctor Ethan.« Auretta Laetrud, una joven que quería acabar con su vida llega a Ethan en busca de ayuda. No una que él esperaba. Y Ethan, no lo comprendió. Siendo un profesional, tenía que cambiar la perspect...