• MATTHEW •
— Su hermano empezó a seguirme en instagram, eso no es una coincidencia, ¿o sí?— fruncí mi ceño dudando de eso, al mismo tiempo que comía de mi baguette.
— Definitivamente no. Oiga, ¿y qué pasa con su novia?— me preguntó Samara antes de quitarme la comida de mis manos para dar un mordisco ella. — La pelirroja—
— No hemos hablado. Me terminó y ahora sólo estoy en contacto con su nana para asegurarme de que está bien.
— Hmm... ¿y cómo se siente?.
— ¿Julieta?
— ¡No!, usted.
— Samara por favor deja de hablarme de usted, es raro, es como si mi hermano o mi sobrina me hablaran así también— hice gesto de desagrado instintivamente.
Es que de verdad suena demasiado extraño, y de vez en cuando, como en esta ocasión, se me complica entender del todo a quién nos referimos cuando ella habla.
Samara se rió. — Empezaré a tutearlo cuando acepte llamarme por mi diminutivo; Samy—
Rápido negué con mi cabeza, aceptando el último trozo de baguette que me ofrecía, al mismo tiempo que nos deteníamos fuera de la cafetería.
— No puedo llamarte así, discúlpame.
— Nunca he sabido el motivo— me miró interrogativa y curiosa, haciéndome casi un puchero para que aceptara contarle.
Entonces suspiré. — La mujer que te cuento... mi ex. Su nombre es Samanthe. Todo el mundo la llamaba Samy. No volví a pronunciar su apodo desde entonces, era como...— ladeé mi cabeza de lado a lado intentando explicárselo sin sonar absurdo. — Tú me entiendes, ¿no?—
— ¡Ooohhh! ya veo...— se expresó comprendiendo. — Traumas entonces—
La miré con desaprobación provocando su risa. En nuestras pláticas nunca falta el momento en el que me psicoanaliza.
— Entonces... ¿qué tal "Sam"?— preguntó dudosa.
Volví a negarme. — Era el nombre de su tío—
Samara se quejó tallando sus mejillas con sus manos, poniendo sus ojos en blanco con fastidio. — Ahora entiendo la molestia de Julieta eh, si todo se trata de Samanthe—
Yo me reí, aunque al segundo reflexioné que no debía causarme gracia alguna y ya no lo hice más.
— Si no puedo llamarme tampoco como el tío, entonces supongo que no me quedan más apodos.
— Qué tal... Sam... M... ¿mara?— dije.
— Suena a que soy una señora— negó disgustada sentándose en la banqueta, acariciando el gran pelaje de Thor.
— ¿Mar? ¿Ara?— seguí generando ideas.
— Mar...— repitió pensativa. — ¡Mar!, Mar está bien creo—
— Excelente. Entonces ahora yo te llamaré Mar, y tú dejarás de tratarme como un anciano, ¿estamos?.
— Tu padre sigue creyendo que es joven— le murmuró a mi perro, provocando que yo le diera un leve empujoncito sentándome a su lado mientras ella se reía.
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Tus Ojos En Mis Recuerdos
RomanceSegunda parte de "La ciencia de tu amor". Otra historia inconclusa firmada por el destino. Después de seis años desde la última vez que los ojos de ambos se vieron los unos a los otros, cargados de dolor y desilusión, tendrán la oportunidad de volv...