• POV: SAMANTHE •
La pesadez en mis ojos era exactamente igual que la que sentía en mi estómago y pecho. La comida no me pasaba, por más que quisiera.
De alguna forma el apetito se me ha disminuido hasta casi desaparecer, y mientras me duchaba por la mañana, he notado la caída de mi cabello de una manera que tenía mucho tiempo sin ver.
Mis manos se mantenían heladas, y el nudo en mi garganta obstruía todo a su paso, ni el agua me pasaba, ni la voz me salía.
Mis ojeras empezaban a notarse de un color rojizo que desagrada tanto a la vista de los demás, y esa sensación de náuseas tampoco desaparecía.
El teléfono sobre mi mesa volvió a sonar por doceava vez, pero ya no me molesté ni en mirar a la pantalla, pues sé que sería el mismo hombre igual que las once veces anteriores.
No se cansaba de llamar y escribir, pero yo ya estaba muy cansada como para responder.— Samy, linda...— escuché la voz de mi mejor amigo sacarme de mi cabeza, y su tacto en mi hombro fue cálido. Yo solo le miré girando mi cuello, y él estaba ahí de pie detrás de mi sofá. — ¿Estás segura que no quieres ir con nosotros? te aseguro que puedes distraerte un rato—
Negué con mi cabeza e intenté sonreírle aunque fuera un poco. Me duele no estar motivada como para disfrutar el tiempo con ellos, que han venido desde lejos para verme.
— Diviértanse— les motivé.
Byron me observaba aún desconfiado de irse de paseo con mi hermano, sé que no quiere dejarme sola ni un minuto.
Al momento ví cómo empezó a quitarse el abrigo de encima, dejándolo sobre otro de los sofás. Entonces le miré confundida.
¿Por qué se estaba desvistiendo si ya estaban a punto de irse?
— Froy, ¿puedes ir con Erick?— le dijo a mi hermano, mientras tomaba asiento a mi lado pero sin invadir mi espacio.
Yo no dije nada. No porque quisiera que se quedara, sino porque quizá y sí necesito estar acompañada.
— Traeremos la comida, ¿sí?— anunció Froy, dejando un beso sobre mi frente antes de irse junto a Erick, que también se despidió revolviendo mi cabello con su mano.
Y cuando By y yo estuvimos solos, me sentí como aquella chica en la preparatoria, que se desahogaba diario con su mejor amigo.
— El encargado del edificio ha corrido a Ryan dos veces de la entrada— me informó revisando su teléfono. No tengo idea de cómo o por qué lo sabe, pero lo sabe.
— Le agradezco mucho.
— No quiero presionarte preciosa, pero tal vez sería mejor que hablaran de una vez y le digas todo lo que estás pensando.
— No quiero verlo— negué. — ¿Sabes qué sentí ayer de repente?—
Abracé mis rodillas sentada sobre el sofá, mirando de frente a mi amigo, pero con mi mejilla recargada. Me sentía exhausta.
Byron me miró esperando a que se lo dijera.— Nada— solté. — No sentí ese amor por él. No sentí nada más que indiferencia. Y es exactamente lo mismo que estoy sintiendo ahora.—
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Tus Ojos En Mis Recuerdos
RomanceSegunda parte de "La ciencia de tu amor". Otra historia inconclusa firmada por el destino. Después de seis años desde la última vez que los ojos de ambos se vieron los unos a los otros, cargados de dolor y desilusión, tendrán la oportunidad de volv...