Capítulo 27

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1880

Narrador Omnisciente

Media noche y la luna le da un toque tenebroso al encuentro entre ambos jóvenes. Mientras Jimin observaba a la futura reina con un semblante sombrío, ella no hacía nada más que sonreír ampliamente al caer en cuenta que su plan estaba saliendo a la perfección. 

—Veo que estás cumpliendo con tu parte, querido. —soltó. —pronto recibirás tu recompensa, solo es cuestión de que te mantengas al margen de todo. 

—Yo no quiero nada que provenga de ti, antes le prendo fuego a mis manos. 

Sanah soltó una carcajada que le erizó la piel al muchacho y caminó hacia él para que puedan quedar frente a frente y así conversar de una manera más seria. Si bien a ella le agradaba la idea de tenerlo en la palma de su mano, detestaba saber que su corazón le pertenecía a la persona que más odiaba en el mundo. Con tan solo escuchar su nombre, la ira comenzaba a correr por sus venas y no paraba hasta asegurarse de hacerle la vida más miserable de lo que ya estaba. 

Sumni debía pagar por todas sus penas. 

—Te ves tan guapo cuando te enojas. —Sanah llevó sus manos al rostro del chico y acarició sus mejillas disfrutando lo suave que era su piel. —Ya deja de resistirte, querido. Sabes muy bien que yo puedo hacerte más feliz que esa niña muerta de hambre. 

—No te atrevas a hablar así de Sumni que todos aquí sabemos que saldrás perdiendo. 

Jimin quiso avanzar unos cuantos pasos más, pero las cadenas se lo impedían. Un tirón más y terminaría arrancando la piel de sus muñecas de una manera muy dolorosa. Hasta ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba en la misma posición. 

—Uhmm, no lo creo. —respondió. —estoy segura que no me llega ni a los talones. Solo mírame. A punto de convertirme en reina y en la esposa del hombre más codiciado de todo el pueblo. 

Esta vez, fue Jimin el que comenzó a reír. Como si la chica hubiera dicho lo más ilógico del mundo. 

—No tienes la más mínima idea de lo que el destino tiene para ti, mi querida Sanah. Cuando menos lo esperes estarás ardiendo en el mismísimo infierno pagando por todos tus pecados. 

Sanah se sintió disgustada al escuchar que la palabra infierno y su nombre habían congeniado en una misma oración. No podía creer que estaba hablando en serio. Toda su vida se había esforzado para llegar hasta donde está y no estaba dispuesta a permitir que un don nadie se atreva a cuestionar aquello. Sin embargo, se seguía repitiendo una y mil veces que su destino era quedarse con el trono y evitar que su peor enemiga le quite el puesto. Ya había logrado quedarse con Jungkook. Incluso, consiguió que Jimin quite a Sunmi de su camino, pero necesitaba algo más grande. 

Ejecutar la parte final del plan maestro para quedarse con la corona para siempre. 

—No entiendo con qué cara me dices que me iré al infierno, cuando ambos sabemos que terminarás arrastrado conmigo. 

—¡Porque amenazaste con matar a mi familia!

—Shhh,...sin lloriqueos, por favor. Que no tengo tiempo para estupideces. —dijo. —solo procura cumplir con lo que te digo hasta que llegue el preciado día en que me convierta en una inmortal. 

Jimin la odiaba. Cada vez que la tenía serca sentía la necesidad de atravesar su pecho y arrancar su frío corazón, por hacer de su vida una miseria. Ella le arrebató a su mejor amigo y, por si fuera poco, tenía en mente arrebatarle la vida a Sunmi. Estaba más que seguro de que no permitiría que eso pase, pero le era imposible si tenía a sus seres queridos en un balanza de tiempo. 

Un mal paso y todo se arruinaría. 

—Llevarás a tu pequeña rata al lugar que te indiqué y podrás ver a tus padres sanos y salvos. —siguió. —después de eso, jamás volveré a molestarte. 

El chico gruñó por lo bajo y miró al suelo. Entregar a la mujer que ama a la mismísima muerte sería más que un pecado. No se lo perdonaría nunca. ¿Pero qué podía hacer? Intentó advertirle a Jungkook lo que estaba pasando, pero este no hizo nada más que reírse de él y dejarlo solo con la angustia carcomiendo su ser. Insistió miles de veces en que todo se trataba de una maldita trampa, sin embargo, jamás creyeron en su palabra. 

Debía reunir las pruebas sufifientes para que las mentiras de Sanah salgan a la luz. 

Tenía que pensar en un plan perfecto para que todo salga a su favor. La coronación era en dos días, pero necesitaba más tiempo. De alguna manera u otra, debía convencer a Sunmi para que deje el pueblo y se vaya lo más lejos posible. Esa era la única manera de evitar que Sanah se deshaga de ella. 

—¿Cómo sé que no me estás mintiendo?—preguntó entonces. Que Sanah crea que está de su lado es una ventaja. 

—Podré ser de todo, Jimin, pero jamás una mentirosa. Yo siempre cumplo con mi palabra. 

Y sin decir nada más, salió del salón dejándolo con un mal sabor de boca. En cuanto desapareció por el pasillo, los guardias le cubrieron la cabeza y lo llevaron a rastras hacia la salida, en donde lo esperaba un carruaje para trasladarlo a su morada. Faltaban pocas horas para el gran día. El plan de Sanah estaba previsto para cuando caiga la noche, así que solo tenía unas horas para lograr que su mejor amiga escape sin ser vista. 

Pero debía escoger. Era ella o la vida de sus padres. Algo para nada justo. 


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⏰ Última actualización: Dec 28, 2023 ⏰

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1880: TODO ES OBRA DEL DESTINO//JJK (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora