Capítulo 13: Inconvenientes

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Adriana Gallaban había tenido un día relativamente pacífico hasta que de repente en medio de su papeleo cotidiano, llamadas comenzaron a inundar todo el complejo.

El movimiento se comenzó a intensificar hasta presentarse su fiel asistente y amigo: Alduin.

— ¿Qué cosas nuevas hay? — Pregunta la mujer intrigada por lo que estaba pasando.

— Una lucha entre bandas criminales en la ciudad — Le responde Alduin mientras toma la chaqueta negra de su superior — Ataques cerca de las fronteras y en el centro del país. Hay muertes.

La mujer sale en medio de todo mientras Alduin le ayuda a colocarse la chaqueta.

Observando la conmoción, se acerca a los operadores que recibían la información y comenzó a apuntar todo lo relevante: número de heridos y muertos, ubicaciones dadas, lugares exactos e incluso sus alrededores.

Obteniendo todo esto, ella llama a su equipo de trabajo a su oficina. Todos se presentan de inmediato, relegando su trabajo a sus subordinados en la comisaría.

— Hubo ataques en cuatro lugares. Todos los lugares han estado a las afueras excepto uno en la ciudad.

— En la zona turística colonial — Dice Paúl, un hombre moreno y alto de cabello negro en una cola — Está en el lado oeste y cerca de la avenida principal de la ciudad.

— Parece que este fue el lugar con menos muertos, según las llamadas.

— Estimamos alrededor de ciento cincuenta involucrados. Esto es bastante serio — Menciona la más joven entre ellos, una mujer en sus veinticinco años, ojos rasgados y piel bronceada con un cabello negro lacio atado en una cola.

— Agregando la fábrica de ayer. El mapa nos dice que estaban recogiendo mercancías de otros países, la frontera está cerca de tres de los cuatro puntos — Dice la jefa encerrando un círculo en los cuatro puntos y midiendo una distancia entre las fábricas y los países cercanos a la frontera — ¿Estaban exportando o importando alguna mercancía?

— Tampoco sabemos algo sobre los perpetradores, todos los interrogados parecían haber olvidado... justamente esa parte — Menciona Alduin agregando una pista inconexa a la mesa que Paúl intenta desarrollar.

— Lo más seguro es que sea una organización rival — Razona el hombre de tez morena — Sabemos que existen dones de lavado de cerebros y de manipulación de memorias. Lo más probable es que esta organización tenga a uno o varios telépatas de alto nivel, nos están echando a sus rivales para que los controlemos sin ellos dejar cadáveres.

— Pensé que la violencia era la forma de demostrar poder y control en un territorio para las organizaciones criminales — Menciona Linda, la más joven entre los cuatro — No tiene sentido atrapar a sus rivales y enviarlos con la Guardia. ¿No deberían perder poder en el territorio por estas acciones?

Ante la pregunta todos se quedan pensando. Lo que habían descubierto anteriormente en la fábrica les estaba dando más información que la última reunión, pero no era suficiente hasta que Alduin parece recordar algo.

— El niño valiente — Menciona, mientras todos lo miran con extrañeza — Es el cuento de un niño que expulsa a ladrones de su pueblo, quedando como héroe al final de la historia.

Linda chasquea sus dedos entendiendo todo.

— Buscan aprobación. Si asesinan indiscriminadamente a sus rivales se convertirán en sus rivales y serán vistos como una amenaza. Para evitar todo eso, llaman a la Guardia para verse bien ante la ciudad. Son básicamente vigilantes.

— Eso nos deja claro su actuar. El problema va a ser la mercancía de estos "chicos malos".

Al ver lo que sucedía, Alduin señala el punto más al centro del país, dentro de la ciudad.

Destello del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora