Capítulo 33: Autoridad

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La luz comenzó a verse en medio de todo el caos.

Con todos los problemas que habían estado ocurriendo, Carlos Martínez, el jefe de la comisaría y agente de la Guardia de rango 2, nivel 1, ahora yacía sentado en su silla completamente inclinada. Dos agentes estaban frente a él, firmes esperando a sus órdenes.

— Señor, en el centro de la ciudad se llevó a cabo una batalla que ha causado daños graves a las estructuras circundantes, también esta pelea ha tomado vidas-

— ¡Sí! — Interrumpe Carlos Martínez deteniéndola con la palma de la mano — Eso fue ayer en la mañana, envié a la agente Flor a investigar sobre este caso.

— Qu-E, Em... señor. ¿Ella sola? — Pregunta la agente delante suyo, pensando que había escuchado mal.

— Sí — Asiente el hombre recostado en la silla — No podemos replegar más fuerzas en medio de una operación en contra del Brazo Rojo.

La mujer con dudas da un paso atrás, pero el hombre a un lado hace lo contrario y se acerca hacia su superior firmemente.

— Señor, los agentes replegados en las provincias ya han controlado la situación — Menciona el hombre firmemente — Deberíamos dejar el mínimo de agentes necesarios y traerlos al centro de la ciudad. No hay forma de que lo sucedido ayer en la mañana, hubiese pasado si los agentes de la Guardia estuviesen en la ciudad como era originalmente.

— Ya — Detiene Carlos Martínez, sentándose, apoyando su mano en el mentón — Lo que ha sucedido ayer fue parte de una misión encubierta, no es necesario que sepan los detalles ahora mismo y esa es mi decisión. Vuelvan a trabajar.

— P-Pero señor. Aún no le he dicho — Es inmediatamente interrumpido con un manotazo en el escritorio.

Carlos Martínez parecía furioso y reacio a escuchar cualquier cosa viniendo de ellos.

— Vuelvan a trabajar.

Su voz fue extremadamente profunda y amenazante, no les quedó otra cosa que retirarse sin enfrentar a su superior.

Había sido un día agitado.

Adriana Gallaban había sido encerrada por casos de corrupción e interrupción en un caso en investigación. Esa semana, Juan Rodríguez había despedido a un agente sin justificación real, además de que varios agentes fueron sospechosamente trasladados. La batalla en contra de las bandas criminales, concretamente los enemigos de Karnan, no iba tan bien como esperaba. Tenían un líder que sabía de estrategia y táctica militar, también los agentes de la Guardia de la que estaba tan creído eran vencidos por ciertos criminales con los dones más risibles de todos.

Dejó escapar a su mayor amenaza de su radar, quien era Alduin Huber, además de que los agentes enviados para mantener controlados al resto del equipo de Adriana Gallaban, habían dejado de tener contacto con él, y ahora sus propios agentes en la comisaría dudaban de él.

No habían resultados, por lo que perdía la confianza rápidamente.

No solo eso, Flor, la mano derecha de Karnan, era una mujer extremadamente intimidante y altanera, todos sospechaban que Karnan, Hugo y esa mujer estaban coludidos en algo no tan bueno, por lo que muchos agentes suyos fueron encontrados revelándose en el campo de batalla de las afueras de la ciudad.

Las cosas simplemente no podían llegar a peor.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el alboroto fuera de su oficina.

No llegó ni siquiera a la puerta cuando esta se abrió casi de golpe.

Era Alduin, quien había llegado a la comisaría junto con el Sashem del Cuerpo de Melóforos y sus compañeros Linda y Paúl.

Destello del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora