Capítulo 26: Marchitan las flores

4 0 0
                                    

El caos en la ciudad continuaba.

No existía humo alguno, solo vacío.

Las calles, los parques, las instituciones y locales del centro de la ciudad que estaban tan animadas, ahora yacían vacías y con una aura tensa y oscura en cada esquina.

Los jóvenes y parejas recién unidas eran las que iban a pasar el rato en el centro de la ciudad y en los locales de diversión ahora no estaban, el sentimiento de peligro que se había originado de las acciones de la Guardia y su guerra contra las pandillas y carteles había dejado más de una semana un halo de oscuridad en el centro.

Con estas actividades la economía se diversificaba y se mantenía en auge, estos locales hoy en día estaban cerradas y en pérdidas progresivas por el estado de excepción y el miedo de las personas que antes yacían en las calles, resguardadas en sus hogares.

Pero al borde de la ciudad, en los frentes de batalla esto era diferente.

Gente que había estado marchando en nombre de sus hermanos caídos y de la violencia creciente de la Guardia en la ciudad, estaban siendo atacados, y no por aquellos criminales a los que la Guardia había etiquetado como villanos, sino ellos mismos, y colocándose con estas acciones como héroes.

Entre medio de todo lo que estaba pasando, dos chicas luchaban en contra de la Guardia junto con todo aquel que se rebelaba.

— Pudimos mover nuestras fronteras un poco más cerca de la comisaría central — Menciona la chica de cabello castaño limpiándose una gota de sangre en su rostro lleno de hollín y polvo.

Otra joven se cabello teñido de rosado hacía acto de presencia con su tez levemente bronceada.

— Al sur está Tamil y Abdel — Dice la joven liberando algunas chispas de electricidad que sonaban en toda el área — Al norte de nosotros Reymond y creo que Caleb y Elián vienen al centro a apoyarnos.

— ¿Apoyarnos? — Se ríe Jessica con una pizca de soberbia — ¡Tenemos todo bajo control!

Ella se acelera golpeando a dos guardias delante suyo en sus diafragmas, dejándolos fuera de combate por unos minutos.

— No importa si tienen dones fuertes, complicados o simplemente son débiles, un golpe de estos y cualquiera queda fuera de combate — Dice la joven castaña aún con su soberbia.

— Nosotras también somos humanas — Aclara Naliana, noqueándolos con sus cargas eléctricas — Y es por eso que necesitamos ayuda.

Ante las palabras de Naliana, Jessica no se sentía muy convencida.

Su don la hacía extremadamente fuerte, y tomando como referencia a Reymond, sus dones habían crecido a una velocidad alarmante desde la última vez en el puerto. Se sentía con este crecimiento más poderosa que nadie. Podía moverse como nunca antes lo había hecho, y sentido como nunca antes hubiese imaginado.

— Siento que puedo hacerlo, Naliana — La mencionada se coloca al lado de Jessica, quien aún estaba perdida en sus pensamientos mirando sus manos — Siento que puedo limpiar toda esta área luego de comprender mis dones.

— Como sea — Interrumpe Naliana levantando sus manos al frente — No me dejes atrás solo por eso.

Por un momento, las dos se dieron cuenta de algo extremadamente simple como complicado.

Una mujer vestida con una blusa roja bajo una chaqueta de jean había estado delante de las dos, observándolas como si estuviese allí más tiempo del que hubiesen imaginado.

Jessica toma la mano de Naliana en el momento preciso que sintió que algo andaba mal.

Sí.

ROMPER.

Destello del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora