Capítulo 9: Imprevistos

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El trio de chicos fueron dejados cerca de la barriada en donde vivían.

Como había terminado la redada en la base de la Ché, Abdel encaró a Elián seriamente al frente de la Academia.

— ¿Por qué fuiste, Elián?

— ¿Qué te sucede, Abdel?, ¿No sería bueno tener una mano extra como la mía allá atrás?

Abdel lo toma del hombro molesto, pero Elián expresa una mueca de dolor. Dándole a entender a Abdel que era ese lugar en donde él se había lastimado en la pelea en contra de Héctor en la mañana, reaccionando y soltándolo.

Elián acomoda su mochila en su otro hombro sano mientras que se tomaba la herida.

— ¿No me vas a decir? — Pregunta Abdel, esta vez mucho más suave.

Elián lo piensa por un momento.

Ahora, cada que pasaba algo, Abdel actuaba y Tamil lo seguía. Antes, cuando Tamil no estaba era él el que iba detrás de Abdel para cuidarlo, cuando la limitante de su cuerpo común fue superada por la fuerza de los dones, cada vez se le hizo más y más difícil acortar la brecha nacida entre él y una persona normal.

La llegada de Tamil fue básicamente una bendición para Abdel y para él significó su retiro completo de esa vida bajo la luna.

Pero esta vez la Ché, una banda extremadamente peligrosa, amenazaba con volver a las riendas, no solo pensó en lo que le podría pasar a Abdel en medio de la redada, sino también en su madre, una persona común que sería arrastrada irremediablemente a una situación de violencia extrema sin herramientas de defensa más que su don de curación.

Justo como esa vez años atrás.

— Ustedes — Menciona mientras Abdel reacciona con enojo a sus palabras — Y mi madre.

Abdel intenta objetar, pero tras sus últimas palabras no pudo, porque él y Caleb hacían lo mismo por Yla.

— Mi madre y ustedes son lo único que tengo — Declara observando sus manos maltratadas — No voy a perderlos por una estúpida guerra de pandillas en las calles. Por eso voy a detener a la Ché, alejarme de la Guardia y destruir a cualquier que amenace la vida pacífica que conseguimos hace años atrás... incluso si es tu hermano quien perturba esa paz.

Incluso Tamil reaccionó sorprendida tras las últimas palabras de Elián.

Una declaración de protección, pero también de destrucción.

Un pensamiento tan esperanzador como destructivo.

— Entiendo... — Le responde Abdel suspirando, alejando sus frustraciones y su negativa para que Elián se alejara de todo el meollo — Pero no te preocupes, yo estoy vigilando a mi hermano para que nada de eso suceda.

— Sí...

— ...

— Como sea, nos vemos mañana en la Academia.

Elián se va hacia un camino diferente al de Abdel y Tamil debido a que iba a tomar el camino más directo a casa, mientras que los otros dos jóvenes también.

— Elián es extraño — Habla la chica peliteñido intentando dilucidar más allá de las palabras — Supongo que algo pasó antes.

— En ese tiempo pasaron muchas cosas. Caleb se unió a unos revolucionarios en contra del Brazo Rojo y la Ché. Mientras que la Guardia y los Melóforos se debatían si había beneficios en entrar al sur del país para intervenir, secuestraron a una niña en preescolar. Miembros de la Guardia independientes arrestaron al trabajador de una tienda local que no tenía nada que ver, mientras que la niña desapareció, todo apuntó a que fue culpa del Brazo Rojo.

Destello del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora