Capítulo 26: ¡Qué idiota!

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Se despertó con el sonido de la puerta principal cerrándose, tardó un poco en reaccionar hasta sentarse en la cama.

Bostezó y se frotó el ojo izquierdo con un poco más de fuerza, olvidando que allí había una herida sin cerrar, apretó los dientes al sentir el dolor, ya había pasado un mes y aún olvidaba que su cuerpo estaba en un estado muy sensible.

Miró a su alrededor para encontrar el gran dormitorio vacío, dedujo que el ruido que lo despertó fue el de Wonyoung cerrando la puerta para ir a trabajar. Se llevó la mano a los ojos pero esta vez para frotarlos con el pulgar y el índice, todavía estaba medio dormido.

Se levantó de la cama y caminó hacia el baño, se miró al espejo y el solo ver su reflejo lo hizo sentir mal.

Sacó de uno de los cajones la gasa, las vendas y la cinta adhesiva y comenzó a quitarse las que ya se había puesto el día anterior. Las heridas estaban casi cerradas pero Wonyoung temía que aún estuvieran infectadas, así que lo obligó a seguir cuidándolas.

Su rostro ya no necesitaba vendas, al igual que sus brazos, pero debía seguir cuidando su cuello, torso y piernas. Se quitó el vendaje alrededor de su cuello dejando al descubierto el corte que lo había dejado sin poder hablar por casi una semana, se veía mejor, al igual que el resto de sus heridas.

Cuando terminó volvió a la cama y se sentó en el borde, desconectando su celular y encontró en sus notificaciones un mensaje de Saerom, no fue nada extraño, todos los días despertaba con uno nuevo, pero este hizo que su corazón se detuviera por un milisegundo.

Saerom: ¿Ahora vives con Wonyoung?

Su teléfono empezó a temblar, no, era su mano la que temblaba. ¿Cómo podía ella saber eso?

Llegó un nuevo mensaje.

Saerom : No sé qué pensar en este momento.

Apretó las cejas y cerró los ojos, mierda .

Arrojó su teléfono sobre la cama y respiró hondo. No quería pensar en la idea de que Saerom se cansara de él, pero era obvio que sucedería en algún momento, de hecho, le sorprendió que ella no lo hubiera hecho todavía, nadie lo había aguantado durante tanto tiempo... bueno, en realidad no, había otra persona que por alguna razón no se daba por vencida con él:

Yang Jongseong.

Hacía...probablemente un año desde que lo conoció, no lo recordaba muy bien, pero recordó que era uno de esos días en los que se enojaba con la vida misma y se fue a jugar baloncesto a la cancha del vecindario:

- ¡Bien! - Dijo en voz alta cuando hizo la canasta.

- Ese fue un buen tiro - Una voz lo sobresaltó y se giró para encontrar a un hombre acercándose a él.

Al igual que él, tenía el cabello teñido de rubio, vestía un elegante traje negro y caminaba con las manos en los bolsillos del pantalón. Al mirarlo a la cara pensó que lo conocía pero no sabía de dónde.

- ¿Juegas en algún equipo? - Le preguntó con una pequeña sonrisa en los labios. Sunghoon no respondió - Solía ​​jugar en la escuela secundaria, pero creo que ahora estoy un poco oxidado - Extendió las manos y le indicó que le pasara el balón.

Sunghoon miró detrás del hombre y vio un vehículo blindado negro, pensó que alguien rico no le robaría el balón, así que se lo arrojó.

Mientras lo agarraba, el hombre vio escrito el nombre 'Wilson', un balón que parecía un poco caro.

- Oh, es Wilson, ¿Lo compraste?

~𝑺𝒐𝒇𝒕𝒄𝒐𝒓𝒆 || 𝑷𝒂𝒓𝒌 𝑺𝒖𝒏𝒈𝒉𝒐𝒐𝒏 ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora