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"ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴢᴄᴏ ᴛᴀɴᴛᴏ, Qᴜᴇ ᴀᴠᴇᴄᴇꜱ ᴛᴇ ᴅᴇꜱᴄᴏɴᴏᴢᴄᴏ"

Roier se despertó en la madrugada, sudando frio y con ese sentimiento de incertidumbre en el pecho que tanto lo jodia

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Roier se despertó en la madrugada, sudando frio y con ese sentimiento de incertidumbre en el pecho que tanto lo jodia. Soñó con Juan. Y eso era raro, porque él nunca había visto a Juan, conocía su nombre y parte de su historia, pero nunca había visto ni una fotografía del hechicero. Aun así, tuvo una imagen muy vivida de él durante su sueño. 

 ¿Cómo sabía que ese era Juan? 

En realidad, no lo sabía, más bien lo suponía, su instinto se lo indico así.

Busco el consuelo de un segundo cuerpo, Spreen, pero no lo encontró. Ese lado de la cama estaba vacío, con las mantas en desorden y una almohada que remplazaba su figura. Busco a tientas un reloj o su celular, algo que le señalara la hora, y cuando tuvo el objeto en mano frunció el ceño viendo la hora ◝→"2:45am". Con confusión, Roier toco aquel espacio vacío, estaba frio. Spreen se había ido desde hace rato, y el solo se preguntaba a donde.

Indago un poco sobre el cuarto, pues quería una pista que le indicara a donde fue. Encontró su celular, y para su buena o mala suerte ahí estaba su pista.

"No tardes."

Ese era el mensaje que yacía en su pantalla de desbloqueo. Roier tomo el teléfono entre sus manos y desbloqueo la pantalla encontrándose con un chat reciente.

Era Juan.

Su corazón se aceleró mientras leía el nombre del contacto. Entro al mismo intentando ver un poco más, pero no tenía foto de contacto ni descripción. Regreso al chat y leyó muy por encima los últimos mensajes. Eran direcciones, una foto adjunta y aquel "no tardes" que tanto lo preocupo.

Reviso las direcciones, algunas eran de Karmaland, en otras no reconocía las calles pero identifico la frase "pueblo naranja" en algunas de ellas. La ultima dirección era a las afuera de la ciudad, y Roier conocía la zona. Abrió la imagen adjunta y la identifico, era a las entradas de la ciudad, en aquel letrero de "Karmaland" que vio cuando llego. 

Durante su lectura llego otro mensaje. "Te estoy esperando". Todo dentro de Roier activo las alarmas, pues a diferencia de los demás mensajes este se sentía personal, quiso acreditarlo al miedo del momento, pero no estaba conforme.

Roier estaba desconcertado. Si revisaba bien se dio cuenta de que los mensajes no tenían correlación alguna, parecían haber sido borrados los anteriores chats. Fijo su vista en la ultima dirección escrita y en la foto adjunta. El sabia donde era, el sabia que era cerca del muelle, y sabia que Spreen lo sabia. Todo dentro de sí mismo se removió, algunos lo llaman instinto, otros lo llaman impulso, el prefiere llamarlo suplicio. Y aquel don de penuria se lo dijo claramente "Spreen está ahí".

Tomo una mochila, se puso unos tenis y salió de la casa. Tal vez despertó a sus suegros, pero qué más da. El solo quiere encontrar a su osito.

Avanzaba a gran velocidad, y en poco tiempo yacía fuera de la residencia privada de sus suegros. Pasar la reja no fue difícil, es mexicano, a fin de cuentas.

parents; sproierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora