FRANCIA
Había comenzado a morderme las uñas. Odiaba hacerlo, sobre todo cuando tenía las gelificadas. Mis dientes más sensibles empezaban a dolerme, pero no lo podía evitar. No cuando estaba nerviosa.
Me sobresalté al escuchar los golpes sobre la ventanilla. Chiara hablaba, aunque no alcanzaba a oírla. Salí del auto de inmediato.
—¿Qué?
—Dije que dejes de comerte las uñas.
—Sabes que no me las como, simplemente las muerdo.
—Eh, alguien pidió un mecánico.
Sonreí al ver a Rocco cargando una rueda de auxilio. Detrás de él, apareció Benicio con sus hoyuelos y su intensa mirada. Llevaba un jean negro y una camisa blanca abotonada hasta el cuello, metida dentro del pantalón y arremangada hasta los codos.
—¡Wow! No pensé que iba a venir todo el equipo.
Apreté los labios para no sonreír demasiado.
—Lo pedís, lo tenés. —El novio de mi amiga se agachó con el gato hidráulico.
Benicio lo imitó, con la llave para ruedas en las manos.
—Gracias, chicos.
Mientras ellos se pusieron a trabajar, Chiara y yo nos aparatamos.
—Te dije mil veces que tenías que ir a la gomería por lo de esa rueda. ¿Por qué siempre llegas al límite con todo, Francia? —me reprochó.
—Perdón, amiga. No sabía que tenían... —observé sobre mi hombro a Benicio, que mientras ayudaba a su amigo a sacar la goma pinchada, me miraba de reojo. —planes.
—Estábamos cenando. De hecho, yo ya me estaba yendo a dormir. Estuve a punto —se quejó.
—¿Tan temprano? Mañana es sábado.
—Estoy vieja.
—Tenés mi misma edad —dije sintiéndome ofendida.
Ella rio.
—Lo sé. Pero no tenemos el mismo espíritu.
Puse los ojos en blanco y me crucé de brazos.
—¿Y Benicio?
—Estaba en casa. Comimos una picada riquísima, no sabés. La trajo él.
—No sabía que... hacían planes juntos.
No tenía ni la más puta idea de por qué estaba diciendo eso. Mi amiga también pareció extrañada por mis comentarios.
—Siempre cenamos los tres.
—Ah. Nunca me invitaste.
—¿A cenar? Viniste miles de veces, Francia.
—No, digo... los cuatro.
Definitivamente estaba yéndome al pasto.
—¿Los cuatro? ¿Desde cuándo...?
—¡Chicas! Esto ya está, eh.
Nunca me había sentido tan aliviada de escuchar la voz de Rocco en mi vida.
Bueno, en realidad sí. Aquella vez que me salvó de una cita espantosa. Pero esa era otra historia.
Nos acercamos al coche. Rocco besó a Chiara en los labios. Benicio estaba limpiándose las manos con un trapo viejo. Tenía la cabeza gacha, su atención en esa actividad de forma minuciosa.
—Gracias. —Di un saltito hacia él.
Levantó la vista y sus hoyuelos aparecieron.
—No hay por qué.
—Imagino que no te hace ninguna gracia ensuciarte —intuí.
Meneó la cabeza.
—Imaginas bien. Pero no importa.
—¿Qué les parece si vamos a un bar? —Rocco rodeó la cintura de su novia con entusiasmo.
—¿Un bar? ¿Ahora? —Chiara estaba más sorprendida que el resto.
Rocco no solía proponer ese tipo de planes, mucho menos un día de semana.
Observé de reojo a Benicio, parecía indeciso, preocupado.
—Bueno, dale —aceptó mi amiga, encogiéndose de hombros.
Me quedé boquiabierta. Si ella aceptaba, ¿cómo no iba a aceptar yo?
Como tantas otras cosas, olvidé por qué había salido de casa en primer lugar.
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Me encanta que cerremos acá el 2023, porque el próximo capítulo ya empieza a ser bomba y fuego entre Francia y Benicio, así que arrancamos el 2024 todo hot!!!!!!
Gracias por acompañarme estos días con la lectura, y espero que sigamos compartiendo estos espacios que me hacen muy bien.
Comenten qué les parece la historia!! Las leo, amoras.
Feliz 2024! Nos seguimos leyendo por acá y en redes.
Besos miles.
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No me rompas el corazón
عاطفيةFrancia es caótica, despistada, desordenada, impuntual, olvidadiza. Para ella, es imposible mantener una relación estable, deja a todos los hombres con los que sale. Benicio es organizado, puntual, controlador. Un tipo de agenda, alarmas y cronogram...