La primera fogata

30 11 93
                                    

       Aunque contrariada, Alissa la había dejado sola para que descansara, Haru había salido por su propia comida cuando la ninfa volvió y le ofreció un plato con la cena, nunca antes había estado tan feliz de comer raíces asadas como en ese momento.

       — Será más fácil si lo tomas de un solo trago —Alissa le extendió una botellita de cristal con un líquido denso marrón amarillento en su interior con trocitos de ramas y raíces que se asomaban—, su sabor es desagradable. Puede que te sientas algo mal o pase como si nada, depende completamente de si hay un producto, pero por si acaso, deberías comer antes ya que suele quitar el apetito.


       Con las manos temblorosas lo recibió, hizo una mueca cuando el sabor amargo se extendió desde la parte posterior de su lengua a toda su boca, pasó largos tragos de agua que la ninfa le ofreció buscando calmar la sensación.

       — ¿Necesitas otra cosa más? —preguntó con suavidad.

       — No, solo quiero dormir. Gracias.

       Con una sonrisa suave Alissa dejó la tienda. Pero la había estado revisando constantemente, siempre con una sonrisa comprensiva en el rostro.


       Apenas Antoinette tuvo suficiente ánimo como para caminar a la mañana siguiente, Alissa se encargó de mostrarles las cocinas, la zona de descanso, los almacenes, los comedores y por último la zona de entrenamiento. Era asombroso ver a tantas personas pelear con diversas armas o cuerpo a cuerpo, su inquietud se revolvió, si se quedaban pronto ella misma podría estar aprendiendo, lo necesitaba.

       En medio de todos junto a Cretus, había otro hombre de pie; más bien bajo, su cabello azabache era lo suficientemente largo como para poder ser recogido en una cola, piel clara pero algo bronceada seguramente por la exposición al sol durante su entrenamiento, tenía los ojos alargados de un verde grisáceo, nariz respingada y las cejas muy pobladas, no había nada de vello facial en su fina mandíbula. Cuando las notaron, Cretus se les acercó haciendo que él lo siguiese.


       ― Él es el Ethan Mideonnor ―Cretus lo presento―, uno de nuestros mejores soldados, si desean permanecer aquí y entrenar él estará a cargo del proceso.

       ― Será un placer ―el aludido hizo una reverencia.

       ― No se dejen engañar por su aspecto, puede ser joven, pero irá al frente en la batalla sin siquiera dudar.

       ― No le hagan mucho caso a Cretus ―Ethan sonrió de medio lado―, es muy exagerado.

       Cuando hablo tenía cierto acento que parecía provenir del norte pues alargaba las vocales y silbaba un poco con las "s" y "c".

       ― O eres muy modesto para tu propio bien ―Alissa sonrió negando con la cabeza.

       ― Soy Haru ―se presentó extendiendo la mano.

       ― Luna de primavera ―el hombre sonrió con dulzura.

       ― Así es ―ella asintió con una sonrisa― ¿Cómo lo sabes? La gente no suele conocer su significado.

       ― Realmente es suerte ―él negó con la cabeza―, hay algunos mitos sobre doncellas con ese nombre de dónde vengo, siempre me pareció que era un nombre precioso.

       ― Gracias ―Haru sonrió de medio lado― ¿puedo preguntar por el tuyo? No creo haberlo oído antes.

       ― "Constancia", más común de lo que parece.

Legado entre escombros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora