El campamento principal

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       El carruaje pasó por un bache que casi hace caer el libro que tenía en el regazo, este era su segundo día de camino, no hacía mucho vio el amanecer y por lo que sabía, llegarían en unas seis horas si no había imprevistos; iba en la cabina de un carruaje junto a Alissa, quien aún dormía, no la habían dejado ir con Haru y para ser justos, ya ni siquiera preguntó las razones.

       Tampoco habían querido dejarla sola desde aquella noche, poniéndole vigilancia constante después de que se desmayó, en esa ocasión por horas nadie logró hacerla despertar, luego siguió un martirio personal en el que salía y entraba de la consciencia con una ninfa a su lado, que procuraba cambiar los pañuelos húmedos que tenía en la cabeza en un intento de disminuir su fiebre; al menos esto mismo podía explicar los temblores y alucinaciones que tuvo.


       Haru se quedó toda la noche en la tienda, durmió un rato sentada en una de las esquinas y cuando en la mañana Alissa fue a ver a Antoinette, ya no había ni rastro de ella; Antoinette le explicó vagamente todo lo que padeció y a cambio escuchó todo lo que Alissa había oído de aquella luz la noche anterior, lo que la dejó incrédula ¿Haru haciendo magia? Aun así, la ninfa insistió diciendo que incluso había afirmado ser una De'Ath.

        Tuvo que quedarse mirando al techo de la tienda un rato en silencio, si bien los Tharious eran los monarcas del reino, no eran los únicos que solían tener poder, compartían el consejo con otras cuatro familias que al igual de ellos, poseen habilidades sobrenaturales, entre ellas, el temerario clan De'Ath, nigromantes de nacimiento. 


       Entonces se dio cuenta de que no era tan improbable, siempre se dijo que los De'Ath solían tener los ojos verdes y penetrantes, las leyendas contaban que su mirada era capaz de atravesarte el alma y estaba segura, que los iris brillantes de Haru cumplían con la descripción. ¿Pero entonces qué pasaba con los Dalter? ¿No había ningún vínculo sanguíneo? ¿Cómo demonios llegó Haru a sus brazos? La jaqueca subía con tan solo pensar en las posibilidades ¿Haru lo afirmo? ¿Hace cuanto lo sabía? Fuese o no verdad, sabía que el rumor de que una De'Ath estaba entre ellos se extendería rápidamente así que no podían retrasar el viaje.

       Aunque esto hizo que el tema de su discusión se quedara en segundo plano, aun noto varias miradas fijas en su espalda; comandados por Cretus emprendieron el camino, Alister se quedaría al mando de ese campamento y de algunos asuntos, un soldado le explico descuidadamente que de los tres, era quien menos tiempo pasaba en el campamento principal.


       Durante el trayecto pasaron por par de aldeas y asentamientos, comprobar con sus propios ojos que el continente estaba incluso peor que la isla no era lo que esperaba, todo tipo de criaturas que parecían tan solo querer un refugio rondaban por ahí y fue preocupante ver las condiciones en las que parecían vivir.

       La carroza se detuvo cuando estaba tratando de dormir para pasar más rápido el tiempo, al oír cada vez más voces despertó a Alissa, ella rápidamente descubrió la cortina que cubría la ventana revisando a ambos lados.

       ― Llegamos al círculo de protección ―se movió acomodando su vestido, luego hizo señas para que la siguiese.

       Cuando estaba bajando, la ninfa intercambió unas palabras con Cretus, Antoinette no quería entorpecer nada así que fue hacia los caballos que habían estado jalando la carroza.


       ― Hola bonitos ―saludo suavemente con una sonrisa, acariciando el cuello de uno de ellos.

       Era café con manchas en las patas que asemejan unas botas, su cabello era un par de tonos más oscuros y para su deleite, era realmente manso ante sus caricias. Ella sonrió dejando salir una risita cuando el otro corcel exigió atenciones también, este tenía la melena y el cuerpo blancos, pero estaba lleno de manchas marrones.

Legado entre escombros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora