Con las temperaturas cada vez más bajas tomando el reino los entrenamientos resultaban mucho más duros y difíciles, para empeorar su situación, entrenar con Moonbright parecía ser mucho más exigente que con cualquier otra persona con quien lo hubiese intentado, él no era condescendiente, pero sí eficaz, marcaba cada uno de sus errores y la forzaba a mejorarlos rápidamente.
En realidad, ella no sabía cuánto tiempo habían estado haciendo esto esta mañana, pero sus brazos dolían, Alissa dejo de acompañarla pues debía seguir con sus pendientes por lo que se perdió de su apoyo moral; finalmente Antoinette levantó un brazo, sintiendo como sus músculos jalaban hacía abajo en protesta.
― Es todo, saco mi bandera de la paz, no puedo más.
Moonbright asintió, ella valoraba muchísimo que él tomase el tiempo de enseñarle personalmente ahora que todos parecían estar ocupados, considero más tarde pedirle a Antón que le ayudará a pensar en algo como agradecimiento.
― ¿Por qué no me acompañas? ―recibió la espada que ella extendió―. Aún tenemos una conversación pendiente.
Antoinette se tensó por sus palabras, había estado pensando cómo dar ese paso durante toda la semana temiendo que él tocase el tema, aún no habían avanzado nada al respecto con Haru y eso la ponía nerviosa; sabía que era inevitable así que caminó siguiéndolo hasta la misma tienda en la que hablaron la última vez, él le ofreció una silla y algo de agua que aceptó gustosa, tras unos segundos de silencio, suspiró.
― Honestamente no sé por dónde iniciar.
― Si está bien haré preguntas, no espero que contestes todo, pero en realidad necesito una explicación.
Le indico que estaba de acuerdo, él cruzó los brazos y apoyó su cadera recargando su peso en la mesa para estar frente a ella.
― ¿Qué pasó en realidad? No mencionaste en ningún momento que estabas enferma Antoinette, te veías bastante animada y luego te pusiste así de la nada.
Dudó porque no quería mentir, él había sido realmente amable con ella pero no podía sacarse la espina de su acuerdo con Haru sobre no decir nada a nadie.
― Antes debo agradecerte por seguirme la corriente y no delatarme como mentirosa frente a ellos.
Él asintió en comprensión, entonces continuó.
― Definitivamente me dolía la cabeza, no puedo explicarte cuanto, era como si me estuviesen cincelando el cráneo, no era la primera vez que me sucedía, había pasado unas veces más antes.
― ¿Que lo desencadenó?
Ella se encogió de hombros, pero su cabeza inmediatamente fue a aquella pócima amarga que había bebido como precaución, no podía evitar pensar en la posibilidad de que tan solo fuesen sus efectos secundarios.
― No lo sé, solo sucede y luego... —se detuvo notando que estaba a punto de mencionar las visiones, si él notó su expresión no dijo nada― mayor ¿puedo hacer una pregunta?
― Ya lo estás haciendo.
Antoinette abrió la boca y la cerró tras unos segundos, sin decir palabra alguna.
― Si, puedes hacerlo Antoinette ―recalcó él.
― Si no quieres responderme está bien ―respiró tratando de envalentonarse sin saber bien cómo formular― ¿Alguna vez has matado a alguien con ceguera en un ojo?
Eso lo tomó desapercibido, su rostro se mantuvo casi estoico pues se le escapó el sutil cambio en sus ojos y el leve movimiento de sus cejas; él pasó saliva como si le costase.
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Legado entre escombros.
خيال (فانتازيا)Esta historia contiene fragmentos que pueden resultar como un gatillo para personas con algún trauma relacionado con el abuso sexual, físico o psicológico; leer bajo responsabilidad propia. ------------------------------------------------------ Anto...