Le tomo algo de tiempo reunir la valentía para preguntar, pero un dia apenas el sol le dio la suficiente luz, se decidió a buscar a la única persona que le podía dar las respuestas que necesitaba, le costó algo de insistencia convencerlo de que la dejara probar, pero pudo ver de primera mano el recuerdo de la noche en que Haru se develó como una De'Ath; aunque le tomó un par de intentos lo acabó consiguiendo y estaba muy orgullosa de sí misma. Se vio tentada a reír por la perplejidad de Cretus, aparentemente cuando los grandes guerreros y la magia colisionaban esta era la reacción esperada.
― ¿Estás bien? ¿Quieres vomitar? ―preguntó con suavidad cuando su mirada se mantuvo perdida mucho tiempo.
― Si, pero no voy a vomitar ni nada de eso ―levanto la vista aún perplejo― ¿siempre se siente así? ¿estás bien?
Esta vez no retuvo su suave risa y asintió. Aunque había estado "físicamente" con ella durante la visión, todo el tiempo pasó desapercibido y en parte fue mejor, le permitió concentrarse mejor.
― No te preocupes, ya me estoy acostumbrando.
Estaban sentados junto a las cocinas robando algo de calor de los hornos, el invierno ya había llegado y con la nieve cubriendo todo su alrededor Antoinette se aferraba a cada pizca que podía.
― ¿Realmente estas bien? ―insistió ahora ella.
― Si, no te preocupes.
― Bien, me quedo conforme ―se giró dispuesta a irse rumbo a su entrenamiento vespertino cuando recordó un último detalle y se detuvo llamando su atención―. Cretus.
― ¿Sí?
― Si puedo pedírtelo, me gustaría que por favor no dijeras ni una palabra de lo que me acabas de mostrar a Haru.
― ¿Están discutiendo? ―preguntó más recompuesto.
Ella quiso pretender que no se daba cuenta de como todo en él se alarmó ante esa posibilidad.
― No, no te preocupes —sonrió—, únicamente no quiero que ella le dé vueltas al asunto.
― Entonces prometo no decir nada.
Asintió con una sonrisa y se fue a buscar a Dominick.
Observando al cielo, completamente nublado al punto en que ni un rayo de sol se las arreglaba para colarse por ahí, reflexiono sobre sí misma, había aprendido mucho no solo en la lucha y estrategia. Algo que le cautivo del ejército rebelde es que siempre estaban dispuestos a ayudarla, parecían haberla acogido como si hubiese estado aquí siempre; no había extrañado su vida de antes, aunque se preguntaba de vez en cuando como estarían la señora Giardinelli y Carlos o si la habrían buscado, probablemente no.
Podía sentir la brisa fresca cada mañana, la hierba que picaba en sus pies cuando salía del río y las fogatas nocturnas en las que reían bebiendo esos tragos de Ouzo que ahora solía evadir para no embriagarse; pero aun así, ahora vivía con un temor constante al tiempo, al día en que se tuviese que enfrentar su destino.
El campamento hoy estaba muy animado puesto que estaban preparando una fogata para conmemorar el año nuevo, Anton prepararía un estofado especial, habría música y bailes, Antoinette estaba emocionada, por lo que estaba de un humor especialmente bueno. Al llegar la noche, se metió a la tienda con Alissa y Leonor, la ninfa había insistido en arreglarles el cabello y ellas lo permitieron; Antoinette se sentó en el catre contrario mientras ella le hacía un trenzado recogido a Leonor.
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Legado entre escombros.
FantasyEsta historia contiene fragmentos que pueden resultar como un gatillo para personas con algún trauma relacionado con el abuso sexual, físico o psicológico; leer bajo responsabilidad propia. ------------------------------------------------------ Anto...