20. Antes del arrepentimiento

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       Ella estaba recostada en el catre, ambos podían oír como en el exterior los soldados se preparaban para partir; él le golpeó la frente con el índice mientras sonreía solo por el placer de molestar, ella ni siquiera se quejó, era lo más normal que había actuado en días. Luego como si sus pensamientos hubiesen sido un mal augurio él volvió a su expresión sería con ojos ensombrecidos.

       ― Aun creo que debo ir ―soltó con malestar Liam.

       ― No le des más vueltas.

       ― Sigo pensando en esa noche.

       ― Liam ―ella frunció el ceño―, algún día tienes que dejar ir todo lo que paso, no es sano.

       ― No es por eso ―él negó― ¿Alguna vez te conté cómo fueron mis primeros días aquí?

       ― No, no lo has hecho.

       ― Cuando entre a las filas, el general vio mi actitud y por alguna razón se fijó en específico en mí, después de una tarde especialmente desordenada del entrenamiento me llevó a un lado el campamento para darme un discurso―se detuvo, dejando salir un suspiro―, él se aseguró de dejar claro que la guerra no es un juego, no es divertido y el heroísmo siempre tiene un alto precio. Creí que estaba siendo un amargado ―dejo salir una risa irónica―, ya sabes, es un general y supuse que tan solo trataba de intimidarme para reafirmar su autoridad tal como en las historias que se contaban sobre él y yo estaba tan desesperado por no darle la razón.

       ― Él no haría eso ―se apresuró a defenderlo.

       ― Ahora lo sé. Luego de lo sucedido, cuando estábamos retornando él estaba muy herido y yo me negaba a separarme de Leonor, por lo que manejé la carreta en la que iba, Moonbright también estaba ahí. Una noche, ella y los otros dos tipos dormían, pero él tenía insomnio.

       » Me contó sobre su primera batalla, realmente parecía un humano ―negó con la cabeza―, no me malentiendas sé que lo es, pero una parte de mí lo veía como una leyenda viviente hasta ese momento; él dijo que tenía que dejarlo ir, pero estaba bien que no lo olvidase, es lo que nos hace mejores que un monstruo.


       ― ¿Sabes qué es lo que más me atemoriza? ―empujó Antoinette― perderme a mí misma, llegar a un punto en el que ni yo reconozca lo que hago.

       ― Tú no eres una mala persona.

       ― Tú tampoco, pero a veces debemos hacer cosas que otras buenas personas no harían, para que los inocentes los sigan siendo.

       ― Puede que tengas razón. Pero recuerda que no estás obligada tampoco a ir a batalla si no lo deseas.

       Ella hizo una mueca, él no lo entendería aún, pero era su deber hacerlo en algún momento. Se quedaron en un cómodo silencio hasta que Liam volvió a hablar.

       ― Creo que a Leonor le gusta Lucía.

       Sus ojos se abrieron de sorpresa y su mano fue a su boca.

       ― Espera, espera ―Se quejó― ¡No puedes soltarme una noticia así de la nada!

       ― Quería aligerar el ambiente ―se defendió con una suave sonrisa―, solo lo aceptó cuando pregunté directamente.

       ― Bueno, funcionó ―ella sonrió también―. Puedo entender el por qué honestamente, ambas son asombrosas.

       ― Pero no cree que sea correspondido.

Legado entre escombros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora