Los adolescentes son una cosa pero bárbara

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Estaba entumecido. 

Desde la punta de su cabello hasta el dedo meñique del pie. 

Eran mil pesas puestas sobre su cuerpo y otras 500 sobre sus párpados. 

Podía escuchar la maquinita de los latidos del corazón. Intentaba recordar el nombre, pero no se le daba la biología. 

Afuera podía escuchar algunas sirenas, seguidas de disparos. 

Quizás debía hacer algo, era Spiderman, ¿no? Debía salir y salvar a la ciudad del peligro, cuidar a Tsukki del peligro. Pero la sola idea de levantarse se sentía como el centésimo castigo cuando perdían contra el Nekoma. 

Algunas voces se podían distinguir, pero entre todo el caos ni siquiera se esforzó por identificarlas. 

Quería con todas sus fuerzas que eso sea un sueño, una mala pesadilla. Le aterraba revivir cada recuerdo del cómo llegó ahí, aunque si era sincero, no sabía cómo lo habían encontrado. En su mente el debería despertar al lado de San Pedro y Diosito viéndole con reproche por intentar hacer más de lo que su cuerpo era capaz. 

El tiempo hizo que sus pies cosquillearan con intensidad, rogándole por atención. Movió un poco los dedos, apretó un poco la pantorrilla, pero no cesaba. Con mucho, pero mucho pesar, comenzó a remover su torso, sus manos, sus brazos y por último sus ojos que se seguían negando a abrirse. Las voces fueron más y más fuertes, las sentía a la derecha, ¿o a la izquierda? No lo sabía bien. 

La puerta rechinó, y escuchó algunos pasos adentrarse en la habitación. Hablaban en voz baja, como si no quisieran despertarlo o que no escuche, no sabría definirlo. 

Odiaba sentir tanta incertidumbre cuando sabía que hablaban de él, porque era bastante evidente que estaba en el hospital. 

Las voces se aclaraban, logró identificar a su madre, creía que su padre también estaba ahí. La voz desconocida suponía que era el médico. Los murmullos se volvían palabras más claras.

"quemadura" 

"recuperación"

"sutura" 

Quizás eran todas las heridas que habían encontrado en él. No se preocupaba mucho, se recuperaría pronto, todo por esa estúpida araña. 

Antes de que pueda seguir deduciendo lo que decían, se quedaron en silencio. Se sentía incómodo percibiendo la presencia al lado de su cama. Era extraño querer decir que estaba despierto, y lo sentía todo, absolutamente TODO, pero a la vez sabía que tendría que ver la cara de preocupación de sus padres, y responder las preguntas del médico, y que en general debía enfrentarse con el mundo del que tanto quería escapar. 

Cuando la luz empezó a atravesar sus ojos se dio cuenta que era hora de abrirlos, por más que no se sentía emocionalmente preparado para la avalancha que se avecinaba. 

Con pesadez comenzó a abrir sus ojos, parpadeando demasiado para su gusto y poder acostumbrarse a la luz. Antes de poder hacer un paneo de la habitación, sintió un gran peso en su hombro. 

-¡Tadashi! ¡Por Dios Tadashi! ¿Qué fue lo que pasó?

Preguntaba su madre alterada, no tenía ganas de responder pero sabía que tenía que hacerlo.

-Má... mamá...

Intentó hablar pero su garganta ardía demasiado. Debieron entubarlo, quizás.

-Shhhh, shhhhh, está bien, está bien mi amor... Ya estás bien. 

Sonrió cansado, su madre lo conocía lo suficiente para darse cuenta que lo que menos quería era hablar. La mujer acariciaba sus cabellos con dulzura. No se arrepentía de hacer notar su presencia, no si su madre le daba tanto amor para que se sienta protegido. 

¿¡Un Héroe!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora