Cariño, enciende la tele

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Los entrenamientos con Shimada le eran realmente interesantes. Cada consejo para mejorar en el saque flotante le servía. A excepción de cuando le repetía que debía "volverse uno con el balón", ¿quién diablos entendería eso? Estaba seguro que ni siquiera el genio de Kageyama, o el extraño de Hinata entenderían. Bueno, tal vez Hinata sí, al final, descibría sus movimientos como "Pahw" y "Whaa".

-¡Tadashi! ¡Golpea con la parte baja de tus dedos! ¡No con la palma! ¡Hazlo de nuevo!

Le cansa a veces lo insistente que su maestro podía ser. Pero no podía hacer nada más que confiar en su juicio. Al final, él había sido de la época dorada del Karasuno, o bueno, casi. Mira la pelota, y la lanza a la altura que considera perfecta. 

Veía como se elevaba, y cuando llegó a la altura de su brazo, la golpeó ajustando a la fuerza perfecta. Sintió como impactó en donde termina su palma, e inician sus dedos, y miró a la botella en frente. El balón cayó perfecto sobre esta, lo había logrado después de muchos intentos. 

-¡Lo hice, Shimada-san! ¡Lo logré!

-¡Estuvo perfecto, Yamaguchi! Ahora, otras cien de esas.

La quijada del aprendiz cayó al suelo pensando en cómo haría para golpear 100 balones iguales al anterior. 

La botella quedó averiada después de los primeros veinte aciertos. Sí, había entrenado, a su parecer, bastante. 

Cuando la noche cayó, sin incidentes para su buena suerte, se dirigió a su hogar. Aprovechó su velocidad para llegar más rápido. Antes de llegar, paró en una tienda de víveres cercana. Necesitaría una bebida energética para poder realizar sus tareas, le daba flojera pensar en ellas, y que al día siguiente debía despertarse más temprano para hacer el desayuno. 

Entró saludando al tendero, y se dirigió a la sección de bebidas. Tomó un par de energéticas de una marca dudosa, y además unos pocos dulces para aguantar la noche. Antes de dirigirse a pagar, una figura se posó a su lado. 

-¿Yamaguchi?

-¿Eh? ¡Oh! ¡Tsukki! 

-¿Qué haces aquí? Pensé que estarías haciendo la tarea. 

-La acabé hace horas, estaba fácil.

-Para ti todo es fácil, eres un genio.

-No me llames así, sólo presto atención.

-Sí, sí, señor presto atención. Deberías dejarnos algo de ese cerebro a Yachi y a mí, Biología II nos está matando. 

-Deja de quejarte, genética es simple.

-Lo es si entiendes lo que el loco del profesor explica, ¿Cómo quiere que entienda de dónde viene el color de mi cabello, si ni siquiera cuál es?

-Es café.

-O verde, y a oscuras negro.

-Al menos es original.

-Son 863 yenes, jovencito.

No supo, ni pudo responder al comentario de su amigo, pues el tendero le estaba cobrando su compra. Buscó en su bolso del colegio su billetera, y le entregó al señor lo que le había pedido.

-¡Gracias, buena tarde!

Salieron los dos de la tienda, su conversación se había perdido. 

-¿Tú ya hiciste la tarea?

-No aún, Tsukki, estaba entrenando con Shimada-san.

-Eres bueno en física, te resultará fácil.

-Tengo suerte que no nos hayan enviado biología.

¿¡Un Héroe!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora