Capítulo 23 ❥

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El calor de una madre, su amor vuelve ligero todo pesar que puedas llevar, así se sentía Jungkook, sentía que todo peso y dolor desaparecía, estar en los brazos de su madre como cuando era niño le reinicio la vida, a pesar de ser ya padre, el siempre necesitaría del calor de su madre.

La señora Jeon tenía pegado a su pecho a su hijo, acariciando sus cabellos castaños, era su niño, quizás nadie podía entender lo que sentía al abrazar a su hijo pero ella si.

Para ella fue una lucha muy fuerte poder tener a su hijo, después de aquella pérdida, las posibilidades y esperanzas de tener otro hijo eran mínimas, Shin Hee llegó al punto de hecharse a la pena de que nunca más tendría un bebé, que nunca le podría dar un hijo a su amado Joong.
Tuvo riesgo de aborto, en varias ocasiones cuando se embarazo de Jungkook casi llega a perderlo pero ella era fuerte y su pequeño se aferraba a ella, se aferraba a la vida. Su suegras e encargaba de cuidarla personalmente pues no se fiaba de las empleadas que trabajaban en su casa para cuidar de su nuera.
La señora Jeon siempre fue como una madre para Shin Hee tuvo el apoyo de los padres de su marido, cuando este viajaba por negocios sus padres veían por ella.
El día que nació el pequeño JK fue en día más feliz para la mansión Jeon, al inicio si fue preocupación pero después vino el alivio, su bebé había nacido completamente sano, fuerte y hermoso además de ser el vivo retrato de su padre y abuelo.
Desde ese momento Jungkook se convirtió en el favorito de sus abuelos, era el más consentido, el abuelo Jeon se desvivía por su nieto, su pequeño JK, su niño con ojitos de bambi.

¿En que momento se le descarriló?
La partida de la abuela y el abuelo Jeon le afectó, fue como si una parte de Jungkook se muriera, se hizo un vacío que aún no puede llenar, después de la muerte de ambos Jungkook se volvió un chico frío y distante, se aislo de todos, incluso de sus padres, se metió en el mundo del alcohol, la mayor parte del tiempo se la pasaba en las discotecas con sus amigos buscando a alguien con quien tirar, así estuvo hasta que sus ojos se posaron en un pequeño rubió con carita tierna de Ángel pero con un cuerpo de infarto.
Tenía que aceptarlo, lo primero que vio en Jimin fue trasero, luego vio su carita, lo vio y su corazón salto más pensó que era porque quería solo tirarselo y ya, pero no, bien pudo esa noche llevarlo con el, sin embargo quiso ir más allá y se hizo la famosa apuesta, apuesta que perdió y pago muy caro, terminó enamorado de esa ternurita, con el paso de los días el reto de enamorar a Jimin se convirtió en costumbre, hubo un momento en el que olvido que estaba en un reto y de verdad disfrutaba de pasar tiempo con el chico rubio, pensó en dejar esa maldita apuesta, si y muchas veces, al final término cometiendo una estupidez, su idea era sacar el dinero y encargarse de que sus amigos no le dijeran nada a Jimin, pero las cosas salieron mal.

— Perdón mamá, perdoname por hacerte sentir decepcionada, por hacerte llorar y no ser el hijo que deseas... — decía el chico soltando suspiros —

— No mi amor, es verdad que te equivocaste pero no yo tengo un estándar para ti, si es verdad que quiero lo mejor para ti, eres el hijo que yo desee para mi, así cometas todos los errores del mundo 

La mujer levanto la cabeza de su hijo para mirarlo a los ojos — eres mi deseo más grande Kookie, eres mi niño, el bebé que yo tanto espere, y si hubiese la oportunidad de elegirte otra vez como hijo, lo haría

El chico sonrió en los brazos de su madre, sentir el calor de su madre otra vez lo recortaba mucho, sentir que su madre no lo odiaba era relativamente un alivio para el.

— Mis grandes amores, mi príncipe y mi reyna —

El señor Jeon se sentía feliz, tenerlos a ambos así, abrazados y no discutiendo, ver a Jungkook en los brazos de su madre y no en desacuerdo con todo lo que diga su madre o protestando por la más mínima cosa.

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