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Supe por parte de Berlín que el Profesor pudo tomar las riendas tranquilo con la policía cuando yo le informé sobre lo que había pasado. Ahora tenía la misión de hackear el sistema para poder borrar lo que fuera que hayan encontrado, tal vez tengan la foto en su cabeza para recordar el rostro y poder hacer un retrato robot, pero no serviría de nada. 

Al terminar bajé con los rehenes, justo a tiempo para que repartieran el agua. Pude ver como Moscú traía a Arturo y lo empujaba para que se sentara, y lo hizo al lado de su amante. Me quedé sentada en las escaleras comiendo una manzana y viendo como Arturito hablaba llorando a Mónica, al parecer ella lo perdonó porque empezó a sonreír y a llorar con él. 

Me tuve que levantar y borrar mi sonrisa de burla al escuchar como venía gritando Berlín, sabía que tenía planeado que el culpable saliera solo aunque ya sepamos quien era quería causar algo de caos. Yo me opuse, pero el Profesor le había dado luz verde y entonces yo no podía hacer nada. 

Empezó con un discurso que me aburrió de sobremanera, hablando sobre héroes y no se qué, pero lo mejor era ver como Alison bajaba la cabeza cada vez más al darse cuenta de que todo era su culpa. Habíamos quedado en que no la castigaríamos a ella, pero sí al que la vigilaba. 

—¿Qué cojones haces? —hablé desde mi sitio viendo como ahora todo el mundo me miraba a mí, pero yo solo mantenía la mirada en Berlín quién había mandado a desnudar a uno de los rehenes. Helsinki no paró de darle órdenes al rehén mientras Berlín y yo manteníamos una disputa.

—Dar ejemplo querida Kioto, porque alguien de aquí a grabado un video y tal vez la policía tenga alguna de nuestras caras. ¿Te lo has planteado?

—¿Tú eres idiota o te tiraron de la cuna de pequeño?— pregunté irónica mientras bajaba las escaleras sobrantes y me enfrentaba a Berlín. — Aquí nadie va a desnudar a nada. ¿Me entiendes?

—Denver. — señaló hacía un costado y seguí su mirada para luego volverla a su cara con furia. — Desnudala. 

Denver me miró con suplica, pero siguió la orden de Berlín y llevó a Mónica al frente para empezar a desnudarla sin pudor. Fue entonces cuando el jefe al mando fue a donde Alison y le bajó el cierre del mono después de decirle alguna que otra palabra. 

—Denver, aléjate de ella. —ordené y me dio las gracias con la mirada, pero Berlín no estaba contento. 

—No tienes derecho a contradecir alguna de mis ordenes, Denver, sigue con lo tuyo. 

—¡No!— grité y le empuje para que me prestará antención. —¡La segunda al mando soy yo! ¡La que lidera a los rehenes soy yo! ¡Y si digo que a uno de mis rehenes no se les toca, nadie lo hace! ¿¡Lo has entendido!? — me miró con furia y fue entonces cuando le dije a Denver que se fuera con la rubia para tranquilizarla, la pobre estaba llorando. 

Berlín se fue de allí enfadado y me fui detrás de él, cuando giramos en una esquina sonreímos a la par al escuchar como alguien nos seguía. Se asomó Río diciendo que tenía algo que contarnos y le dejamos explicarse tranquilamente pero después tuve que irme yo de allí al escuchar como Nairobi lo estaba dando todo ella sola en la fábrica y me despedí de los dos hombres. 

Estuve al menos media hora con ella y después me fui a la entrada en donde estaban viniendo poco a poco los rehenes que mandé a traer para que fueran ellos quienes recogieran la comida y los medicamentos. Vi a al tal Mercedes temblando y me acerqué a ella. 

—Buenas tardes Mercedes. — ella me devolvió el saludo de la misma manera sin llegar a mirarme. — Veamos que yo sepa te saber el guión muy bien. — ella asintió. — Sabes como sujetar un arma y no veo la razón exacta por estar tan nerviosa. 

𝐊𝐈𝐎𝐓𝐎 | ᴬⁿᵈéˢ ᵈᵉ ᶠᵒⁿᵒˡˡᵒˢᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora