Tu Hija

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ESMERALDA

Mi hija ha sido un tema que siempre me he reservado de hablar, sea con la persona que sea, siempre ha sido mi secreto, mío, me pertenecía y ahora lo comparto con alguien más y no cualquiera, sino con alguien que ni en mis sueños había pensado. En la mujer que me ha robado el amor del hombre que siempre quise.

Enterarme de mi embarazo para mí fue el regalo más puro que me podía dar la vida, pero para mis padres era un sacrilegio, un pecado del que tenía que deshacerse lo más rápido posible. Mi madre por ser una mujer muy cristiana se negó al aborto cuando mi papá se lo propuso, me dejó tenerla, pero lejos de todos, me encerraron en un convento, no querían que la saciedad se enterará de que su hija, el futuro de la familia Ripoll se fue a la basura por un amorío de verano como lo llamaba mi madre.

Intenté escaparme muchas veces durante el embarazo pero sin éxito. La primera vez me descubrió la hermana Soraya, me hizo prometer que no lo volvería a hacer al cambio de que no iba a decir nada a mis padres.  Durante la evolución, con las visitas de mis padres y las de las personas que iba a adoptar a mi hija, más ganas tenía de huir lejos con mi bebé.

Cuando cumplí siete meses, me encerraron en un cuarto encadenadas a la cama. Y sobre esta misma cama di a luz a mi hija y ni siquiera pude tenerla en mis brazos.

Los únicos recuerdos que tengo de ella es su llanto, lo fuerte que gritaba queriendo sentir el calor de su mamá, pero que no se lo permitieron por egoísta, me negaron su calor y a ella el mío.

        Altagracia

- Mi amor estoy en el cuarto de baño

Entra todo sudando.

- ¿Tan rápido terminó tu cita?_ se acerca apoyando sus manos a cada lado de la bañera_ ¿Cómo te fue?, ¿ Decidieron del color que tendrá el cuerpo?

- No, al final no hemos decidido nada_ finjo una sonrisa _ tenía razón, esperamos saber que es antes de elegir.

- ¿Ves? Siempre tengo razón.

Ve que con comparto su entusiasmo.

- ¿Algo más te pasa? Porque está mañana no tenías esta cara, ¿De verdad que estabas con la diseñadora?

Dios ¿Qué hago? Le quiero decir la verdad, merece saberlo pero al mismo tiempo me pongo en el lugar de Esmeralda y de repente no quiero decírselo.

Lo amo sí, pero temo que al saberla, decida dejar todo para buscar a su hijo, lo conozco, es capaz de hacerlo.

También por ese miedo cierro la boca.

- Sí mi amor, estoy bien _ lo beso para distraerlo _ debe ser la falta del sueño, recuerda que esta madrugada no he dormido nada y con el embarazo que me cansa a cada nada.

- Vale, entonces déjame ayudarte y te vas a acostar_ ve por la toalla_ nuestro viaje puede esperar, primero está tu salud.

- Gracias _ me envuelvo con la toalla y con su ayuda salgo del agua _ ¿Sabes algo de Eunice? Al llegar no estaba.

- Creo que se fue para un asunto de departamento o algo así, no oí bien cuando hablaba por teléfono.

- Así que ya escuchas a escondidas _ lo chiste un poco _ ¿Por favor mi amor me puedes traer un vaso de agua?

- Claro que si preciosa.

Se apresura a dejar la habitación y como la dejó, así vuelve con mi vaso de agua y con un helado de vainilla.

- Me permití traerte también helado, tu favorito.

- Me conoces muy bien.

Tomo primero el agua para mojar mi garganta, ya la tenía seca se tanto comerme las uñas.

LA DOÑA 3 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora