❥. CAPÍTULO IV

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Para Jeongin por fin todo estaba volviendo a ser como antes, lo que había pasado hace unos días, había sido solo un parche en el camino de su matrimonio, todo estaba mejor y le hacía muy feliz.

Se levantó de la cama, era viernes y Hyunjin prometió que hoy saldrían a comer y el domingo irían al parque de diversiones como la familia que eran. Se bañó, cumplió su rutina de siempre, dejó a SungHoon en su colegio y cuando estaba regresando, miró un camión de mudanza en la otra calle, esa casa había estado vacía desde hace 3 meses.

La curiosidad le había ganado y se acercó para ver quién era el nuevo vecino, su sorpresa fue grande al ver a un hombre, joven de unos 30 años, casi de la misma edad de Hyunjin, su nuevo vecino era alto, tenía cabello negro, ojos miel, que en cuanto lo vio sonrió para luego acercarse.

—Hola, soy Christopher Bang, tu nuevo vecino —Se presentó cordialmente.

—Mucho gusto, soy Hwang Jeongin, pero si deseas me puedes decir Innie.

—Un hermoso nombre Jeongin.

—Gracias, cualquier cosa que necesites, puedes decirme, vivo en esa casa con mi esposo Hwang Hyunjin y mi hijo SungHoon —Dijo mostrando el lugar donde vivía.

—Está bien, Innie.

—¿Vivirás solo?

—Algo así, este lugar es cerca de mi empresa.

—¿Tienes una empresa?

—Tengo 2 en realidad, una es de restaurantes, la otra es diseño de ropa.

—Espero algún día a comer uno de tus restaurantes.

—Sería un placer tener a un hombre tan guapo comiendo en uno de mis restaurantes.

—Me tengo que ir, Chris, ya sabes cualquier cosa me avisas.

—Un placer conocerte, hasta luego.

Regresó a su casa y empezó a limpiar el desorden que había en la sala, anoche Hyunjin y SungHoon habían jugado hasta el cansancio y cuando él hablaba de cansancio, se refería a quedar dormidos a la mitad de la sala con todos los juguetes.

Terminó de arreglar el lugar, preparó el almuerzo, quería dejar todo el listo, antes de salir.

Subió a su habitación a descansar un poco, pero cuando su mirada recorría la habitación mientras descansaba en la cama, se encontró con una caja al fondo del enorme armario, extrañado y curioso se levantó de la cama y caminó hacia ella, la caja estaba llena de polvo y se notaba que había el estado allí bastante tiempo, no recordaba que había en ese objeto, pero en uno de los lados del cartón, en letras negras y cursivas decía "Yang Jeongin".

Se sentó en el piso con la caja de pesada a su lado, la abrió con cuidado dejando escapar una horrible nube de polvo, después de toser un buen rato logró divisar su interior, primero había un oso, que en algún momento de su vida debía haber sido blanco pero que el polvo lo habla vuelto de color gris, llevaba una nota qué decía "Te amo", instantáneamente recordó de donde había salido aquel peluche, Hyunjin se lo había regalado cuando habían cumplido 1 año de novios, sonrió al verlo y lo dejó a un lado.

Jeongin continuó revisando los objetos de la caja, pero cuando se disponía un sacar otra pequeña caja qué había más adentro, vio en el fondo un pequeño cuaderno y otro más grande, curiosamente los sacó, al igual que lo demás se encontraban llenos de polvo, apartó la caja y se sentó en la cama con los dos cuadernos en sus manos.

Escogió primero el más pequeño, la portada era color lila y tenía escrito "History of love", no lo podía creer, era su diario de la adolescencia, asombrado lo abrió con mucha emoción. La primera página no decía nada interesante, cosas qué parecían sin sentido, en la segunda se veía el nombre de Hyunjin, le dio risa cuando se dio cuenta que ese no era su diario, era su historia con Hyunjin, la mayoría de lo que escribía ahí era referente a él, emociones y recuerdos lo invadieron al leer todo lo que se encentraba escrito allí, desde emoción hasta tristeza.

Duró casi dos horas leyendo lo que habían sido casi 10 años de su vida, la última vez que había escrito, había sido antes de que me casara, el ultimo párrafo decía: "Lo amo, no importa las veces que este matrimonio decaiga o las veces que nos peleemos, este amor es más fuerte que cualquier desgracia, que cualquier dolor, que cualquier cosa. Seré feliz, y no habrá nadie que lo impida", si, normalmente escribía cosas inspiradoras, no siempre hechos, más bien sentimientos.

Cerró los ojos con lágrimas, se rió de sí mismo al verse tan tonto llorando por unos recuerdos, luego abrió el cuaderno más grande que era su cuaderno de dibujos. Desde pequeño había sido un excelente dibujante, un pequeño don que había heredado de su madre, no recordaba porque lo dejó, pero se arrepentía de haberlo hecho.

Lo abrió con delicadeza, en las primeras hojas había dibujos de su mamá, siempre había admirado su belleza, en una página había un par de niños jugando en un jardín, no recordaba haber hecho ese dibujo y la verdad era que él no lo había hecho, en la parte inferior de la hoja estaba la firma de su madre y la palabra "Amor".

Sonrió al pensar que su mamá había sospechado desde un principio, pasó la hoja, en esa estaba el boceto de un pequeño perro, la siguiente era una sonrisa, una inconfundible sonrisa, la sonrisa de Hyunjin.

De ahí en adelante todos los dibujos eran él, sus ojos, su cara, su cuerpo, sus labios, siempre había amado dibujar a Hyunjin, aunque obviamente él no lo sabía, dejó los dos cuadernos en su mesita de la noche, uno sobre el otro y los observó con detenimiento.

No entendía porque había dejado, amaba tanto estas cosas, habían sido en algún momento lo más valioso que tenía, ellos eran su escape, su inspiración. Los observó por un rato más, extrañaba esta forma de desahogo, de liberación.

Si, definitivamente lo volvería a retomar, volvería a escribir en su diario y a dibujar, esto era parte de él, no podía dejarlo y bueno ¿Por qué no empezar ahora?

Agarró su diario y solo escribí unas frases. "La vida te lleva por varios caminos, algunos más difíciles que otros, pero cuando luchas por tu meta, no importa cuantos impedimentos y problemas hayan en el camino, la meta es una y allí llagaras".

Miró la hora ¡Mierda! Era demasiado tarde, Jeongin cerró todo, dejó sus cuadernos en la mesa de noche y la caja a un lado de la cama, se colocó un abrigo y salió directo a recoger a SungHoon , por suerte llegó a tiempo, como era de costumbre, su hijo le empezó a contar lo que habla hecho en su escuela y caminaron juntos de vuelta a casa.

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