❥. CAPÍTULO III

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Hyunjin despertó con pesadez, sus ojos estaban hinchados no podía sonreír solo podía mostrar ese rostro de culpa y aquella expresión de tristeza había sido la peor noche para él y para Jeongin.

Aún sentía culpa, pero no sólo por lo que había hecho antes de llegar a su casa sino por lo que le había hecho a su esposo. Con delicadeza se volvió para quedar cara cara con ese hermoso rostro y lo observó detenidamente, tenía en sus ojos lágrimas secas.

La amaba no lo podía negar, pero en su interior había algo que dominaba cada vez más, el dolor y no era la rabia, ni la ira, sino el miedo, el miedo a perder a la persona que tanto quería, el miedo de perder a su hijo, el miedo de perder a su familia. Aquel miedo que segaba su conciencia y la ira cuando venía el enojo, desaparecía el rastro de la persona que realmente era.

Jeongin empezó a abrir sus ojos lentamente y se encontró con la escena menos esperada, un par de ojos observándola con amor con mucho amor, inevitablemente él sonrió al ver la manera en la que Hyunjin lo miraba, parecía que nada hubiera pasado, Jeongin lo amaba ¿Qué podía hacer?

—Buenos días Innie —Dijo él con dulzura.

—Buenos días, Jinnie.

Jeongin no podía evitar sonreír, su rostro enmarcaba una gran sonrisa, otra vez era él, otra vez su personalidad, otra vez era Hwang Hyunjin, el hombre del que se había enamorado.

—¿Como amaneciste? —Pregunto con timidez.

—Mucho mejor ¿Y tú?

—Bien —Respondió calmado, hubo un pequeño silencio algo incómodo hasta que él decidió romperlo —Jeongin. . . Lo siento, perdóname, no debí haber hecho lo que hice, ayer regresé muy cansado y estresado del trabajo, discúlpame, me desquité contigo, perdóname por favor, te prometo que no se repetirá.

Lo pensó por un momento, que no fueron más de 2 minutos ya que sus hermosos ojos no se lo permitían. Lo amaba, eso es inevitable después de todo había sido la primera y última vez.

—Te perdono —Dijo con una sonrisa y él me sonrió de una manera más dulce.

—Gracias —Le depositó un beso en los labios esos besos que tanto extrañaba —Debo alistarme, pero te prometo que este fin de semana me dedicaré sólo a su familia.

Hyunjin se paró de la cama y fue al baño, minutos después se puso su traje y luego se fue a trabajar no sin antes darle un tierno beso.

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La mañana pasó como todas, dejó a SungHoon en su colegio y luego regresó a casa, se puso a limpiar el poco desorden que había, luego subió a su habitación y miró los pequeños pedazos de vidrio que se encontraban tirados, le dolió un poco el estómago, los recuerdos eran melancólicos, le costaba moverse por las heridas, pero aun así dejó ls habitación limpia.

De repente el teléfono sonó y fue un contestar, era su medio hermano mayor, Minho.

—Hola hermanito.

—¡Minho! ¿Como estas?

—Muy enamorado ¿Y tú? ¿Cómo esta SungHoon ? ¿Cómo está Hyunjin?

—Yo estoy muy bien, ellos también, Hyunjin fue a trabajar y SungHoon está en la escuela —Dijo —Pero ahora dime ¿Como es eso qué estás enamorado? —Preguntó con el tono de hermano celoso.

—Bueno. . . es qué ya tengo novio, quisiera presentártelo y pensaba en ir a visitarte ahora, ¿Puedo?

—No, mi casa esta desordenada, sabes qué no me gusta recibir gente cuando hay desorden —Mintió, él no quería qué su hermano mayor lo viera con heridas en el brazo.

—Será para la próxima — Dijo desanimado.

—Tranquilo hermano, ven a la próxima semana, de paso me presentas a tu novio.

—Está bien —Dijo otra vez animado —Bueno Innie fue un placer hablar contigo, pero ya me tengo que ir, mándale saludos a Hyunjin y SungHoon de mi parte.

—Está bien Minho, mándale saludos a mamá y a papá, diles que los extraño mucho.

—Como digas Jeonginnie, adiós cuídate —Colgó.

Un par horas después, Jeongin fue a recoger a SungHoon y de regreso a casa le empezó a contar todo lo que había hecho, cuando llegaron, prepararon el almuerzo, amaba hacer eso con su hijo.

La tarde paso y Hyunjin no llego almorzar, Jeongin debía entenderlo, era el trabajo, pero en un abrir y cerrar de ojos se hizo de noche, ya era demasiado tarde, sin más se resignó y se quedó dormido en el enorme sofá de la sala.

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Hyunjin nuevamente había caído en la tentación carnal, otra vez le había mentido a Jeongin y él como tonto le creyó nuevamente. El problema es qué no lo había engañado por segunda vez, sino por novena o decima vez, hasta la cuenta había perdido.

Había llegado a casa con su conciencia negra, como aquel abismo profundo qué se separaba de la persona qué amaba. Cuando entró vio a su esposo durmiendo en el sofá, el remordimiento lo consumió por completo, pero esta vez se presentó en forma de tristeza y no de ira, porque si no las consecuencias para Jeongin hubieran sido desastrosas.

Se arrodilló ante él y se puso a llorar desconsoladamente, Jeongin poco a poco se empezó a girar, se veían las cicatrices en su brazo ¡Maldita sea! Soy un imbécil, pensó el alto viendo a su chico. Jeongin despertó al escuchar los sollozos, inmediatamente al verlo, se levantó y lo abrazó.

—¿Amor, que pasa?

—Perdóname... —Fue lo único dijo, no pedía perdón por lo de ayer, sino por otra cosa que llevaba haciendo hace mucho.

—No pasa nada su amor, ya no importa, es pasado —Dijo Jeongin acariciándole el rostro.

Jeongin logró calmarlo y juntos se fueron a su habitación, durmieron abrazados, pero con secretos, al menos con los secretos de Hyunjin

¿Quién diría que iba a ser el peor fin de semana para la familia Hwang? Ese fin de semana donde empezaba nuestra verdadera pesadilla.

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