❥. CAPÍTULO IX

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Jeongin se despertó con los ojos hinchados, sentía que la cabeza le iba a estallar, el rostro le dolía, pero lo que estaba más lastimado era su corazón, estaba hecho una pequeña bolita en un rincón del pecho, llorando a más no poder, se sentía tanto dolor que todos los dolores en su cuerpo parecían insignificantes.

Se levantó de la cama y fue directo al baño, se vio al espejo y no podía creer lo que veía, estaba casi perplejo, se apartó del espejo y salió del baño, cuando se disponía a volver a entrar, notó una pequeña sombra que se posaba en las cortinas del balcón, un hombre acurrucado y acostado en el vidrio, la sombra era casi perfecta ya que los poderosos rayos de solía reflejaban en las blancas telas del mohín.

—¿Hyunjin? —susurró despacio, pero pareció una pregunta para sí mismo.

Se acercó más a él y efectivamente se había quedado dormido en el balcón, intentó abrir la puerta un poco para poder observarlo mejor, pero sus cálculos salieron muy imprecisos, su cuerpo estaba completamente recostado en la fría puerta de vidrio y al abrirla, su adormilado cuerpo se estampo con el suelo.

—Discúlpame —se limitó a decir al ver que cayó con un fuerte golpe al suelo y se despertó casi instantáneamente y se incorporó a la velocidad de la luz.

—No importa —dijo mientras se limpiaba los pantalones.

Hyunjin se quedo observándolo, sus ojos eran precedidos por un par de parpados caídos y cansados, sus perlados ojos color miel no tenían ese brillo particular, ese que siempre lo distinguía, esta vez estaban tan oscuros como tristes, más abajo podías ver las notables ojeras, negras e hinchadas, sus ojos estaban rojos, sus labios levemente tornados hacia abajo, sus cejas se arrugaban en una unión de arrepentimiento.

Su cara no era una de los mejores, eso era seguro, pero ¿Qué podía decir? Si Jeongin al mirarse en el espejo pudo ver a un muerto viviente. La mirada de Hyunjin sólo expresaba una palabra tan nítida que hasta podía oírlo pronunciarlo en su mente "Perdóname".

—Jeongin yo. . . —empezó a decir, pero fue interrumpido por el estruendo de la puerta al abrirse y un dulce grito de emoción.

—¡Es hoy! —grito su pequeño hijo mientras corría a la cama y empezaba a saltar en ella.

—¡Iremos al parque de diversiones! ¡Iremos al parque de diversiones! —repetía sin cesar mientras saltaba en la cama con notable emoción.

Lo había olvidado por completo, ¿Ahora como compartiría una tarde con Hyunjin? ¿Cómo soportarlo sin llorar o simplemente desfallecer?

La verdad era que no sabía qué hacer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, no sabía qué hacer con esa situación, que pensar o qué medidas tomar, una cosa tenía clara y es que no sabía si era lo suficientemente fuerte para dejar a Hyunjin, el amor que le tenía era demasiado, además estaba su hijo SungHoon , después de todo el sería el más afectado.

—No creo que podamos ir —dijo Hyunjin sacándolo de sus pensamientos mientras aun lo miraba, pero le hablaba a SungHoon , giró a mirar a SungHoon quien había parado de saltar y estaba a punto de llorar.

¡No! Esta vez no volverían a arruinarle la ilusión a SungHoon de salir, suficiente había sido con la vez de la cena, esta vez no pasaría lo mismo, no quería mentirle o inventarle excusas, después de todo el aún era un niño.

—Mentira su amor —dijo tratando de hacer un tono de burla —Papá está jugando amor —miró a Hyunjin quien me miraba confundido y al mismo tiempo con una pizca de emoción.

—¿Enserio te lo creíste? —preguntó Hyunjin siguiéndole la mentira.

—Sí —respondió con una cara triste.

—Claro que iremos amor, no me lo perdería por nada del mundo.

—Papi ¿Que te paso en la cara? —preguntó SungHoon aterrado, al principio no entendía a lo que se refería, pero luego cayó'en cuenta que mi mejilla derecha estaba en un color morado.

—Nada amor, me golpee con la puerta.

—Ay papi, debes tener más cuidado —sonrió y acaricio su mejilla— ¿Te duele mucho?

—No amor, hay cosas que duelen más que un simple golpe —dijo en doble sentido y Hyunjin agacho la cabeza con los ojos aguados.

¡Alto! ¿Sus ojos aguados? ¿Acaso Hyunjin iba a llorar? Ver aquella expresión lo hizo arrepentirse de lo que dijo instantáneamente.

—Es mejor que vayamos a alistarte, papi debe arreglarse —habló por fin Hyunjin quién camino a su lado y salió con SungHoon en sus brazos.

Al salir de la habitación, a pocos centímetros de cerrar la puerta, lo miro, directo a los ojos, y con sus labios le susurro un delicado "Te Amo".

La puerta se cerró y se dejó caer en el borde de la cama mientras botaba toda la cantidad de aire que llevaba aguantando, aun le dolía el pecho y su mente parecía huevo revuelto, nada encajaba con nada y no lograba completar ningún pensamiento, demasiadas cosas atormentaban su confundida cabeza.

Se levantó y entró a la ducha, con delicadeza lavó su cabello, ya que aún le dolía un poco el cuero cabelludo. Salió y se vistió con algo simple, un jean claro, una polera de lana color verde y zapatillas, maquilló sus moretones, la verdad no había salido muy bien, a distancia no se notaba, pero alguien que logrará acercarse lo suficiente lo notaría, se detuvo frente a la puerta con el corazón en un hilo, no quería ver el rostro de Hyunjin, no podía, le partía el alma hacerlo, no tenía las fuerzas necesaria para hacerlo, pero debía, por su hijo, por mi familia, por él.

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Caminaban de lado a lado por el enorme parque de diversiones, SungHoon se montaba en cada atracción que veía, corría como un niño en... bueno como niño en el parque de diversiones, pero aunque Jeongin intentara de mil maneras compartir aquella felicidad que invadía a su hijo, no podía, simplemente no podía sentir su felicidad, ni su alegría o emoción, porque simplemente no podía sentir más que aquella melancolía y tristeza por dentro.

Al parecer a Hyunjin no le costaba disimular ya que se mostraba bastante feliz corriendo con SungHoon de lado a lado, o bueno, tal vez no tenía que fingir, tal vez no le dolía nada de esto, pero luego paso algo inesperado, algo que lo destrozó mucho más de lo que ya estaba.

—Buenos días señor Hwang —apareció el amante de su esposo con una sonrisa coqueta —Hola Jeongin —sonrió hipócrita —Hola SungHoon —le dio un beso a su hijo.

—Seungmin —susurró para sus adentros.

—Que causalidad encontrarnos hoy.

—Te dejo con tu asistente —le dijo a Hyunjin —Amor vamos a comprar un algodón de azúcar —le dijo esta vez a SungHoon .

—¡Si!

—Te espero Hyunjin.

Minutos después apareció Hyunjin, estaba sereno e incómodo, se puso a su lado y empezó a caminar junto con ellos.

—Papá, ya no quiero que me vuelvas a recoger con ese hombre a mi colegio —habló SungHoon con voz dulce mientras estaba sentado en una banca, con un algodón de azúcar en sus manos y movía sus pies de lado a lado con ritmo preciso.

El corazón de Jeongin se detuvo de forma brusca y por la cara que puso Hyunjin, él tampoco se esperaba esa pregunta tan conmocionada, aunque obviamente con completa inocencia.

—Claro que no campeón —le dijo a SungHoon pero su mirada se posó en su marido y no la volvió a quitar —Te prometo que jamás volveré a ver a hombre en mi vida, lo juro —parecía que se lo había dicho a él y no a su hijo.

¿Acaso debía confiar en aquella promesa? ¿Quién le aseguraba que no lo volvería a hacer? Quizá ya no iría con él a recoger a SungHoon , pero Seungmin era su asistente, se veían todo el día, todos los días a excepción de los sábados a medio día y los domingos, esto era una tortura para Jeongin, no iba a confiar en él, no ahora.

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