❥. CAPÍTULO XLV

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—Me haces falta... me haces tanta falta Hyunjin —Jeongin abrazaba una caja que contenía las cenizas de Hyunjin.

—No llores Innie, él esta en un mejor lugar cuidante.

—¡Lo necesito Jisung! —sus lágrimas caían por sus mejillas—¡Quiero que vuelva!

Jeongin abrió los ojos de golpe, incorporándose en la cama estando algo agitado, con lágrimas secas sobre sus mejillas, trato de controlar su respiración, volteo a su derecha y vio que Hyunjin aún seguía dormido a su lado, aparentemente era de madrugada.

Se levanto despacio de la cama, se puso unos jeans y una camisa antes de salir del camarote y caminar hacia la cubierta del crucero a tomar un poco de aire fresco para poder relajarse, contemplando los tonos rojos y naranjas que iluminaban el cielo durante el alba en Seúl.

—Innie... —dijo Hyunjin acercándose él, sacándolo de sus pensamientos.

—¡Me espantaste, Hyunjin! —grito él al ver que se detenía a su lado.

—Lo lamento, pero es que cuando desperté no te vi en el camarote y salí a buscarte.

—Bueno, tú tienes la culpa porque tus ronquidos no me dejaban dormir.

—¡Que grosero! —dijo él fingiendo estar ofendido —Para tu información, yo no ronco.

—Si tú lo dices...

Jeongin lo miro con una sonrisa divertida regresando su vista al mar, llevaban tres en aquel crucero y a pesar de ser poco tiempo, se molestaban el uno al otro insinuando quien roncaba o se adueñaba las cobijas.

Para ambos era agradable despertar al lado del otro, pero Hyunjin sin duda alguna lo disfrutaba más que nada en el mundo, tener tan cerca a su Innie, recordándole a cada instante lo mucho que lo amaba.

—¿Cómo crees que se encuentren nuestros hijos?

—Deben de estar muy bien, lo más probable es que estén sacándole canas verdes a Yeji.

—Tú hermana es muy paciente y ella los adora.

—Si bueno, espero que no le salgan arrugas para el día de su boda.

Jeongin y Hyunjin se dirigieron al restaurante principal del crucero para desayunar, mientras el crucero se detenía en un puerto, en donde bajarían algunos de los pasajeros para quedarse en aquel lugar y subirían algunos más.

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Al anochecer, Hyunjin se encontraba en la cubierta del crucero observando las estrellas que iluminaban el firmamento aquella noche, esperando a que Jeongin terminara de arreglarse. Esa noche lo llevaría a cenar a un restaurante en el puerto, aprovechando que se el crucero se quedaría estaría ahí hasta la tarde del día siguiente.

El pelinegro se sentía como en un sueño del que no quería despertar jamás, los días con Jeongin eran más hermosos con respecto al día anterior, recordaba claramente años antes, cuando toda su historia había iniciado.

La luz del sol despertó a Hyunjin, pero aún no había abierto sus ojos, se cubrió un poco con la cobija y pudo sentir un conocido cuerpo que estaba entre sus brazos; abrió lentamente sus ojos y contempló con una sonrisa a Jeongin que aún seguía profundamente dormido.

Llevaban varias noches saliendo en la madrugada al parque a ver estrellas hasta que se quedaban dormidos, lo que hacía sumamente feliz al mayor ya que así podía pasar más tiempo al lado de Jeongin. Sabía que esas salidas nocturnas podrían traerles grandes problemas a los dos, pero eso no le importaba, no quería separarse de su Innie y quería aprovechar cada oportunidad para estar a su lado.

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