CAPÍTULO 6. YO POR TI

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—Bonbon es un excelente perro —dijo Rebecca cuando por fin se sentó en el sofá de dos plazas en el piso de su prima.

Bonbon estaba acostado sobre el tapete con una tranquilidad, y solo se movía si su ama se lo pedía.

—Lo sé —respondió Elaine con expresión de orgullo mientras destapaba dos cervezas frente a la nevera—... Pero esta pequeñita de aquí no se queda atrás. Es tan hermosa.

—¡Dachshund! ¡Otra vez no! —protestó Rebecca cuando Amor levantó la pata para hacer pipí en la pata de la mesa de centro—... Además se supone que eres hembra, las hembras no levantan la pata. ¡Qué asco! ¡Dachshund!

—Parece que no le tienes nada de paciencia...

—Es que ¡Mírala! Me hace travesuras y luego me mira con esa carita de que no rompe un plato.

—Tal vez deberías llamarla por su nombre —dijo Elaine—. Deja, cielo. Yo limpio.

—No, Elaine ¿Cómo vas a limpiar tú? eres mi invitada.

—Cariño, por Dios. No es nada del otro mundo. Estoy acostumbrada, Bonbon hace lo mismo cuando está de capricho.

Rebecca se levantó y le pidió la toalla de papel a Elaine, pero Elaine la empujó de vuelta al sofá.

—Tú descansa. Estás rendida, no has dormido mucho.

—Eres un amor —respondió Rebecca, y la dachshund de inmediato se acercó a ella meneando como pudo la cola en señal de aceptación—... No te hablo a ti, dachshund.

—Rebecca, no seas mala. Mírala, pobrecita, te ama. ¿Cómo no te va a amar? Si eres un amor de persona —la dachshund de inmediato se acercó a Elaine meneando la cola y las dos mujeres se botaron de la risa.

—Le encanta que la llamen por su nombre —dijo Rebecca con una carcajada—. No te equivoques, dachshund. No te hablamos a ti.

—¿Sabes? —dijo Elaine, mientras por fin se sentaba al lado de Rebecca, una vez limpio el lugar— Bonbon era callejero. Y me costó mucho adiestrarlo. Pero ahora, como puedes ver, es lo más educado en el mundo canino. Puedo ayudarte con Amor si quieres.

—Mírala —sonrió Rebecca, mientras Amor se lanzaba a las piernas de Elaine— Ya te ama.

—Puedo venir en nuestros días de descanso y enseñarle a hacer sobre el periódico. Así no tendrás que limpiar cada vez.

—¿De verdad, Elaine? ¿De verdad? ¿Harías eso por mí?

—Haría cualquier cosa por ti, Rebecca. Lo sabes.

—Gracias, Elaine —respondió Rebecca, mientras le daba un beso en la mejilla— Yo también haría cualquier cosa por ti. Eres como una hermana para mí. Richie estará encantado de conocerte... ya te considera su hermana también. Le he hablado tanto de ti.

Rebecca corrió a contestar el teléfono que sonaba ruidosamente, mientras Elaine se tomaba un trago largo de cerveza.

—Auch —murmuró Elaine— eso dolió, Amor.

Amor movió la cola con gusto, mientras Bonbon se levantaba a perseguir a Rebecca.

«Parece que Bonbon también ha caído a tus pies» pensó mientras veía a su amiga agacharse para acariciar a Bonbon mientras hablaba por teléfono.

...

—Tu perra está bien, Cher —respondió Rebecca una vez más—. Es muy quisquillosa, pero lo sé sobrellevar.... ¡Que no mujer! ¿Cómo crees que yo voy a maltratarla? No soy tan mala.

Rebecca sonrió al terminar la llamada; después soltó un suspiro profundo y se levantó cuando vio otra llamada entrante, aunque no tenía registrado el número... sabía de quien se trataba.

—¿Qué quieres? —respondió antes que el móvil sonara— Ya no tienes que soportarme. ¿Qué quieres ahora?

—Quiero mi libro —exigió Freen al teléfono—. Quiero que traigas tu humanidad aquí y me devuelvas mi libro.

—¿Por qué piensas que yo lo tengo?

—Topo, vamos... ¿Quién más? ¡Quiero mi libro!

—¿Estás consciente de lo infantil que te oyes? ¡Quiero mi libro! Buaaa, quiero mi libro... papi dile a Rebecca que me devuelva mi libro —se burló Rebecca.

—Me importa una mierda... Tú tienes mi libro, yo lo quiero. Así que me lo devuelves...

—Cuando lo termine... Adiós conejo...

—¡Topo! ¡No te atrevas a colg.....!

Rebecca terminó la llamada y de inmediato bloqueó el número, sonrió con placer al imaginar los aspavientos de Freen cuando intentara marcar de nuevo.

...

Con esa sonrisa en el rostro, Rebecca regresó con Elaine.

—Era mi prima la Cher —dijo Rebecca cuando volvió a la sala—. Está preguntando por su perra.

—¿Qué le dijiste? —sonrió Elaine— ¿Qué duermes con ella?

—No. Le dije que está aprendiendo a dormir sola —respondió Rebecca— Y no me creyó.

—Porque es mentira —sonrió Elaine— ¿Qué más te dijo?

—Solo eso.

—No fue intencional. Pero escuché una especie de... ¿discusión?

—También me marcó Sarocha —respondió Rebecca—. Consiguió mi nuevo número, tal vez con Meida.

—¿Qué quería? —preguntó Elaine— No son amigas ni nada.

—Dice que le falta un libro de su colección —respondió Rebecca—. La muy tarada asegura que me metí a su casa para robarle. ¿Un libro? ¿Quién se mete a una casa a robar un libro?

—Pero, bueno... es verdad que te metes a su casa a escondidas cuando ella no está —reflexionó Elaine.

—Técnicamente no me lo robé —respondió Rebecca con una sonrisa traviesa— Solo lo tomé prestado... y ya está.

—Entonces lo tienes —dijo Elaine— ¿Le dijiste?

—Claro que le dije. Estoy por decirle cualquier cosa si eso la hace enojar —respondió Rebecca— Además es la verdad. Tomé prestado el libro, se lo voy a devolver cuando lo termine. Es por fastidiarme... qué casualidad que de toda la colección, ella necesite justo el que yo tomé.

—Rebecca, Rebecca... ¿Por qué haces esas cosas? ¿No ves que esa mujer te puede mandar a la cárcel? ¡Por Dios! Está buscando cualquier pretexto para hacerte daño.

—Aunque quisiera enviarme a la cárcel no podría —respondió Rebecca muy segura de sí misma— La tengo atada de pies y manos.

Amor se paró frente a Rebecca y comenzó a exigir atención; Rebecca se agachó y comenzó a jugar con ella para evitar la mirada suspicaz de su mejor amiga.

—¿Le sabes algo? —preguntó Elaine.

—Se puede decir que sí —respondió Rebecca.

—No sé qué pensar al respecto —dijo Elaine— Ustedes son tan extrañas. ¿Hay algo entre tú y....?

—¿Vamos al cine? —sugirió Rebecca para dejar el tema— Hay una peli que tengo muchas ganas de ver.

Y Amor comenzó a menear la cola, emocionada por la posibilidad de participar en algo.

—Tú no vas —le dijo Rebecca—, no, no me mires así. Decidido está.

—Bueno, vamos al cine —aceptó Elaine con resignación. Rebecca siempre le cambiaba el tema "Freen" cuando estaba a punto de hacer la pregunta indicada.

MY DULCE PLACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora