CAPÍTULO 21. MI CASA, MIS LLAVES.

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Cuando llegaron a la sala, en los ojos de Rebecca aún se notaba el rastro de las lágrimas que había derramado., los padres de Freen lo tomaron como una evidencia de que el divorcio seguía en pie. Sus sonrisas delataban la felicidad que eso les ocasionaba.

Rebecca y Freen caminaron una junto a la otra sin tocarse, la distancia entre ellas era una evidencia más de que todo había terminado.

En el sillón vintage reclinable de seda que Freen compró expresamente para Rebecca., estaba sentada la madre de Freen, cual ama y señora., hablando por teléfono con algún candidato a matrimonio para ella., y cómo ignorar ese detalle cuando la frase más repetida era

"A Freen le va a encantar una cena contigo" ¿Sabes que está en proceso de divorcio?

—Hijita —dijo su padre con un respiro de alivio al ver a su hija distante de la que aún era su esposa— necesitamos que nos digas todo lo que hablaste con esta mujer allí adentro.

Freen miró a su padre desde otra perspectiva; el hombre era apuesto, elegante, de cuerpo fornido; con bigote perfectamente cortado, sus ojos transmitían seguridad, y un raudal de arrogancia en la que nunca había reparado.

Freen miró a Rebecca, después a su madre y por último se sentó al lado de la abogada de la familia, en el sofá que se encontraba a un lado del sillón donde estaba su madre.

—Hola Isobel —saludó Freen— Hola Noey —dijo a la mujer que se había colocado junto a su esposa.

Noey la saludó con una inclinación de cabeza y después se dedicó a observar unas telarañas que cubrían la pared.

—Hola, preciosa —respondió Isobel dándole un beso en la mejilla— perdón por presentarme sin avisar.

—Nada que perdonar —murmuró Freen—. A últimas fechas, todo el mundo se presenta en nuestra casa sin avisar.

—Le pedí que se retirara. Pero la muy ladina me ignoró.... —respondió el padre de Freen con voz sardónica.

Freen miró de reojo a su esposa sitiada en un lugar lejos de ella.

Rebecca estaba de pie.

...dejando de lado que su sillón favorito estaba siendo ocupado por la suegra, su esposa se veía incómoda... como si no perteneciera a ese lugar. Siempre se comportaba así cuando su madre, su padre o ambos estaban presentes. Jamás le había dado importancia., hasta ese momento.

...Las piezas del puzzle estaban cayendo una a una en su lugar. Y no le estaba gustando la figura que se formaba ante sus ojos.

—¿A quién te refieres? —preguntó con pereza.

—¿A quién más, Freen? A ésta... —respondió su padre mientras señalaba sin pudor alguno a Rebecca.

—Entonces... cuando dices "ésta" ¿Te refieres a mi esposa? —preguntó Freen mientras se apretaba una uña de manera simbólica.

Rebecca miraba a Freen por ratos, después miraba al piso mientras se debatía entre mantenerse firme o marcharse llorando de allí... pero no podía mostrarse débil ante sus suegros, esa pareja horrible que le había hecho difícil su estancia en casa.

—Ex —respondió su madre mientras daba fin a su larga conversación telefónica—. Exesposa si me haces el favor, Freen.

—Entre mis documentos importantes hay un acta de matrimonio que dice que Rebecca Patricia Armstrong es mi esposa. Así que de ex, nada todavía —habló Freen con voz suave, tranquila.

Rebecca estaba cada vez más confundida con la actitud de Freen. ¿Realmente estaba haciendo eso? ¿Estaba contradiciendo a sus amados padres?

—Para eso estoy aquí —intervino Isobel—. Tu madre me pidió que viniera; para que ahora mismo se elabore un acuerdo de divorcio... ahora que todos los implicados están aquí...

MY DULCE PLACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora